El periodista Humberto Vacaflor Ganam comparte el contexto en el que se dieron sus dos exilios y cómo era la censura en tiempos de las dictaduras militares en Bolivia
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Mercedes Bluske Moscoso y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-agosto2018) La guerrilla propició el primer encuentro del periodista con la censura. Si bien en la sala de redacción de Presencia, donde se desempeñaba por aquel entonces, ya habían tenido experiencias de este tipo, en Camiri la represión de la información cobraba forma ante sus ojos, bajo la silueta de un marcador rojo.
El trazo rojo de la pluma sobre las letras del papel permanece aún en la memoria del periodista, quien recuerda que las notas que escribía pasaban por manos de los militares que, con bolígrafos de color, que eran una novedad en aquel entonces, tachaban del papel la información que consideraban “perjudicial” en los tiempos de la guerrilla, entre 1966 6 1967.
Pronto esas hojas rayadas se transformaron en amenazas para el periodista quien durante la dictadura de Hugo Banzer Suárez (1926-2002+), en1971, tuvo que exiliarse en Argentina.
“Me acusaban de ser dirigente sindical”, cuenta sobre las causas que provocaron que terminara pidiendo exilio en Argentina.
Vacaflor era secretario general de los trabajadores de la prensa en Bolivia, y el Gobierno lo acusaba de propiciar que los periódicos se convirtieran en cooperativas.
“Mi hija Ximena había nacido un mes antes”, recuerda el periodista que un mes después de la llegada de Banzer al poder, tuvo que salir del país tras una especie de “chantaje”.
Un colega de Vacaflor que trabajaba en Presencia, tenía un cuñado que era general del Ejército y había informado que aquella noche de septiembre habría una redada contra varios periodistas. Como en la lista se encontraba el nombre de Humberto, el periodista decidió refugiarse en casa de una tía aquella noche.
“Al día siguiente los directores del medio me buscaron para decirme que el Gobierno les había dicho que si yo me exiliaba, ocho redactores que estaban refugiados en el colegio Don Bosco, podrían volver normalmente a su trabajo”. Según cuenta, en caso de no hacerlo, los ocho redactores tendrían que irse.
“Me tuve que sacrificar para que se salven ocho”, recuerda. Aquel mismo día acudió a la Embajada de Argentina donde lo esperaban ya con todo listo para iniciar los trámites hasta recibir el salvoconducto.
Pero la trampa fue que pese a que Vacaflor se fue, el Gobierno no cumplió con su parte y los ocho redactores tuvieron que exiliarse de todas maneras.
“Me fui solo. A los cuatro meses llegaron Rosaria y Ximena”, cuenta sobre la separación temporal de su esposa e hija.
Con una mano adelante y otra atrás, como él mismo expresa, llegó a Argentina para organizarse. “Con los años he aprendido a reconocer que esa fue mi verdadera escuela de periodismo; estar en Buenos Aires”, agrega.
Allí trabajó en una agencia argentina de noticias, luego en una italiana, tuvo a su segundo hijo y hasta se compró una casa, pero con la toma del poder por parte del dictador Rafael Videla (1925-2013+), decidió regresar a Bolivia.
Su estancia en Bolivia fue corta, pues en los 80, con la llegada de una nueva dictadura liderada por Luis García Meza (1929-2018+), tuvo que volver a salir.
“Yo escribía para el exterior y parece que lo que yo decía no les gustaba”, dice respecto a sus notas.
La amenaza en este caso era más seria, pues atentaba no contra su libertad, sino contra su vida. “Si está a 7 metros bajo tierra, que se meta bajo cien, porque lo vamos a matar”, fue uno de los mensajes que dejaban “filtrar” los militares respecto a Vacaflor.
En esta ocasión el destino fue México, pero pronto un periodista inglés que había conocido en Camiri, cuando cubría la guerrilla, le ofreció trabajo en Londres para traducir notas al español.
Y aunque resulte paradójico, el mal rato que provocaron sus exilios, lo terminaron llevando a sus mejores destinos en materia de desarrollo profesional.
“Trabajé en Hansa y en la BBC”, cuenta sobre los medios en los que se desempeñó en la capital británica.
Finalmente, el periodista regresó a Bolivia, donde actualmente vive y ejerce la profesión, y aunque ya no debe lidiar con las dictaduras militares que marcaron el periodo de la Guerra Fría en el mundo, asegura que debe afrontar otras batallas.
“Terminó la Guerra Fría, pero llega esta otra guerra que no sé qué es, pero que me hizo expulsar de periódicos y radios”. “¿Cómo le llamamos a esa guerra?, cuestiona sobre tensa relación que tiene con el Gobierno, por el ejercicio de su profesión.
Aunque de una forma diferente, Vacaflor vuelve a vivir la censura a través de su expulsión de los medios que, ante la amenaza de perder pautas publicitarias, prefieren “dejarlo ir”.
Pese a todo, el periodista, apoyado en nuevas herramientas tecnológicas, permanece en contacto con su audiencia a través de El Blog de Humberto Vacaflor, y pronto incursionará en el mundo de los podcast o archivos multimedia en la red, gracias al cual retomará, de una u otra forma, el contacto que mantuvo con la audiencia en el programa radial que realizó durante muchos años en radio Panamericana.