Ambos ganaron una beca en gastronomía.
Despertar emociones en el público, una tarea que no solo se la toman los novelitas o los periodistas, pues el arte de cocinar se centra apoyado en las tecnologías cada vez más en encontrar la hormona de la felicidad
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Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-abril/2018) “Le France”…un país conocido por su historia y sus revoluciones, pero especialmente, por sus románticas ciudades, donde los sutiles platos de comida son el preludio ideal para una relación apasionante, pues sí, no es un mito que la comida tiene mucho que ver con las sensaciones, y así lo sostienen dos cocineros tarijeños, quienes tendrán la experiencia de conocer de cerca, las técnicas francesas en la gastronomía.
“Encontré un refugio en la cocina, como una manera de plasmar mis emociones, me fui dando cuenta que cocinar se había convertido en la forma de decir… ¡te amo!”, cuenta sin disimular la pasión que le genera al preparar un plato a María Elisa Peñarrieta Lazcano, una joven de 26 años, que junto a otros tres bolivianos, consiguió una beca de gastronomía a Francia.
Para Pablo Cassab Figueroa de 33 años, la cocina no es solo saciar el hambre, sino es un arte con el que puedes crear y especialmente, emular una serie de sensaciones. Él, es otro de los cuatro jóvenes becados por La Gourmandise, un festival de gastronomía francesa.
María Elisa y Pablo son los dos tarijeños de este grupo que consiguieron la beca obtenida en el festival internacional La Gourmandise.
Avignon es la ciudad en la que van a estar por cuatro meses aprendiendo sobre las bondades culinarias francesas.
Los becarios se van a encontrar quizás con los tesoros de artesanos y tiendas que ofrecen una amplia variedad de aceites de oliva, mieles de Provenza, turrones, chocolates o los afamados vinos Côtes du Rhône.
Tanto María Elisa como Pablo, coinciden en que la gastronomía puede generar cambios de estado en una persona.
Si estoy deprimido… ¿un plato de comida puede cambiar mis emociones? Fue la pregunta realizada a los dos, quienes respondieron en el mismo sentido. “¡Siii!”.
María recuerda que hay ciertos alimentos, que incluso producen la hormona de la felicidad. Para llegar a este fin, ambos con diferentes técnicas esperan conseguir transmitir esa sensación de felicidad a sus comensales.
Ella, si bien es admiradora de las nuevas tendencias en la gastronomía, nunca deja atrás las recetas tradicionales, que al mismo tiempo, le producen sensaciones que le llevan a momento únicos, como la “sopita de la abuela”.
“Me encanta preparar postres, estoy obsesionada con la pastelería francesa y soy muy perfeccionista”, cuenta. “A través de libros de receta de mi abuelita, empecé hace algunos años a gastar todos mis ahorros en pruebas y pruebas”, relata.
Precisamente, decidió trasladarse a Santa Cruz con el fin de cumplir el sueño de ganarse esta beca y lo consiguió.
Y mientras uno habla con ella, no deja de contagiarse por esa pasión por la gastronomía. “Amo los platos con texturas y sabores diferentes, me gusta esa explosión de sabores que existe en la comida francesa e hindú”, te dice, provocando el singular antojo.
El caso de Pablo es diferente, él trabajaba en una entidad financiera, pero esa sensación por crear estaba todavía alejada, por eso decidió dejarlo todo, arriesgando incluso un sueldo seguro, por ese olfato que lo llevaba al espacio preferido de su hogar; la cocina.
Al tomar conocimiento de este festival, no lo dudó, trasladándose a Santa Cruz y siendo también seleccionado entre los cuatro ganadores.
Este chef, no se va tanto por la comida tradicional, se siente más atraído por la cocina “tecnoemocional”.
Esta nueva tendencia de la cocina tecnoemocional, surge en el siglo XXI, donde los chefs sostienen que lo importante son los sentimientos y que no renuncian a ninguna técnica ni tecnología para llegar a ellos, mediante sus preparaciones.
“Ceviche líquido, mojo de cilantro, tierra de canchita, papel de camote y emulación de ají amarillo”, parece una composición poética, pero en realidad, es la mezcla de una de las creaciones de Pablo, quien desde los 8 años se siente un apasionado por la cocina.
La felicidad de ambos es notoria y la experiencia única. A su retorno, cada uno por su lado, tienen pensado montar un proyecto con la gastronomía en el país, muy lejos no están, pues uno de sus sueños, ya lo alcanzaron.
La beca de La Gourmandise
El festival La Gourmandise que fue realizado del 19 al 24 de marzo en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, llegó a su fin becando a cuatro bolivianos que van a ir Francia para aprender la alta gastronomía francesa.
La beca consiste en un mes de capacitación en la escuela hotelera de la ciudad de Avignon, en el sur de Francia, seguido de tres meses de práctica en un restaurante de prestigio o un hotel cinco estrellas, la misma cubre pasaje, alojamiento, comida y una remuneración mensual de 600 euros.
Los becarios son María Elisa, Lidia, Fernando y Pablo.