Con sus últimas palabras y postrada en una cama del Hospital del Quemado, Barby Urzagaste de 41 años pidió a su esposo que cuidara a su madre de 77 años como a sus cuatro hijos; hizo hincapié por el más pequeño, que en ese entonces tenía 8 años.
Aquel 13 de agosto de 2017, el caso de Bárbara Urzagaste hacía eco en todo el país: Tarija nuevamente se enlutaba, el voraz incendio de Sama arrebataba la tercera vida humana.
Barby como otros cientos de tarijeños, se enlistó en la fila de voluntarios para ayudar a sofocar el incendio en la serranía de Sama, pero lamentablemente corrió la misa suerte de Nedeyra Condorset, la joven cadete de la Escuela Básica Policial y de Luis Mendoza, el comunario de Guerrahuayco: las otras dos víctimas del fuego.
“Es un episodio que no puedo olvidar, casi todos los días pienso en ella”, cuenta a Verdad con Tinta, Alex Chino, el esposo de “Barby”, como solían llamarla.
La mañana del 12 de agosto, Alex volvía de haber dejado en la plaza principal a su hijo de 20 años; el joven junto a sus amigos formó un grupo de voluntarios para ayudar en las labores de sofocación del fuego.
“Llegué a la plaza y me emocioné, vi a mucha gente, parecía que Tarija estaba yendo a la guerra, entonces dije: quiero ir a ayudar y me volví a mi casa”.
Cuando Alex llegó, Barby estaba todavía en la cama, tenía el teléfono celular en las manos, chateaba; “donde vas”, le preguntó a su esposo, al ver que él se había puesto un overol y unas botas de goma.
Alex le respondió que se iba a la cuesta de Sama, “voy a ir al incendio”.
“Ella siempre estaba conmigo, íbamos a todos lados juntos, entonces me dijo que quería ir, pero le dije que no… pero ella insistió”, asegura el hombre.
Ambos partieron hasta la comunidad de Lazareto, llegando a la montaña, se enfilaron para la cadena humana, donde subían botellas de agua para enfriar las brasas, así estuvieron por un par de horas.
A eso de las 10. 00 de la mañana, Barby insistió a Alex que ya era hora de irse, tenía que volver a cocinar, su menú era un rico pescado.
A insistencia de Barby, ambos descendieron por la montaña, pero en su trayecto, vieron que un helicóptero sobrevolaba bastante cerca de las brasas que estaban apagadas, por lo que hicieron señas al piloto, pero fueron en vano, las hélices ya habían reavivado al fuego.
Eran cerca de las 10.15 de la mañana cuando sucedió aquella tragedia que marcó la vida de las familias Chino y Urzagaste.
Alex, cuenta que el helicóptero provocó una nube de humo en el cielo, que les impedía la visión. Todo pasó en un instante. “Agarré a Barby y le dije corramos, todos lo hicimos”, relata.
Alex recuerda que en ese momento comenzaron a sentir que no había oxígeno en el lugar. “No podíamos respirar”.
Fue precisamente en ese instante en que Barby se desvaneció y quedó atrapada entre las llamas que se elevaban hasta tomar la altura de un árbol.
El fuego seguía viniendo hacia ellos, entones, Alex en su instinto de supervivencia siguió corriendo, logró huir, pero Barby quedó atrapada por el fuego.
“De parte del Gobierno Nacional, no recibí ni las condolencias”
Alex Chino
Cuando rescataron a Barby, ella tenía quemaduras en todo el cuerpo.
El médico le indicó que las quemaduras afectaron el 70 por ciento de su cuerpo, lo que desencadenó en las siguientes horas en su muerte.
Para ese momento de duelo: las autoridades comprometieron ayuda para la familia Barby; sin embargo, no se concretaron.
El Gobierno Departamental se hizo cargo del ataúd, pero la ayuda llego hasta ahí.
La Alcaldía se comprometió en ceder un espacio gratuito en el Cementerio General para los restos de Bárbara, pero hasta hoy, la familia paga impuestos por ese lugar.
“De parte del Gobierno Nacional, no recibí ni las condolencias”, agrega Alex, sobre los principales apuntados, pues el helicóptero que reavivó las llamas en ese lugar, era de las Fuerzas Armadas.
Alex cree que no recibieron otra ayuda, porque como familia no quisieron que el velorio de Barby sea en el Salón Rojo de la Gobernación, como les sugirieron.
Familiares de Barby, entre ellos su madre y sus hermanas, realizaron el pasado 14 de agosto una marcha, pidiendo justicia por su muerte.
Proceso legal
El hecho fue investigado por el Ministerio Público, en la gestión del fiscal departamental, Gilbert Muñoz Ortiz, cuyo caso estaba calificado provisionalmente como “homicidio culposo”.
El caso fue derivado al entonces fiscal Carlos Andrés Oblitas, cuando se identificó a dos posibles responsables: el piloto de la nave y el copiloto, ambos de las Fuerzas Armadas.
En ese entonces, los familiares aseguraban que alguien más estaba en el helicóptero, porque esos días, autoridades nacionales y departamentales, en su afán de mostrar su preocupación por el incendio, sobrevolaban por la serranía, haciendo tomas de sus sobrevuelos.
Respecto al caso, Alex dice que “quedó ahí”, su abogado optó por seguir enviando memoriales.
“Es difícil luchar contra el Gobierno Nacional, vamos a tener que enviar memoriales para que el caso no se cierre”, le sugería su abogado.
Pero con el cambio de gobierno, vino la pandemia, lo que dejó una vez más el proceso paralizado. Estas retardaciones en el sistema judicial, hacen que Alex piense en desistir, porque debe pagar un abogado, trámites y pasajes sin ninguna garantía de ganar el caso.
Sus hijos, al ver a su padre preocupado, le dijeron: “papá es cierto que nos duele lo de mi mami, pero que sea Dios quien vea que vea eso”, cuenta Alex.
El sueño de Barby
El sueño de Barby, como el de otra madre era construir una casa propia, donde pudise compartir con sus cuatro hijos.
Semanas antes de su muerte, ya habían planificado con Alex iniciar la construcción de su casa con los ahorros que habían logrado como pareja.
En sus últimos años de vida, Barby se había adentrado en el deporte, lo hacía para cuidar su salud y la de su esposo.
“A Barby no le gustaba correr, pero me acompañaba con la bicicleta, íbamos por toda la avenida Víctor Paz, llegábamos hasta el puente San Martín”, recuerda. También practicaba básquet, fútbol y voleibol.
Entre otras de sus facetas, a Barby le gustaba elaborar vinos artesanales. “Le salían muy ricos, mis amigos me venían a visitar para probar el vinito de mi esposa”, dice entre alguna sonrisa.
Barby, tiene raíces en el municipio de Uriondo, la tierra de la uva.
Alex la recuerda como una “excelente madre” que siempre buscó “el bienestar de su familia”.
Datos
El incendio de la serranía de Sama en 2017 que se registró entre el 9 y el 13 de agosto, es considerado uno de los más fatales de Bolivia, consumió más 10.600 hectáreas de la reserva biológica. En esa oportunidad, tres personas fallecieron.
La ordenanza municipal 043/2017 rinde homenaje póstumo a Barby Urzagaste de Chino.