Pocos se imaginaron de que lo que comenzaría como un levantamiento “ciudadano” contra la dictadura de Bashar al Asad, daría pie al inicio de una sanguinaria guerra civil, en la que morirían más de 400.000 personas.
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Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-agosto/2018) En marzo de 2011 empezaron una serie de protestas pacíficas, en las que los ciudadanos pedían que acabase la dictadura de Bashar al Assad, quien estaba en el poder desde el año 2000. Assad había “heredado” la dictadura de su padre, quien gobernó por 40 años en Siria. Las protestas fueron el resultado de otras manifestaciones similares en otros países de la región, como Yemen, Egipto y Libia. A esta ola de protestas ciudadanas, se la denominó como La Primavera Árabe.
En 2011, un grupo de adolescentes que pintaba consignas revolucionarias en un muro de la sureña ciudad de Deraa, fue arrestado y torturado por fuerzas del gobierno de Assad. La acción sólo provocó que aumentarán las manifestaciones en pro de la democracia.
Las protestas más grandes fueron el 15 de marzo en Alepo y Damasco, pero esto no fue de agrado del presidente, por lo que las fuerzas de seguridad salieron a enfrentarse a los manifestantes, abriendo fuego contra ellos y matando a decenas. Fruto de la represión, más personas salieron a las calles a clamar por la democracia y el levantamiento pronto se extendió a todo el país.
Los opositores empezaron a armarse para poder defenderse y para intentar expulsar a las fuerzas de seguridad de sus regiones. Así surgió el denominado Ejército Libre de Siria o ELS, que está conformado por civiles y militares desertores de Bashar Al Assad. El ELS es apoyado por Estados Unidos.
Sin embargo, lo que comenzó como una guerra civil en contra de la dictadura, pronto agregó el componente religioso, provocando una guerra dentro de la guerra”.
En 2012 los enfrentamientos tomaron características sectarias, enfrentando a la mayoría sunita del país contra los chiítas alauitas, la rama musulmana a la que pertenece Assad y que constituye menos del 12% de la población.
En abril de 2013, el movimiento islamista libanés Hezbolá, aliado de Irán, intervino en Siria para ayudar a los soldados del régimen de Assad. Irán es el mayor aliado regional de Al Asad y Rusia su mayor aliado internacional desde 2015.
Gracias al apoyo ruso Assad fortaleció algunas posiciones de las fuerzas sirias, como la recuperación de la ciudad de Alepo, que hasta entonces había sido uno de los lugares más fuertes de los rebeldes u opositores.
La guerra en números
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, hasta 2016, el número de muertos rondaba las 400.000 personas.
En marzo de 2017 la ONU comunicó que aproximadamente 4,8 millones de personas habían salido de Siria, convirtiéndose en uno de los mayores éxodos de refugiados de la historia reciente.
El creciente número de refugiados provocó una crisis humanitaria principalmente en los países vecinos. Otros refugiados buscan asilo en Europa y otros llegaron hasta países de Sudamérica, como Chile.
Según la ONU, casi la mitad de la población de Siria abandonó su país.