Bolivia se acerca a los 70 días de cuarentena estricta. Durante este tiempo gran parte de los negocios permanecieron cerrados y las ventas e importaciones se paralizaron casi en su totalidad.
Bajo este contexto, la baja en las recaudaciones del Estado pareciera justificarse, sin embargo, expertos en la materia coinciden en que la disminución en las recaudaciones trasciende la situación actual del coronavirus, aunque sin duda, la pandemia aceleró el decrecimiento económico que el país arrastra hace varios años.
Según datos proporcionados a Verdad con Tinta desde la Dirección Nacional de Impuestos, entre febrero y abril de 2020 se recaudaron Bs 6504,5 millones en todos los impuestos de gestión del Servicio de Impuestos Nacionales – SIN.
En 2019, en ese mismo periodo, la cifra llegaba a los Bs 11.857,8 millones, significando una caída del 45% en las recaudaciones de todos los impuestos.
Los impuestos de mercado interno, excluyendo pagos por impuesto directo a los hidrocarburos (IDH), impuesto especial a los hidrocarburos y sus derivados (IEHD MI) e impuesto a las transacciones financieras (ITF), fueron de Bs 4.084,8 millones entre febrero de abril de este año, mientras que el año pasado fue de Bs 9.640,6 millones. En este caso, las caída ronda el 42%.
Aunque la pandemia parece haber echado leña al fuego, expertos en economía aseguran que es una realidad que ya se percibía desde hace “varios” años.
“Las recaudaciones tributarias empiezan a crecer en Bolivia entre el 2008 y 2009, porque el país recibe un boom de ingresos fruto de la venta de gas a Brasil y Argentina”, explica el economista tarijeño José Luis Porcel a modo de contextualizar la compleja situación, remontándose a los años en que los contratos firmados en 2001 y 2006 respectivamente, daban generosas rentas al país.
“Por aquel entonces también empiezan a subir los precios de las materias primas en el mundo”, acota el también docente de la Universidad Católica Boliviana, refiriendo que desde el 2001, China ingresó a la Organización Mundial del Comercio y para mantener su producción, necesitaba más materias primas.
Por el 2008, aquella necesidad de más materias primas empezó a beneficiar de forma más intensa a Latinoamérica y Bolivia.
“Había más demanda y entonces la oferta empezó moverse entorno a eso y subieron los precios”, dice explicando el porqué del aumento en las recaudaciones en aquellos años, y rechazando tajantemente la versión de que el alza que vivió el país haya sido fruto de la nacionalización de los hidrocarburos.
En ese contexto, en 2008 el barril de petróleo llegó a costar 142 dólares americanos, haciendo que en Bolivia los ingresos por hidrocarburos también aumentaran, ya que el precio del gas está indexado al del “oro negro”.
Este factor fue muy importante en lo que respecta las recaudaciones ya que, según explica el economista Javier Castellanos desde la ciudad de La Paz, los hidrocarburos son la principal fuente de recaudación del Estado y, por aquellos años, Bolivia estaba recibiendo tres veces más dinero sin esfuerzo alguno, bajo el paraguas de aquel efecto precio.
El aumento en los ingresos del Estado dio pie a la proliferación de canchitas de fútbol, coliseos, estadios, carreteras, mercados y algunas obras en salud y educación.
El resultado fue la apertura de más empresas constructoras y negocios que propiciaron el aumento en las recaudaciones hasta el año 2015, según explica Porcel desde su vivienda en la ciudad de Tarija.
“El 2010 las recaudaciones eran de Bs 10000 millones, mientras que el 2015 hemos llegado a Bs 51000 millones”, dice evidenciando el incremento.
La bonanza del 2015 fue más o menos similar hasta el 2018, aunque ya se notaba un leve estancamiento en las recaudaciones, el cual era camuflado a base de multas y sanciones.
“Lo que hizo impuestos fue empezar a presionar con multas y facturas. De esa forma ha mantenido sus ingresos, pero no es producto del dinamismo de la economía”, agrega el economista tarijeño.
De vuelta en el 2020, el coronavirus ha sido un factor que ha aumentado leña a ese fuego de la recesión económica, afectando consecuentemente los ingresos del Estado por concepto de las recaudaciones.
Pero más allá de los hidrocarburos y de la reciente pandemia, para el economista Javier Castellanos, es importante tomar en cuenta que antes de la pandemia, Bolivia se estaba sobreponiendo de los sucesos de octubre, cuando el país estuvo paralizado durante 21 días.
