La institución trabaja en resaltar que el mejor lugar para el desarrollo y el crecimiento de un niño, es la familia
Mercedes Bluske Moscoso y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-diciembre/2017)El poder del marketing hizo que la Navidad se convirtiera en la fiesta más consumista del año. Regalos, bebidas y comida en abundancia, son parte de las características de la Navidad del siglo XXI.
Sin embargo, existen lugares en los que la esencia de esta celebración permanece intacta, recordándonos que aquella noche debe primar el amor, la unidad y la familia.
Aldeas Infantiles es una de aquellas pequeñas burbujas a las que el consumismo aún no pudo penetrar.
“Bienvenida, es un gusto conocerte” dice a modo de bienvenida Patricia Serrano, gerente de Aldeas Infantiles en la regional de Tarija, a la periodista de Verdad con Tinta.
No son necesarias más que un par de palabras, para descubrir el carisma y la dulzura que caracterizan a la joven mujer, atributos que se traducen en una melodiosa y calmada voz.
“La Navidad es una época en la que revives los momentos en familia y de felicidad, pero lamentablemente, no todos los niños tienen ese tipo de recuerdos”, comenta Patricia a modo de introducirnos a la realidad que viven muchos niños en el país.
Para miles de niños, la Navidad, y su infancia en general, lejos de estar marcada por amor y recuerdos en familia, es una etapa llena de tristeza, dolor y violencia.

Las situaciones adversas hacen que más de un millón de niños estén en riesgo de no ser protegidos por sus padres en Bolivia. La situación en el departamento de Tarija no es muy diferente; aproximadamente 53.000 niños afrontan aquella misma realidad: el riesgo del abandono, desintegración familiar y orfandad.
Los factores que inciden son múltiples de acuerdo a un estudio realizado por Aldeas Infantiles, la Universidad Católica y la Universidad de Bruselas.
La violencia intrafamiliar, el alcoholismo, las relaciones difíciles entre padrastros e hijastros en las familias reconstituidas y el embarazo adolescente, entre otros, son parte de las causas que ponen en riesgo la permanencia de estos niños en su hogar.
Muchos de estos menores, corren el riesgo de pasar la Nochebuena en las calles, en un centro de acogida o en un orfanato, pero no donde deberían estar, con una familia que los ame y los proteja.
“Recuerdo el testimonio de una madre”, dice Patricia mientras repasa en su memoria las miles de historias que albergan las paredes de la institución. “Era Navidad y ella hace poco había sido víctima de violencia. Su marido se encontraba en la cárcel porque casi la había matado a golpes, y su familia la había sacado de la casa”, relata Patricia recordando las palabras de aquella mujer.
De repente, hace una pausa en su relato, tomando unos segundos para respirar y continuar con la historia, o tal vez a modo de cobrar fuerzas para hacerlo.
“Yo no tenía nada que ofrecer a mis hijos. Mientras veía la compra y la felicidad del entorno, yo me encontraba bajo un puente con mis hijos, debatiéndome entre quitarles la vida y suicidarme, o no”, habían sido las palabras de aquella madre, que pocos días después llegó a las instalaciones de Aldeas Infantiles en busca de ayuda para ella como sus pequeños.
Lejos de los dolorosos recuerdos de la Nochebuena bajo un puente y de los golpes que tuvo que soportar, y que casi le cuestan la vida, esa mujer fue reinsertada a la sociedad junto con sus hijos. Se dedica actualmente a ayudar a otras víctimas de violencia, así como a denunciar las agresiones a mujeres y niños.
La Navidad para esa familia tiene un antes y un después. La vida, para ellos, es un antes y un después.
Pese a los trabajos de prevención para evitar que los niños terminen siendo desprotegidos por sus familias, hay situaciones que son inevitables. “Los juzgados nos derivan casos de niños y niñas que no son adoptables por el número de hermanitos, que a veces son 5 o 6 y priorizan a la familia S.O.S.”, cuenta Patricia respecto a otro tipo de ayuda que promueven desde Aldeas.
Aldeas Infantiles desarrolló el programa Familia S.O.S., en el que las madres son formadas durante dos años y medio aproximadamente en el desarrollo integral de niños como de jóvenes.
Posteriormente, forman una familia con los niños que no pueden ser adoptados o que no tienen un hogar.
Las madres S.O.S son mujeres que deciden que su vocación es dar amor a los niños.
“Su madre SOS vive con ellos y es su madre por siempre, como la madre de cualquiera de nosotros”, asegura Patricia, haciendo hincapié en que forman una verdadera familia.
La Navidad es una época llena de gratitud y amor en las familias que se forman gracias a esta modalidad.
“Los hijos regresan a su casa con sus esposas y con sus bebés para pasar las fiestas con su madre S.O.S. y sus hermanos. Aquella mesa que empezó con 5 personas, ahora se multiplicó y hay 15 comensales”.
“Una de nuestras madres S.O.S. tiene 22 hijos.”, cuenta entre risas Patricia, dejando perpleja a la periodista.
Aunque muchos de sus 22 hijos ya se casaron y formaron su propia familia, como es normal, las fiestas de fin de año siempre son motivo de reunir a todos alrededor de la mesa.
Durante la semana previa a la Navidad, todas las Familias S.O.S se reúnen para trenzar, compartir un refrigerio y revivir las tradiciones. “Cada familia prepara algo para compartir con los demás”, cuenta Patricia.

Con la emoción transformada en lágrimas que intenta contener en sus ojos, Patricia dice: “En esta época te das cuenta que estos pequeños luchadores no agradecen un juguete, ropa o una casa, ellos hacen agradecimientos de vida profundos. Agradecen el tener una familia y amor, algo de lo que carecieron por mucho tiempo”.
“Son cosas que te generan muchas emociones y te hacen ver la vida de forma diferente”.
El aire que se respira en Aldeas, contagia el espíritu de ayuda al prójimo, de dar sin esperar nada a cambio, de dejar una huella en la vida de alguien más.
“Existen casi un millón de niños en toda Bolivia y 53.000 en el departamento de Tarija, que están en riesgo de no poder ejercer su derecho a ser protegidos”
Campaña de tarjetas navideñas
La campaña navideña de este año denominada: Detalles que dejan huella, se remonta a las historias de los niños y niñas que pasaron por Aldeas en estos 27 años de trabajo en Tarija y 40 años en Bolivia.
La característica de las tarjetas y los regalos, son pequeñas huellas de manos y pies, que dan forma a los árboles navideños, ángeles, muñecos de nieve y otros objetos representativos de la Navidad.
Mediante esta campaña, la institución busca recaudar fondos que les permitirán realizar su trabajo durante el 2018, cambiando la realidad de aproximadamente 800 niños de manera directa y de 1200 de forma indirecta.
Haciendo referencia a la temática de la campaña de este año, la gerente de Aldeas Infantiles, Patricia Serrano, explicó que con la compra de las tarjetas, “podemos dejar una huella, haciendo que la infancia de los niños sea diferente”.
