Por Lourdes Rojas Gutiérrez
Ni una Menos-Tarija y Mochas Copleras, dejan en claro que esta no es una lucha de mujeres contra los hombres, es una incidencia con una invitación a que ambos participen íntegramente en la construcción de una sociedad donde se rechace todo tipo de violencia.
La violencia feminicida ha cobrado la vida de 66 mujeres en Bolivia en lo que va del 2019. En Tarija 5 son los casos, exponiendo cifras alarmantes y dejando vacíos que ahondan y carcomen las bases de un sistema que la ha dejado vulnerables.
Ha dejado también niños que no podrán abrazar nuevamente a su madre, ha dejado padres que van a pasar sus años venideros en la puerta de un tribunal clamando justicia. Han quitado una hermana, han quitado una amiga.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU) “la problemática de la violencia contra mujeres, adolescentes y niñas es una violación gravísima de los derechos humanos que afecta al bienestar y desarrollo de los países”.
El feminicidio se reconoce en Bolivia a partir de la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia o 348.
La Ley 348 establece que la “violencia feminicida, es la acción de extrema violencia que viola el derecho fundamental a la vida y causa la muerte de la mujer por el hecho de serlo”.
Surgen desde el 2016 dos movimientos o colectivos feministas en Tarija: Ni una Menos y Mochas Copleras.
Ambos colectivos con la finalidad de luchar contra la violencia hacia las mujeres y la reivindicación de los derechos de las mismas.

Estos colectivos no dependen de ninguna institución y tampoco reciben recursos económicos, son un grupo de mujeres feministas que se mueven a puro corazón y pulmón, el activismo motiva a cada una de las que lo integran.
Ni una Menos
2016, un año en el que hubo 5 feminicidios y ante la cercanía del 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en un momento de exasperación por este tipo de agresiones, como respuesta de indignación, especialmente la feminicida nace el colectivo Ni una Menos.
“Hemos surgido como mujeres y hombres, ciudadanos independientes, que nos sentimos interpelados en términos individuales o subjetivos, no fuimos bajo ninguna institución. Nosotros mismos nos auto convocamos”, explica Alba Van Der Valk Tavera, integrante activa del movimiento.
Cuenta que a raíz de la marcha del 25 de noviembre, quienes asistieron decidieron formar parte del movimiento de manera individual con la consigna de actuar en torno a hechos de violencia feminicida.
Mochas Copleras
El colectivo inicia el 2016, mientras el país debatía la modificación del Código Penal, surge con todo el proceso de reflexión y debate; ligadas estrechamente al tema de la despenalización del aborto como un proceso importante para avanzar en los ejercicios sexuales y reproductivos de las mujeres.
Ese fue uno de los aspectos que había motivado a juntarse a un grupo de mujeres en ese entonces, a dialogar sobre qué podían hacer al respecto y lanzar una posición al sur de Bolivia.
Inicia la articulación y surge la iniciativa a través de la interrogante: ¿cómo hablarían de un tema tan sensible? Esa pregunta estaba relacionada a hacerlo de una manera alternativa, en este caso, a través de las coplas, algo tradicional en Tarija.
Las “mochas” surgen como mujeres diversas, que desde el feminismo fueron reafirmando la identidad campesina. “Hemos tomado a la copla como una forma de expresión, que expresa una postura: temas coyunturales vinculados a la vulneración de derechos de las mujeres”, cuenta Cintia Mamani Rodríguez, una de las integrantes del colectivo.

“Asumiendo esa identidad campesina buscamos en la memoria de nuestras abuelas recuperar saberes, las tonalidades de la copla. Al margen de los saberes queríamos recuperar las luchas y rebeldías que tenían nuestras abuelas”, acota.
¿Por qué el nombre de mochas copleras?
En los tiempos patronales la “mocha” era la persona que interpelaba el orden establecido, la empleada del patrón, pero no era sumisa, ella transgredía, interpelaba y demandaba reclamaba sus derechos.
“Queremos demandar y hasta incomodar a ciertos vínculos de relacionamiento vertical de poder”, siendo ese uno de los principales motivos del nombre del colectivo.
“Copleamos para denunciar el machismo patriarcal, para que la gente pueda entender cómo se configura y reconfigura en nuestras sociedades, reivindicamos nuestros derechos, levantamos nuestra voz contra toda forma de violencia, de opresión y de discriminación”, agregó la activista.
Aclaró que las coplas no son en contra de los hombres, sino que convocan a las personas de ambos sexos a construir una nueva sociedad.