Ya pasó un mes desde que Bolivia anunció que empezaría a tratar a pacientes críticos de COVID-19, con plasma hiperinmune extraído de personas recuperadas de esta enfermedad. Con voces a favor y en contra, esto es lo que necesitas saber sobre esta terapia.
El plasma es la fracción acelular de la sangre, que se obtiene al dejarla desprovista de células como los glóbulos rojos y los glóbulos blancos.
Se dice que es “hiperinmune”, porque al ser obtenida de un paciente curado de coronavirus, posee anticuerpos de la enfermedad que ayudarían a neutralizarla.
El plasma hiperinhume se obtiene de la sangre de los pacientes recuperados a través de donaciones y, posteriormente, se hace una transfusión para insertarlo en el organismo del paciente enfermo.
Italia es uno de los países que ha probado con éxito este tratamiento, e inclusive ha abierto la semana pasada un banco de plasma la semana pasada en Lombardía, la región más afectada por el coronavirus en ese país.
Del 27 de marzo al 8 de mayo, Policlínico San Matteo de Pavía y el hospital de Mantua, llevaron adelante las pruebas, evidenciando que el plasma es capaz de reducir la mortalidad a corto plazo y, en menor medida, ayuda a mejorar los parámetros respiratorios y los niveles de inflamación que produce la infección.
Este estudio registró una baja del 15% al 6%, en cuando a la mortalidad.
El 28 de marzo Estados Unidos, el país más golpeado por el virus a nivel mundial, empezó a realizar pruebas con plasma hiperinmune, siendo otro de los estados que se suman al uso de esta terapia.
El hospital Houston Methodist, se convirtió en el primer centro de Estados Unidos en probarlo en dos pacientes críticos.
Cada donación de 600 mililitros (ml) de sangre, sirve para tratar a dos pacientes.
De acuerdo a un estudio publicado a principios de mes por el American Journal of Patolhogy, de los 25 pacientes iniciales en los que se probó esta terapia, 19 mejoraron significativamente, mientras que once fueron dados de alta.
Según las investigaciones, el plasma hiperinmune ayudaría a eliminar el virus, así como a reducir sus daños en los infectados.
Francia, España, China y Austria respectivamente, son algunos de los países que están realizando tratamientos con plasma hiperinmune.
En Latinoamérica, Chile y Bolivia se convirtieron en los primeros países en introducir este tratamiento para pacientes críticos.
El caso Bolivia
El Ministerio de Salud de Bolivia informó el 15 de mayo que empezarían a usar plasma hiperhinmune en pacientes críticos de COVID-19.
«Estamos haciendo la separación del plasma convaleciente o hiperinmune de pacientes recuperados de los hospitales de La Portada y del Norte, y la siguiente semana vamos a enviar a más hospitales COVID-19», anunció el responsable nacional del Programa de Sangre, del Ministerio de Salud, Ignacio Alurralde.
El Ministerio de Salud aprobó un protocolo de obtención y uso de plasma hiperinmune, el cual establece parámetros y limitantes. Entre los más importantes, tener diagnostico previo de COVID-19, dar negativo para coronavirus en las pruebas y tener serología negativa para los virus VHB; VHC; HIV 1-2 y prueba serológica para sífilis, chagas, citomegalovirus o cualquier otra enfermedad transmisible, teniendo en cuenta los antecedentes epidemiológicos del candidato.
El embajador de Ciencia y Tecnología de Bolivia, Mohammed Mostajo, advirtió la semana pasada sobre los riesgos de este tratamiento, debido a su potencial peligro de propagación de virus de inmunodeficiencia humana (VIH), si no se realizan las pruebas patógenas de manera oportuna.
Al respecto, el Ministerio de Salud aseguro qué: «los bancos de sangre en Bolivia realizan un diagnóstico obligatorio de enfermedades infecciosas en la sangre». Además las transfusiones están reguladas por el Programa Nacional de Sangre.
Origen del plasma hiperinmune
Según informa Infobae, en las décadas del 50 y 60, cuando la fiebre hemorrágica cobraba cientos de vidas en Argentina, el doctor Julio Maiztegui dio con el plasma inmune de convaleciente.
Su hallazgo fue un aporte significativo para tratar a los pacientes de aquel entonces e inclusive fue utilizado en épocas recientes para tratar el ébola, la gripe H1N1 y el Mers-COV.