Planear, volar y soñar, son las palabras que resumen la experiencia que relatan los pilotos
Jesús Vargas Villena
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(Verdadcontinta-Marzo 2018) El blanco de las nubes, la colorada tierra de las montañas sureñas, el fuerte tono verde de los valles y esos zigzagueantes ríos celestes; a eso se suma alguna ave que pasa de lado, no…no es un cuento o unas notas para una canción, es el sentir de aquellos que empiezan a experimentar la magia de volar en parapente por el sur de Bolivia.
Este deporte de aventura extrema llegó a Bolivia por los años 90, una de las versiones se centra a que empezaron precisamente en Tarija, pero luego se consolidó en 1998 en Capinota, Cochabamba.
Las coloradas montañas de Los Cintis serán el escenario ideal este fin de semana para un encuentro nacional de los pilotos y aficionados en la localidad de Camargo, Chuquisaca.
Las coloridas alas volarán el sábado 31 y el domingo 1 de abril, por el pequeño pueblo camargueño, en un evento que pretende abrir más espacios para la práctica de este deporte en el sur.
Tarija será escenario también de unas pruebas de parapente en la zona de Falda la Queñua, donde profesionales con aficionados van a volar por la mañana de este viernes 30.
“Volar sobre mi tierra es un sueño”, dice el camargueño Luis Alberto Vacaflores Sánchez, quien está a la cabeza del club Parapente del Sur, que depende de la asociación paceña, que comprende unos 30 pilotos.
Para Vacaflores, que este tipo de festivales sean realizados en su pueblo natal, es palpar un sueño, o mejor dicho volar.
“Libertad”, es la precisa respuesta que da Diego Torrico Meriles, sobre la sensación que siente al practicar este deporte.
“El sueño de muchos, por no decir de todos es volar”, relata Diego, al agregar que la práctica de este deporte es lo más aproximado a sentirse como un ave.
“Las vistas y sensaciones que experimento al volar no se comparan con nada”, dice con cierta adrenalina, en una mezcla de sensaciones al hablar de estas experiencias, cada una, cada lugar, única.
Pero soñar, puede costar caro. “Lamentablemente, el parapente es un deporte costoso, porque los equipos son importados; la mayoría europeos, es por eso que somos pocos los pilotos a nivel nacional”, reveló Luis.
Con el tiempo, el número de practicantes, pese a esta gran limitante, sigue creciendo y en su entorno, también se generan un importante movimiento, por ejemplo con el turismo.
Hay escuelas que ya funcionan en el país, especialmente en La Paz y Cochabamba, donde los costos no son elevados, según los practicantes, aunque hablar de los equipos, es otra cosa.
3600 hostel es uno de los hoteles que abren sus puertas a los turistas que optan por la aventura, especialmente de volar en parapente sobre los imponentes paisajes bolivianos.
Diego Torrico es uno de sus administradores, quien se encarga de preparar los paquetes para los aventureros turistas.
Este hostel se encuentra en una de las zonas más tradicionales de La Paz, como es el barrio de Sopocachi, ambientado en una antigua casa colonial, dándole así un toque mágico al lugar.
Diego es uno de los gestores turísticos que se encuentran en Tarija, viendo espacios en los que pueda practicarse este deporte extremo.
“Tiene sitios espectaculares”, dice todavía impresionado el piloto. Uno de los lugares elegidos es en Falda la Queñua, donde los vientos son favorables, pero especialmente, el paisaje del valle, es único.
Hay pilotos que también consiguen ingresos adicionales, al organizar vuelos recreativos.
Para los vuelos recreativos son utilizados los equipos biplaza, donde una segunda persona acompaña al piloto.
El costo por vuelo para el aficionado es de unos Bs 500, aunque en Tarija o en el festival de Camargo, por ser promocionales, pueden reducirse a Bs 250; aunque la magia de volar, no tiene precio.
Equipos
Un equipo monoplaza tiene un costo aproximado de 3500 dólares.
Un equipo biplaza, puede llegar a costar hasta 5500 dólares.