Dos activistas suecas resumen que el feminismo no es algo que esté vinculado a un modelo único o a estereotipos, como un patrón definido de apariencia física, por ejemplo, o de un discurso repetitivo, sino más bien es una lucha constante
Por Horacio Rivero Guerrero
(Verdadcontinta/diciembre/2018) Los años 60 y 70, marcaron a fuego la historia contemporánea de la vida de las mujeres en el mundo respecto a sus derechos, por aquel entonces surgían en Europa y Norteamérica grupos organizados de mujeres promoviendo la igualdad de condiciones laborales.
Estos grupos fueron el germen revolucionario, de una lucha que habría de romper los paradigmas, hasta ese entonces establecidos en las sociedades de cada país, la suma de estos esfuerzos dio como resultado el inicio de lo que vino a ser una fuerte corriente ideológica y social denominada feminismo.
Uno de los países que ha sido pionero en estas luchas y transformaciones en el mundo es Suecia. Este país escandinavo busca compartir sus experiencias “exitosas”, en lo referido a la búsqueda de igualdad de condiciones para la mujer a través de sus embajadas, con diversos programas que han conseguido generar espacios donde se habla y se trabaja en todo lo concerniente a la igualdad de género. Bolivia es uno de los beneficiarios de este tipo de iniciativas.
Eva Louise Bäckemo, una voluntaria sueca que transmite los valores del feminismo por el mundo.
Transcurrieron tres meses ya, desde la llegada a Tarija de Anna Bokinge de 25 años y Eva Bäkemo de 22, dos ciudadanas suecas que viajan por el mundo como voluntarias, con la consigna de transmitir y practicar la esencia del feminismo, ambas pertenecen a una organización denominada Svalorna, que tiene como misión, fortalecer los derechos de las mujeres y ayudar a personas en situación de vulnerabilidad. El significado de Svalorna es golondrina.
Ambas coinciden en que el feminismo es una lucha en todo el mundo y que cada vez cobra más fuerza.
“Quiero decir que mi lucha no es que yo voy a ser una mujer perfecta, esta no es la lucha, sino es cambiar la sociedad, todas las cosas que yo hago a favor de la equidad de género, clases y razas, ¡esto es feminismo!”, declaró.
Acotó que es una lucha colectiva, “no se trata sobre que yo me voy a llamar feminista”, resalta Ana, para fijar su posición respecto a su experiencia personal, mientras comparten un café con Eva Louise, en un conocido local del centro de la ciudad.
Uno de los principales objetivos del feminismo, es cambiar los rígidos esquemas sociales que han relegado a la mujer a cumplir dentro de la familia y sociedad, ciertos roles determinados, como los trabajos en el hogar, el cuidado de los hijos o de los ancianos, algo que es a simple vista evidente en el entorno local.
Si bien Suecia y Bolivia son países distintos, las voluntarias han podido observar durante su estadía en el país, que existen factores tanto en Europa como en Latinoamérica, que juegan un papel determinante a la hora de establecer parámetros para que se genere una igualdad o desigualdad de condiciones, entre ellos citan a la religión y el Estado, como los más relevantes. Consideran que en Bolivia la religión tiene una tendencia altamente patriarcal, donde el hombre debe ser la cabeza del hogar de acuerdo a la religión, lo que implícitamente causa una ruptura en la igualdad de derechos y obligaciones, por otro lado cuestionan, que las políticas públicas brinden menos oportunidades para la mujer, ya que en Suecia existen programas gubernamentales como guarderías de niños y centros para el cuidado de ancianos, esto ha permitido que las suecas dispongan de más tiempo para estudiar, trabajar o realizar otras actividades que permitan su desarrollo personal.

Sin embargo, la concepción del feminismo, no se queda ahí, abarca más que lo anteriormente mencionado, la violencia y el maltrato hacia la mujer es uno de los puntos más álgidos o preocupantes para las personas que están en esta lucha, sino el más crítico, las cifras arrojan resultados preocupantes, sobre todo en el país, donde de acuerdo a estadísticas, un 75% de la población femenina de Bolivia ha sufrido algún tipo de violencia, datos que dejan perplejos a propios y extraños, eso sin contar con el numero de feminicidios.
