Un tesoro literal, la comida mexicana se abre su espacio cultural
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Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-agosto/2018) Los pequeños muñecos del Chavo del 8 y una mexicanita, dan la bienvenida a uno de los carritos de comida más particulares de la ciudad de Tarija.
Los colores y el característico olor invitan a viajar con la imaginación a México, aquel país con una riquísima cultura, pero especialmente con una sabrosísima gastronomía, por lo menos eso lo avalan millones de paladares.
Alejandro Roquete Paredes junto a su esposa, Sara Chamas, encabezan este proyecto gastronómico con puro amor por lo “mero mero”; la comida mexicana.
“La identificación del carrito es muy mexicano con el mariachi, la mexicanita, las salsas como el guacamole, la salsa chipotle, la salsa verde”, describe, mientras alguien que al pasar apurado, prefiere darse unos cinco minutos de tiempo para probar una quesadilla. “No dejes para mañana lo que puedes comer hoy”, dice uno de los dichos en el carrito…el hombre lo toma muy en cuenta.
“Ambos tenemos mucha admiración por la cultura mexicana, especialmente por su gastronomía”, confiesa Alejandro de 35 años, quien es conocido por sus amigos como familiares por el apodo de “Chingos”.
El carrito fue construido sobre una bicicleta con la que Alejandro se traslada desde su casa hasta su punto de trabajo, ubicado en la plazuela Sucre, sitio en el que pasó los mejores momentos de su niñez, que mejor inspiración para emprender con lo que más le gusta. “Siempre quise hacer esto”, dice mirando orgulloso el fruto de su trabajo.
Unos ocho meses tardó en adaptar la bicicleta, un proyecto que fue visto con buenos ojos por los amantes de este vehículo como el movimiento Masa Crítica, que lo toma en cuenta para cada uno de sus eventos. “Nada como una buena quesadilla después de un paseo en bicicleta”.
Con su esposa, empezaron a investigar cada vez más sobre la cultura mexicana, ahondando en su variada gastronomía.
Al soñar en la misma dirección, decidieron lanzar su emprendimiento, consiguiendo el permiso de la Alcaldía, ingresando a un proyecto enfocado en el turismo.
“Es un proyecto piloto de la Dirección de Turismo para retomar la lectura y hacerlo móvil”, explica.
La idea desde la Dirección de Turismo es crear las bibliotecas móviles, usando el vehículo que no contamina: la bicicleta.
Este carrito ingresó en el parámetro del proyecto y es así que adaptaron la pequeña biblioteca en la canastilla de la bici, donde acomodaron libros de ambos, como de sus familiares.
El pintoresco carrito consiguió llamar la atención y existen personas que se sientan a leer alguno de sus libros en las bancas de la plazuela, otros… hacen trueques.
“Hay personas que vienen, comen y leen, después dejan marcado el libro para la siguiente vez”, dice Alejandro con una tibia sonrisa, quien luce un pintoresco mandil con motivos mexicanos.
“Avivamiento, zona de riesgo”, es el libro favorito de Alejandro, que se encuentra en esta pequeña biblioteca móvil, un texto cristiano que comparte con su esposa.
Al ser un carrito de comida, no pueden faltar los libros de gastronomía, especialmente de las recetas mexicanas.
Este emprendimiento recién empieza, dice Alejandro al referir que es el primer paso de uno más ambicioso que pretende dar más espacios para la comida mexicana, apoyado por un movimiento cultural.
Más allá de los productos a ofertar, la limpieza es otra de las características de este carrito, además que tiene un punto para destacar…no bota humo. Al cumplir con todos los parámetros de salubridad, ubicación y apoyo a la cultura, la pareja consiguió el aval municipal para trabajar con este emprendimiento.
Para ellos, la imagen es importante, no solo dar un producto para que el cliente coma, sino un concepto. “La quesadilla al día es la clave de la alegría”, está escrito en el carro, algo que parecer ser muy cierto al probarla.
Si bien la pareja nunca estuvo físicamente en ese país centroamericano, pudo crear con amor un espacio de México en Tarija. ¡Órale!