Fue el primer hotel diseñado como tal en los años 30, a diferencia de los hoteles de la época, que eran acondicionados en casas.
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Mercedes Bluske Moscoso
(Verdadcontnta-mayo/2018) Ubicado en una de las cuatro esquinas privilegiadas de la plaza Luis de Fuentes y Vargas, donde empezó la historia de Tarija, impone su presencia el hotel Victoria con su fachada art deco y sus 80 años de vida.
El edificio no solo tiene historias propias, sino que, desde su transitada orilla y mirando siempre de frente a la plaza, fue testigo de múltiples acontecimientos que marcaron el destino de la ciudad.
Con su característica sonrisa y contagiosa alegría, Lorena y Patricia Virreira Lenz, se disponen a compartir algunos de esos recuerdos que, al igual que el hotel, pasaron de generación en generación.
“Falta mi hermana Marcia”, aclara Lorena, respecto a la ausencia del tercer miembro que conforma el ramillete de mujeres que actualmente se encuentran a la cabeza del establecimiento.

“El terreno perteneció al señor Antonio Borda y luego, en el año 1935, lo compra el señor Elías Dorakis, un griego que llegó a Tarija”, cuenta de forma inmediata Patricia, buscando en su memoria el dato preciso y la fecha exacta de cada etapa.
En aquel entonces, siendo propiedad del señor Dorakis, el hotel nació bajo el nombre de Atenas, seguramente como una especie de tributo a los orígenes griegos del dueño.
Sin embargo, en 1967 el hotel fue puesto a la venta por los hijos de Elías, siendo comprado por Renato Virreira y Victoria Caso.
Tras un año de remodelación, el renovado edificio abría sus puertas al público en 1968 con el nombre de hotel Victoria, introduciendo al mercado un concepto de hotelería revolucionario.
El flamante empresario hotelero no se conformó solo con cambiarle el nombre, el cual fue puesto en honor a su esposa, sino que decidió incorporar las nuevas comodidades que brindaban los hoteles de la época en otros países.
Se trataba de un edificio de vanguardia; pues sus dimensiones resultaban una novedad al tratarse de un edificio de tres pisos.

También incorporaron baños privados en cada una de las habitaciones, un caldero que proporcionaba agua caliente en cada uno de ellos y teléfono con marcado directo en cada alcoba, entre otras mejoras.
“Antes sólo había un baño por piso”, cuentan de forma anecdótica Lorena y Patricia.
El hotel Victoria empezaba a marcar un ritmo diferente no solo en la hotelería, sino también en la vida de la ciudad. Su restaurante con chef internacional y su amplio salón, fueron ambientes propicios para la vida social en la ciudad, fuera de la plaza. “Era el primer restaurante con mozos”, recordó un señor que en su juventud disfrutaba de los cotizados almuerzos en el restaurante.
Los ‘dancings’ en el salón también tenían una fama ganada.
Sin duda alguna era el hotel mejor acondicionado de la época, por lo que autoridades, cantantes y empresarios, lo elegían.
Los Iracundos, Palito Ortega, Los Ángeles Negros, Silvestre y muchos otros artistas de renombre, pasaron por el hotel.
“Nosotras éramos chicas pero igual nos metíamos al hotel por la puerta trasera para verlos, porque la puerta de adelante estaba llena de gente ”, recuerdan las hermanas, sin poder evitar fundirse en una auténtica carcajada, al rememorar aquellos tiempos.
Con los años, el hotel pasó a la segunda generación, conformada por Mario, Hortensia y Juan José Virreira. Juan José, más conocido como Pepe Virreira, terminó siendo el único dueño, porque sus hermanos le vendieron sus acciones por diferentes motivos.
“Pasamos épocas muy duras, pero con amor y mucho trabajo, mi papá lo sacó adelante”, dice Patricia respecto a las deudas que tuvieron que asumir para poder comprar las acciones de los hermanos que querían venderlas.

Y es así, fruto de ese amor, el hotel parece tener alma y derrocha la calidez de un hogar. Hoy, la tercera generación comprendida por Patricia , Marcia y Lorena, encara nuevas metas, y proyecta objetivos, para mantener esta empresa, que se convirtió en una tradición.
Aunque manteniendo su estilo, el hotel empieza a adaptarse a las necesidades y exigencias de los clientes del siglo XXI.
Actualmente se encuentran trabajando en una terraza y en la incorporación de un ascensor y las empresarias no descartan la posibilidad de hacer una ampliación, para agregar más atractivos como un spa, una piscina y más habitaciones, para convertirlo en un “5 estrellas”, en el corazón de la ciudad.
Sin embargo, pese a los cambios y al paso del tiempo, el hotel es fiel a su estilo y a su esencia, pues, con algunas mejoras, mantiene hasta los pisos con los que abrió sus puertas hace 50 años.
Muchas gracias a «Verdad con Tinta»!!!!!
Exelente reportaje y descripción de una historia de Tarija. Gracias Mercedes Bluske Moscoso