Una de las manifestaciones de violencia más frecuentes hacia la mujer, es el acoso. “Algo que es muy obvio para mí al estar aquí, es el acoso callejero, eso casi no hay en Suecia, casi nunca he escuchado” sostiene Eva, haciendo notoria la preocupación en su rostro, por la cotidianidad de este tipo de violencia de la que ella misma es víctima a diario, al caminar en diferentes calles de la ciudad de Tarija.
Llama la atención que este es un fenómeno tan arraigado en la idiosincrasia boliviana, por no decir algo normal o cotidiano, considerando desde su experiencia que es necesaria la implementación en Bolivia de programas de gobierno, que puedan a través de la información y educación, frenar estos comportamientos que sean de tipo violento hacia la mujer.
Aunque han logrado una serie de conquistas para las mujeres en estos últimos 40 años, la situación para este sector, aún está lejos de posicionarse en el ideal desde la corriente feminista, incluso en Europa, donde gran parte de los países poseen una legislación bastante amplia y efectiva, todavía queda por hacer.
Una de las luchas más fuertes de esta colectividad, es de alcanzar la igualdad en el plano laboral. “En Suecia todavía no están pagadas en su salarió como los hombres, una mujer gana un 83 % de lo que es el pago de un hombre”, indica Eva Louise, aludiendo la situación de su país.
En Bolivia, la situación no es muy distante de esa realidad, porque de acuerdo a una publicación del Instituto de Investigaciones Socio- Económicas de la Universidad Católica Boliviana (IISEC), la mujer recibe aproximadamente hasta un 28% menos en su remuneración laboral en relación al hombre, esta variable se modifica de acuerdo a la formación académica, lo que ha generado una brecha significativa en este ámbito, este es otro vector de desigualdad de género, en el que poco o nada se ha trabajado para solucionarlo desde las instancias gubernamentales en Bolivia.
Feminismo y su visión pragmática
Diariamente cientos de protestas, tienen lugar alrededor del mundo, protagonizadas por colectivos feministas, lo que ha generado críticas por parte de muchos sectores conservadores de la sociedad, incluso en algunas ocasiones los mismos han llegado a las agresiones físicas y verbales en contra de estas mujeres. Para las jóvenes suecas la protesta y la expresión es algo fundamental para la lucha por el feminismo, sin embargo no apoyan los actos violentos, “yo creo que hay diferentes contextos en diferentes rincones del mundo y diferentes contextos necesitan diferentes acciones para cambiar la sociedad” dice Eva, “por ejemplo en arabia saudita es una manifestación grande que una mujer este manejando un carro” acota Ana, haciendo notar que este es un acto feminista en el contexto de ese país y que ese mismo acto en Suecia sería algo normal, siendo cada manifestación importante de acuerdo a la realidad que se vive en cada lugar.
Para las dos voluntarias, el feminismo no es algo que este vinculado a un modelo único o a estereotipos , como un patrón definido de apariencia física por ejemplo o de un discurso repetitivo, sino más bien es una lucha constante de cada día, tanto de hombres y mujeres para buscar la igualdad en diversos ámbitos de las sociedades, consideran que el feminismo debe ser algo práctico del día a día, “de hacer más que de ser”, de una búsqueda constante e insaciable hacia la meta, que no es otra que hacer prevalecer los derechos de todos los seres humanos por igual, esto en búsqueda de un mundo justo y más humano, con un especial énfasis en la reivindicación de los derechos de la mujer que en muchos lugares aun son vulnerados.
La tarde va llegando a su fin, la entrevista a terminado, Eva y Ana se despiden con una sonrisa y un hasta pronto, su permanencia en nuestro país ha llegado a su fin, nuevamente emprenden su viaje, con su consigna y sus mochilas llenas de sueños, llevando la semilla del feminismo hasta nuevos horizontes….