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Marcelo Moscoso Pantoja
La máxima tragedia medioambiental, sería acabar con la riqueza y la belleza que hemos presenciado en nuestras vidas, sin darle oportunidad a las siguientes generaciones de conocer semejante grandeza.
“Ya sabemos que el paisaje es todo lo que está a nuestro alrededor edificios, árboles, animales, y las personas percibimos el paisaje a través de nuestros sentidos y lo interpretamos dependiendo de nuestras emociones.” nos recuerda el especialista en educación del BID Emm Naslund-Hadley.
Y una acción sencilla pero muy estética y vistosa es valorizar y colaborar con la iniciativa que tienen los jardines botánicos urbanos: que vuelva el Tiempo de las Mariposas.
El Jardín Botánico de la ciudad de Buenos Aires Carlos Thays, que encierra variedades arbóreas maravillosas, ha decidido desde hace unos años, incorporar plantas nectaríferas y hospederas que atraen mariposas que se alimentan y hospedan allí.
Cerca de la entrada al predio, bien céntrico, e ignorando a los que paseamos y sacamos fotos, aparece el Jardín de Mariposas, un espacio circular que nos recibe con una guía y un cartel.
La encargada del mariposario abierto, informa que no han introducido especies, sino que llegaron solas al jardín.
Cuando comenzaron con el proyecto, sólo registraron 8 especies de lepidópteros y ya llevan sumadas unas 90 especies. Dados los buenos resultados, se ha organizado un “corredor de voluntarios” que consiste en crear cerca del Botánico, en balcones y jardines, tanto en casas, departamentos como escuelas, nuevos espacios para que las mariposas encuentren un hábitat propicio: plantando pasionarias, aristolochias, margaritas, lantanas, chilcas, verbenas, sen del campo, vara de oro, asplepsias se podrá “volver a sembrar de mariposas la ciudad”.
Las mariposas necesitan que les generemos espacios donde vivir para además deleitarnos con su vuelo pleno de colores, silencioso y maravilloso.
Crear nuevos espacios verdes con flores en las ciudades ayuda a mitigar la contaminación visual, las mariposas nos muestran la calidad del aire, donde hay una buena reserva verde, allí aparecen, brindando como “un certificado de calidad ambiental”. Maravilloso saber que las áreas artificiales pueden crear biodiversidad.
Las plantas son receptoras también de los huevos, lo que ocurre es que cuando vemos una oruga en una flor de nuestro jardín la matamos o echamos un producto químico para eliminarla, sin pensar en la mariposa que nacerá después.
Genial justo esto es lo que me faltaba para terminar mi trabajo, al fiiiiin T.T GRACIAS!