De hecho, Castellanos, quien fue presidente de la Cámara Nacional de Exportadores, asegura que “octubre fue el primer golpe” a las recaudaciones, y que la baja se prolongará en el segundo trimestre del año.
“Es un proceso que lo que ha hecho el coronavirus, ha sido acelerar”, dice coincidiendo con las apreciaciones de su colega tarijeño.
¿Qué significa esto?
Las recaudaciones de impuestos sirven para cubrir el gasto corriente del Estado, así como para el financiamiento de obras cuyo fin es el satisfacer necesidades comunes, como por ejemplo: carreteras, salud o educación.
Lo cierto es que la baja en las recaudaciones afecta a la liquidez del Estado, el cual en este momento necesita más recursos para paliar la crisis sanitaria y mantener su estructura, la cual copa gran parte de su presupuesto.
“El mayor gasto del Estado es el gasto corriente, de hecho, lo que más te cuesta son los sueldos y salarios, porque tienes 450 mil funcionarios públicos”, revela Castellanos sobre el pesado aparato Estatal.
Inclusive, el candidato a la vicepresidencia por la alianza Creemos, Marco Antonio Pumari Arriaga, llegó a proponer el cierre de la Asamblea Plurinacional y de algunos ministerios, para paliar la crisis económica, reconociendo el fuerte egreso que representa el gasto corriente para el Estado.
Para el expresidente de la Cámara Nacional de Exportadores, eso se traduce en déficit fiscal, que significa gastar lo que no tienes. A su vez, eso incide en la inflación y en el poder adquisitivo de la gente.
“El efecto va a ser muy complicado y probablemente haya inflación… varios países van a sufrir un golpe inflacionario muy fuerte y eso significa que van a tener que hacer ajustes en su política monetaria”, devela Castellanos, quien no descarta que, al menos en estados vecinos, haya una devaluación.
¿Cuál es la respuesta del Estado?
“Se ha prestado plata… mucha plata”, analiza José Luis Porcel sobre la respuesta del Estado, el cual en estos momentos, en los que hay más gasto a causa de la pandemia y menos ingresos-por el mismo motivo- ha acudido al endeudamiento.
El Banco Central de Bolivia, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Gobierno de Italia, son algunas de sus fuentes de financiamiento, además de haber recibido significativas donaciones tanto en recursos económicos como en tecnología, por parte de diferentes países.
“Estamos descubriendo que en los 14 años de bonanza económica que hemos tenido, no se ha hecho nada, o muy poco, para erradicar la pobreza”, se sincera Porcel, explicando que el futuro post-pandémico depara desempleo y pobreza.
Desde el punto de vista del analista, Bolivia debe acudir a préstamos internacionales para nivelar su macroeconomía, y no caer en situaciones tan deficitarias como las que afrontan en el continente Argentina o Venezuela.
Sin embargo, cuestiona que sea un gobierno de transición el que asuma una deuda tan importante.
“Aún saliendo de la pandemia, la recuperación de la economía boliviana va a ser muy lenta”, vaticina el experto, quien lamenta que en el caso de Tarija, se arrastra un decrecimiento económico desde hace seis años, mismo que se hará extensivo a todo el país este 2020.
Ante esta realidad, ambos economistas coinciden en la necesidad de activar el sector productivo, brindándole las herramientas necesarias para dinamizar la economía nacional.
Impuestos en tiempos de pandemia
En entrevista con Verdad con Tinta, el director nacional de impuestos, Mario Nava Morales, explicó que, en cumplimiento del decreto supremo 4200, el Servicio de Impuestos Nacionales adoptó medidas de alivio tributario en contra el COVID-19.
“Entre las más importantes, está la emisión de resoluciones normativas de directorio que tienen por finalidad la ampliación y prórroga en el pago de obligaciones formales como materiales”, dice respecto a las determinaciones impulsadas desde la oficina de recaudaciones, las que, desde su punto de vista, buscan “oxigenar” las finanzas como la economía de los contribuyentes.
“Estas ampliaciones de plazo en el pago de impuestos, están destinados a todos los impuestos del sistema tributario boliviano, así como para los regímenes especiales como el RTS (Régimen Tributario Simplificado) , RTI (Régimen Tributario Integrado) así también a los grandes (Graco) y principales (Prico) contribuyentes”, concluye Nava Morales.