El 1 de noviembre es la fecha en que los cristianos se congregan para recordar y orar por sus difuntos. Si bien el día es denominado como Todos los Santos, no quiere decir que sea exclusivamente para honrar a los difuntos que fueron canonizadas por la Iglesia católica, sino que hace alusión a todas las almas que se encuentran en el cielo.
En un principio, la Iglesia celebraba la muerte de cada mártir en el día de su fallecimiento, pero con el tiempo se complicó al tener que hacer una celebración cada jornada del mes o incluso compartir fechas de conmemoración.
Por este motivo el papa Gregorio III (731-741) decidió unificar todas las muertes de los santos y mártires en un mismo día.
Inicialmente, la fecha se había establecido el 13 de mayo, pero luego fue cambiada al 1 de noviembre.
Cada 1 de noviembre se conmemora esta fecha para recordar a los fallecidos de diferente manera, y en Bolivia, la gastronomía tiene una predominancia especial.
En el país, las comunidades originarias celebraban a sus difuntos desde tiempos remotos, pero con la llegada de los españoles, sus tradiciones se fusionaron, por lo que esta fiesta se celebra al igual que en España.
En Bolivia se tiene la tradición de celebrar desde el mediodía del 1 de noviembre hasta el mediodía del 2 de noviembre. Según las creencias andinas del país, cuando una persona muere, su alma se reúne con el Urkhu Pacha, el mundo que se encuentra debajo de la tierra de los vivos.
En este mundo subterráneo, de acuerdo a las creencias andinas, las almas viven el ciclo de la vida al revés; es decir, ellas nacen viejas para morir jóvenes y volver a vivir en el mundo de los vivos.
Entendida así, la muerte no es una ruptura, sino una etapa del ciclo de la vida. Esta visión es contraria a la lineal de la religión cristiana, en la cual después de la muerte, se encuentra la vida eterna.
En Bolivia, se cree que las almas vuelven a visitar el mundo de los vivos para ver si su recuerdo perdura, una creencia que es compartida en otros países latinoamericanos, especialmente en México.
En el calendario precolonial, esta fiesta tradicional de los difuntos cae al final de la época seca, pues se debe tener en cuenta que todas las fiestas y ritos andinos están vinculados al calendario agrícola. Teniendo en cuenta este detalle, las almas de los muertos vuelven para abastecerse de lo que preparan los vivos después de un periodo de restricciones, lo que ayuda a entender el fuerte componente gastronómico que gira en torno a esta celebración en el país.
Los cementerios se preparan para masivas visitas que empiezan desde la mañana, donde los familiares de los difuntos se congregan para armar pequeños altares que se traducen en festines a los pies de las tumbas. Las mesas son armadas con una mezcla entre los platillos favoritos de los difuntos, y los tradicionales panes con formas entre los que sobresalen las tantawawas, las víboras, las lunas, las escaleras y las llamas; cada uno con un particular significado.
Tantawawa.- Tanta en aimara significa pan; mientras que wawa es niño. Según la cosmovisión andina, estos panes en forma de niño representan a las almas que partieron al más allá, al otro lado del río o al denominado “pueblo eterno”.
Escalera.- Esta ofrenda es puesta para que el difunto, durante esa noche, pueda subir de las profundidades del inframundo al mundo de los vivos para abastecerse y disfrutar del festín.
Sol y luna.- Según la creencia andina, los panes que poseen esta forma alejan al difunto de la oscuridad y alumbran su camino.
Llama.- Este animal simboliza la carga. Según la creencia andina ayudará al difunto a cargar las ofrendas para cruzar nuevamente al inframundo.
Cada uno de los productos de la mesa sirve para hacer una conexión entre la vida y la muerte. Con estos productos que son comercializados en tiendas, mercados y los propios alrededores de los cementerios, se tiene un fuerte componente antropológico, social y cultural.
Una vez que la mesa está puesta, se realizan oraciones y se deja todo listo para que a la medianoche, las almas puedan bajar a disfrutar de la ofrenda, según dicta la tradición cristiana.
Las familias retornan al día siguiente para hacer el despacho de las almas, levantando la mesa y repitiendo las oraciones del día anterior. En Bolivia es común que las familias pasen la noche junto a la tumba de sus difuntos.
Algunas costumbres en Tarija
En Tarija se encuentran estos productos como parte de la interculturalidad, pero también está vigente la tradición local en las antiguas casas o en comunidades del área rural, donde se alzan pequeños altares realizados con los platos favoritos de los difuntos cuando estuvieron en vida.
Entre las costumbres locales, existen personas o familias que deciden adoptar tumbas abandonadas, haciéndose cargo durante la festividad, según reveló en una anterior entrevista el tradicionalista Edmundo Ávila Moreno, conocido como el cumpa Mico.
La música marca su presencia en la región con tonadas y coplas que suenas entre cajas, quenas y guitarras, «pero no se baila», aclaraba el cumpa Mico.
En el Cementerio General de Tarija existen algunas tumbas que han sido adoptadas por miles de creyentes, entre ellas se encuentran de Tierra Sacra y de las denominadas «almitas milagrosas».
Las «almitas milagrosas»
Aunque Todos los Santos tiene como esencia a la familia, en Tarija hay una tumba que no deja de ser visitada por cientos de personas a lo largo del año, pero especialmente la noche del 1 de noviembre. Tierra Sacra, es el lugar donde trasladan los cuerpos que no tienen nicho a perpetuidad.
Es una tumba grande que siempre está llena de flores. Este lugar es visitado por miles de religiosos que oran y dejan ofrendas a las almas de difuntos que quizás no tienen familiares en la ciudad o que simplemente fueron olvidadas por los suyos. También están las tumbas de las denominadas almas milagrosas.
Se trata de las tumbas de Jorge Fuentes y Antonio Chuquimia, dos jóvenes que en 1978 fueron ejecutados tras ser atrapados mientras robaban una tienda de telas en el centro de la ciudad. Otra versión indica que ambos, en un intento de robo, mataron a una pareja que se encontraba al interior del recinto.
Algunos los conocen como «los ladroncitos», mientras que otros se refieren a ese par de almas como «milagrosas». La creencia popular señala que el rezo a las dos almas concede favores y deseos, por lo que no es extraño encontrar ofrendas florales, cigarrillos, coca y cartas, no solo en la festividad de Todos los Santos, sino a lo largo del año.
La noche que fueron atrapados, la justicia decidió sentenciarlos con la ley de fuga; es decir, darles la chance de correr, mientras los policías disparaban por detrás. Ambos murieron por los disparos. Esta norma extrajudicial era utilizada en época de dictaduras.
Las personas con problemas judiciales suelen frecuentar sus tumbas, pues creen que al haber sufrido como ellos, sus almas intercederán a su favor.
Fiesta de Todos los Santos y fiesta de Todos los Fieles Difuntos
Según la religión católica, en la fiesta de Todos los Santos se honra a las personas que ya están en el cielo. En cambio, la fiesta de Todos los Fieles Difuntos, invita a rezar por las almas que se encuentran en el purgatorio y que, no han alcanzado el cielo todavía, describe la Red Católica Mundial.
Todos los Santos se celebra el 1 de noviembre y Todos los Fieles Difuntos el 2 de noviembre.
Por disposición del Ministerio de Trabajo hay tolerancia para este viernes 1 de noviembre a partir del mediodía en la jornada laboral, mientras que hay feriado nacional para el sábado 2 de noviembre.
*Nota del 24 de octubre de 2019, actualizada al 01 de noviembre de 2024.