Tras 36 años de la recuperación de la democracia en Bolivia, Juan del Granado hace un recorrido por la política del país
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(Verdadcontinta-octubre/2018) Aunque recuerda con claridad dos dictaduras que marcaron su vida, y la de todo el país, el abogado asegura que en Bolivia prácticamente todos los gobiernos fueron autoritarios en su momento, exceptuando el de Hernán Siles Suazo (1913-1996+) entre 1982 y 1985.
Recordó también los gobiernos transitorios de Carlos Mesa Gisbert del 2003 al 2005 y de Eduardo Rodríguez Veltzé entre el 2005 y 2006.“Tiene que ver con gobiernos que por circunstancias de cada país, no resuelven los problemas y se enfrentan a la protesta social excediéndose en el uso de la autoridad”, dice respecto al autoritarismo.
Esta forma de gobernar va más allá dela legalidad y, en defensa de la estabilidad del gobierno, vulnera los derechos humanos de los ciudadanos en determinados momentos.
El gobierno de Evo Morales Ayma, no fue la excepción a su parecer. Las represiones durante las protestas del “21F” vividas especialmente en Santa Cruz, por ejemplo, son acciones que reflejan su autoritarismo fundado en su visión de copar todos los poderes del Estado, subordinando a los jueces, fiscales y al parlamento.
“Para ellos hay una sola verdad; la verdad estatal, y eso afecta gravemente a los medios de comunicación, a la libertad de expresión y a la democracia”, asegura.
Su ejemplo más claro respecto al autoritarismo contante que aplica el Gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), es lo sucedido en el país el año 2011. “Chaparina, la movilización en defensa del Tipnis (Territorio Indígena Isiboro Sécure), con una masacre que no necesariamente significa que hayan habido muertos, sino que una masacre es la acción violenta hacia la persona”, dice resaltando la acción violenta hacia los indígenas hace 7 años, que dejó una herida “imborrable”.
Pero más allá de estos 12 años de “autoritarismo” en la administración de Evo Morales, Juan asegura que en algún momento todos los gobiernos de Bolivia estuvieron marcados por el uso excesivo de la autoridad.
“El cuarto gobierno de Paz Estensoro (1907-2001+) –entre 1985-1989- por ejemplo, fue autoritario en la imposición del Decreto 21060, que estabilizó la economía en 1985”, dice a modo de ejemplo.
Aquel decreto, según explica del Granado, produjo el cierre de empresas en la minería, haciendo que más de 20.000 mineros desempleados salieran a la calle a protestar, por lo que Paz Estenssoro, ordenó a los militares que rodearan la marcha con tanques y aviones.
“Por suerte no hubo una masacre, pero pudo haber sido. Su gobierno fue autoritario en ese momento”, agrega al recordar aquel Gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
En el gobierno constitucional de Hugo Bánzer Suarez (1926-2002+) entre 1997 y 2001 con Acción Democrática Nacionalista (ADN), también hubo muertes y acciones autoritarias con motivo de la lucha contra el narcotráfico, entendida “erróneamente”, según Juan del Granado, como la erradicación de la hoja de coca.
Por último, del Granado menciona el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997) con el MNR, en la denominada “Masacre de Navidad”, en las minas de Amayapampa y Capacirca, con unos 11 muertos.
Para él, el autoritarismo es la respuesta a la protesta ciudadana fruto de las propuestas estatales insuficientes que han hecho al país los diferentes gobiernos, a problemas que tienen larga data, como la salud y el trabajo.
“El autoritarismo es no poder manejar el conflicto social dentro del marco de la ley y utilizar la autoridad violando los derechos humanos”, asegura.
Los jóvenes
Si hay algo positivo dentro del autoritarismo sucesivo y especialmente el que vivimos en estos tiempos, es que hay una juventud que está empezando a participar de manera activa, y que antes estaba “dormida”.
“Estas plataformas ciudadanas, que también deben existir en Tarija, son una señal importante de una emergencia política altamente saludable, preocupada por su país y su democracia, sin tener la experiencia directa que tuvimos nosotros con la dictadura”, dice mientras da un sorbo a su café.
Y aunque en sus hijos de cuarenta y treinta años siempre vio interés en la vid política del país debido a la proximidad que tuvieron con él, ahora ve un cambio y mayor sensibilidad en los jóvenes, quienes ahora van liderando desde las plataformas.
Su ingreso a la militancia
Con 65 años, Juan fue testigo de dos dictaduras en el país, la de Hugo Bánzer Suárez entre 1971 al 1978 y la de Luis García Meza Tejada (1929-2018+) en 1980 hasta 1981.
“Yo tenía 18 años”, continúa, “estaba en el primer año de la Facultad de Derecho cuando un día sábado varios aviones de la Fuerza Aérea comenzaron a ametrallar mi universidad”, recuerda del Granado, expresando de forma gráfica el momento en el que decidió ser activo en la política del país.
El último reducto de resistencia al golpe de Estado que se había producido, estaba en la universidad San Andrés de La Paz, donde del Granado estudiaba. La acción; la forma despiadada en la que habían disparado a la casa de estudios dispuestos a matar a quien estuviera adentro, lo sorprendió tanto, que para él no había vuelta atrás. Se uniría a la lucha clandestina.
“Me parecía grosero, incomprensible y repudiable, que aviones de mi Fuerza Aérea ametrallen mi universidad”.
Sin embargo, tomar la decisión de ser parte activa en la política del país, implicaba ser preso, perseguido, torturado o desaparecido. Pero del Granado estaba dispuesto a pagar el precio con tal de perseguir sus ideales.
Y así fue, del Granado estuvo preso en diferentes ocasiones y fue torturado de formas que guarda como recuerdos amargos en su memoria. Con solo recordar, la expresión de su rostro cambia totalmente, siendo el silencio la respuesta más clara de su dolor.
Pero sus ideales serían más fuertes que todo, inclusive más fuertes que el exilio.