La Universidad del Adulto Mayor es la alternativa que presenta para este sector la UCB, con el fin de aprovechar la gran experiencia que se puede recabar
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Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-febrero 2018) No siempre la edad es un requisito ineludible para estudiar, es por eso, que la Universidad Católica Boliviana (UCB), mediante la Pastoral, abrió un programa educacional para adultos mayores que a sus cuatro años de ejecución, está rindiendo sus frutos con gestores sociales y comunitarios titulados con gran experiencia.
Quienes reciben el título de gestores sociales y comunitarios, realizan tareas de voluntariado en otras instancias donde los necesitan, como ser el hogar de ancianos.
Este programa dependiente de la Pastoral de la UCB estaba abierto para mayores de 60 años; sin embargo, hubo el pedido de otras personas para que el rango de edad sea más amplio y puedan ingresar aquellas de 55 para adelante.
Los alumnos de esta universidad se reúnen cada sábado para llevar dos materias; una de 15.00 a 17.00 que es más de carácter teórico y otra de 17.00 a 19.00 que es más práctica.
Está programada para este sábado la clase de “risoterapia”, donde los estudiantes interactuarán entre sí, y especialmente, disfrutarán con lo mejor que una persona puede mostrar: su sonrisa.
Son unas 34 materias que llevan los estudiantes en 10 meses. Al cumplir con este tiempo académico reciben su respectivo título, siendo gestores, dando un importante aporte a la sociedad.
Ya como gestores, con todo lo aprendido, estas personas ayudan a sus pares en asilos u otras instituciones a combatir enfermedades como la artritis, con ejercicios de gimnasia aprendidos en los cursos.
La encargada de programa de la Universidad del Adulto Mayor, Carola Villena López, no se esperaba llenarse de tantos momentos felices en este programa educativo, pero cada clase para ella, es un motivo de sonreír.
Carola recuerda risueña el IV Encuentro Nacional Del Adulto Mayor en Cochabamba, cuando tuvo una divertida experiencia que le quedó marcada para toda la vida.
En esa oportunidad, el equipo tarijeño del que estaba a cargo, había ensayado para la presentación de baile; sin embargo, a dos días del evento, sus integrantes se olvidaron los pasos, quizá fruto de la ansiedad, como de los mismos nervios.
Tuvieron que preparar otro número, todavía quedaba tiempo, pero al momento de la presentación; nuevamente los nervios jugaron una mala pasada y se olvidaron toda la coreografía. “Todo se mezcló, pero a pesar de eso, quedó muy linda nuestra actuación”, dice orgullosa.
Al finalizar la presentación, todos se reunieron para analizar lo que había pasado, y era inevitable no reír a carcajadas.
“En ese momento, me di cuenta que no hace falta ensayar y hacerles que aprendan algo nuevo, porque ellos tienen mucha experiencia”, resaltó Carola, al mostrarse satisfecha por los frutos que está rindiendo este proyecto educativo, donde más allá de las clases, se arman grupos de personas que tienen aún, mucho por dar a la sociedad.