(Verdadcontinta-abril/2019) La comunidad indígena se encuentra prácticamente en medio de la ciudad de Villa Montes, pero en esta zona que viene a ser como un barrio, se manejan por sus propias leyes y costumbres
Un pequeño perro negro sale de la casa a ladrar batiendo la cola. La pared externa no llega al metro y medio, es una pequeña verja de madera.
Al ingresar al patio de tierra puede verse por debajo de la soga con la ropa recién lavada a María Fernández junto a su esposo… ella tejiendo unas canastas, él haciendo unas sillas con caña.
El improvisado taller se encuentra en el patio, en medio del cacareo de las gallinas y del juego de los perros de pillarse la cola dando interminables vueltas.
El hombre se encuentra sentado en una banca con una caña a la que va pelando en una mano y en la otra tiene un serrucho con algunos dientes desgastados, quien saluda atentamente ante la llegada de los visitantes.
La mujer se afana un poco más e inmediatamente, abre el cuarto donde tienen guardadas las artesanías, ahí se encuentran bolsos, carteras, canastas, adornos entre otros.
Las artesanías son de materiales de la zona como la madera de palosanto, la fibra de la carahuata, semillas y plumas que recogen por la zona.
“Ese bolso le puede durar más de 50 años sin ningún daño”, dice tímidamente la mujer al periodista al mostrar uno de los que acaba de terminar de tejer.
Si bien estos trabajos artesanales para los visitantes son recuerdos que servirán de adorno en la casa o para el uso diario, los mismos tienen la visión del mundo y su relación con la naturaleza para la cultura weenhayek.
Ambos son de poco hablar, pero no les quita su hospitalidad. Como María, otras mujeres empezaron a ver a la artesanía como una alternativa económica y no solo como un uso común ante una determinada necesidad.
En otras palabras, antes las artesanías las realizaban para su uso propio, pero con el pasar de los años, vieron que las mismas pueden convertirse en un importante ingreso alternativo a la pesca, que es la principal actividad de este pueblo indígena.
La comunidad weenhayek Tuntey se encuentra al lado del puente Pilcomayo de ingreso a Villa Montes, rodeada por los barrios villamontinos, cuyas calles se entrelazan.
A una cuadra de la casa de María se encuentran las artesanías Kutsaaj Jwitsuk de Roxana Retamozo.
El hogar de Roxana es similar, tiene un amplio patio de tierra, los tendederos al costado, unas cuantas bancas para las visitas y un cuartito dedicado exclusivamente para la exposición de artesanías.
Ahí están expuestas finas artesanías realizadas con madera carawata, que es la que más se encuentra en la región.
Mientras María expone los trabajos realizados, donde resaltan las figuras de animales que se ven por el lugar como los pájaros carpinteros o los loros, sus demás familiares miran curiosos desde el patio de tierra.
Roxana se fue dando cuenta de la importancia del turismo y es por eso que decidió ambientar mejor el cuarto de exposición, además de hacer artesanías para todos los gustos o culturas, como los sujetadores de coca con logos de los clubes más populares de Argentina.
Las productoras trabajan en un proyecto conjunto de promoción con la Alcaldía de Villa Montes. En este lugar, son expuestos diferentes trabajos tallados y carteras que según las realizadoras, son indestructibles, pues además del material, las manos que las forjaron bajo el sofocante calor del Chaco, tienen una fortaleza inquebrantable.
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