La enfermedad afecta a un amplio porcentaje de bebés prematuros, por la falta de desarrollo vascular de la retina
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Mercedes Bluske Moscoso y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-mayo/2018) El avance de la ciencia y la medicina, benefició múltiples aspectos de la vida y la salud del ser humano.
Gracias a ello, la esperanza de vida del hombre es más elevada y la cura de un amplio espectro de enfermedades contribuye a que eso sea posible.
Algo similar ocurre con los bebés prematuros, que en el pasado no tenían las mismas posibilidades que tienen hoy para sobrevivir. Sin embargo, el avance de la ciencia, ocasionó nuevos desafíos que la medicina debe afrontar. La retinopatía de la prematuridad, es uno de los retos que presentan los avances de la ciencia, en el siglo XXI.
“Antes, los bebés prematuros tenían menos esperanza de vida; los que nacían con menos de un kilo no sobrevivían”, dice mirando fijamente a sus interlocutores el médico oftalmólogo, Gustavo Aguirre Urquizu.
La modernidad de las salas de terapia intensiva neonatal, en las que se monitorea de manera sigilosa a los bebés que requieren cuidados especiales, hizo que incluso recién nacidos de 900 y 800 gramos, puedan sobrevivir.
Sin embargo, aunque su subsistencia está garantizada, múltiples aspectos de su calidad de vida pueden verse implicados y afectados.

En el interior de su consultorio, rodeado de libros de medicina, oftalmología y cuadros con dibujos del globo ocular, el médico explica cómo la prematuridad, puede afectar la visión de los pequeños si no se procede de la manera adecuada, afligiendo así su vida futura de manera irreversible.
Entre los múltiples problemas de desarrollo que pueden afrontar los pequeños que nacen antes de las 40 semanas, se encuentra el deficiente crecimiento de las arterias y venas de la retina, las que crecen de manera anormal dentro del ojo. Algo que no sucede con los bebés que nacen al término.
“Cuando el bebé está dentro del útero, el crecimiento endotelial vascular está controlado por varios otros factores que tienen el bebé y la madre”, explica el oculista mientras entrelaza sus manos y apoya la espalda en el respaldar del asiento.
“Cuando el bebé nace antes de tiempo, la exposición al oxígeno de ambiente, hace que este factor se desregule, produciendo el crecimiento de las venas anormales”, agrega.
El principal problema de estas venas anormales es que no tienen un buen apoyo ni estructura, por lo que terminan rompiéndose, produciendo hemorragias en el ojo. Pero además, producen el desprendimiento de la retina, ocasionando ceguera.
“Estas venas y arterias que crecen sobre la retina y después hacia el vítreo, o dentro del ojo, jalan la retina, produciendo el desprendimiento”, dice técnicamente Aguirre respecto al porqué se produce la ceguera en estos casos.
Por este motivo, los bebés prematuros necesitan un control constante, para garantizar que el desarrollo vascular de sus ojos sea normal, pues el estar en incubadora, con oxígeno y expuestos a una serie de medicamentos, incide en el desarrollo.
Cabe aclarar que aunque no todos los prematuros tienen este problema; se debe hacer el seguimiento en todos los casos para no correr el riesgo.
“Mientras más pequeños nacen, o con menos edad gestacional, tienen más probabilidad de tener un desarrollo deficiente”.
El dato
La retina es la capa nerviosa de los ojos que transforma las imágenes en señales eléctricas, y las envía por el nervio óptico al cerebro.
En esta infografía te mostramos las diferencias entre el ojo sano y el ojo enfermo.El problema suele estar generalmente en que los padres no permiten hacer el seguimiento, porque como es una deficiencia que se encuentra dentro del ojo, y no se percibe a simple vista, no creen que sus hijos puedan tenerla.
“La idea es que podamos evitar la ceguera”, asegura el especialista, mientras explica que deben hacer un seguimiento a la evolución de los recién nacidos, que tienen la retina inmadura, hasta que esta se haya formado totalmente.
El tratamiento
Una vez identificado el problema, este se puede revertir con una cirugía con rayos láser, que es la solución definitiva a la retinopatía del prematuro, y la que es realizada en el mundo entero.
“La intervención consiste en aplicar rayos láser en toda esa retina que no tiene vasos, para que el factor de crecimiento vascular endotelial que se produce por estas zonas, se elimine”, explica el médico de 51 años.
También existe un medicamento que puede inyectarse a los ojos, en los pacientes que no pueden ser operados, porque no se les puede anestesiar, debido a sus condiciones de salud. Sin embargo, este medicamento antiangiogénico, que evita la formación de nuevos vasos sanguíneos, no está aprobado legalmente y no brinda una solución definitiva.

El caso de Bolivia
Aunque la cobertura de este tipo de intervenciones según los papeles, debería ser cubierta por la salud pública, como es el caso de Seguro Universal Materno Infantil (Sumi), los hospitales públicos como el San Juan de Dios, no tienen los medios para realizarlas.
En el caso del hospital San Juan de Dios, por ejemplo, no existe un láser para realizar este tipo de intervenciones, ni un oftalmólogo que pueda realizarlas. Lo mismo sucede en el caso de la Caja Nacional de Salud (CNS).
Mientras en Tarija no existen los medios para dar solución a esta enfermedad, pese a que la sala de neonatología es una de las mejores del país; la retinopatía del prematuro continúa posicionándose como la principal causa de ceguera infantil en el mundo.
Ante esta situación, Aguirre junto a su equipo operó de manera privada, pero gratuita, a más de 20 pequeños desde el año 2000.
Aunque el número de afectados pueda parecer bajo, pocos se ponen a pensar lo que la ceguera significa para la calidad de vida de una persona, al margen de la carga social que ello implica.
En Bolivia un bajo porcentaje de personas ciegas pueden acceder a educación, a profesionalizarse e independizarse, pues las ciudades no están adaptadas para incluir a estas personas.
Los semáforos no son sonoros, las instituciones no tienen letreros en braille y los múltiples obstáculos en las calles dificultan su movilidad.
Ante lo inminente, el láser es la mejor solución y, a la larga, la más económica.
“La salud hay que verla desde el punto de vista humano, no estadístico”, enfatiza el médico, quien cree que cambiar la vida a un paciente, es suficiente.
“No necesitamos tener 100 casos, con evitar la ceguera en un paciente basta”, agrega mientras explica que a diferencia de la ceguera en los adultos, generalmente provocada por cataratas, estos bebés deberán lidiar con ella, la vida entera.