Doña Domitila partió de este mundo hace seis años, murió de cáncer; pero como dice Isabel Allende: «la muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan…» Dispuesta a mantener el recuerdo vivo de su madre, Romina llegó hace algunas semanas a la ciudad de Tarija para visitar el nicho donde descansaba su progenitora, pero la visita no fue grata.
Los restos de su madre ya no estaban en el sepulcro, habían sido sustituidos por los de otra persona que había fallecido hace “algunos meses”.
El caso de Romina no es diferente al de otras familias que visitaron el Cementerio General por la festividad de Todos Santos, y se sorprendieron al ver que los restos de sus familiares ya no estaban en sus sepulcros, sino que fueron retirados a un depósito de huesos.
Los desalojos se dan cada año, siendo 50, 60 y hasta 100 cadáveres que son sacados anualmente de sus nichos.
El administrador del Cementerio General, Ariel Zamora Gutiérrez, confirmó que efectuaron el “desalojo de algunos nichos”, por la falta del pago de alquiler, pero sobre todo, ante una fuerte demanda de espacios. “Ya no hay espacio en el cementerio”, revela.
“Vengo a Tarija cada año a limpiar la tumba de mi mami, ella fue muy creyente de Todos Santos, y yo también”, cuenta Romina a Verdad con Tinta.
Romina es creyente de que las “almitas” bajan al mundo terrenal por ese día. “Mi mamita viene ese día”, dice.
Pero la ingrata sorpresa cambió todo el panorama previsto de aquel encuentro con su progenitora. “Cuando llegué al nicho de mi madre, creí que me había confundido, pero busqué en toda la fila y no había mi mami”.
Sollozando bajo ese barbijo que le quitaba el aliento, Romina se acercó a la administración del cementerio buscando los restos de su madre.
“Me dijeron que no había pagado y que había hartos muertos por COVID que necesitaban ser enterrados, yo estaba creída que a mi mami le dieron gratis el nicho, porque ella murió de cáncer, eso iba como una ayuda”, cuenta.
Ya en el año 2014, previendo el crecimiento poblacional, la administración del Cementerio General solicitó a la Alcaldía de Tarija, la construcción de otro camposanto.
El Concejo Municipal, que en ese entonces era presidido por Rodrigo Paz Pereira, aprobó la Ley Municipal N° 60 que “declara prioridad la construcción del segundo cementerio general municipal”.
“Encomendar al Órgano Ejecutivo que el diseño del segundo cementerio general municipal para la ciudad de Tarija, tanto en su emplazamiento, arquitectura y materiales respondan a las exigencias técnicas y ambientales establecidas para este tipo de infraestructura, debiendo contemplar dicho diseño la implementación de un horno crematorio de última tecnología”, reza la ley municipal, aprobada hace seis años.
Paz fue electo alcalde en 2015 y hasta concluir su gestión en 2020, no se levantó la obra que él mismo había declarado de prioridad en la ley que aprobó.
Zamora explica que la Alcaldía está definiendo el lugar del nuevo panteón, “hay voluntad de nuestro actual acalde” y de la Dirección de Ordenamiento Territorial del municipio, dice en referencia al nuevo ejecutivo, Alfonso Lema Grosz.
“Está muy avanzado el proyecto, es solamente definir el lugar y la licencia ambiental”, agrega el funcionario.
El administrador explica que, si bien hay “algunos” nichos vacíos, estos ya tienen dueños, porque más del 70 por ciento de los espacios se vendieron a diferentes familias e instituciones: Policía, Magisterio, Fuerzas Armadas, entre otros.
Ese restante espacio del 30 por ciento es alquilado, pero a la fecha, ya no hay ni uno solo disponible.
Indicó que, mientras se construya el segundo cementerio, está en vigencia un convenio con un cementerio particular que ya adquirió su licencia de funcionamiento, que está ubicado entre Monte Centro y Monte Cercado.
“Para la gente que no encuentre tierrita aquí o que tenga algún allegado que haya fallecido por sospecha o confirmación de COVID, el único pago es del costo del carro fúnebre”, asegura.
Además, el citado cementerio particular tiene una capacidad mayor de 800 tumbas.
Los desalojos son ejecutados a partir de los cinco años de deuda.
“Por suerte, los huesitos de mi mami no se los llevaron al cajón grande, estaban en un depósito. Los del cementerio me dieron la opción de hacerlos cremar y alquilarme un nicho más pequeño, pero no me alcanzaba el dinero”, cuenta Romina.
Ante ese panorama, la joven tuvo que llevar los restos de su madre a un cementerio en la tierra natal de su madre; compró un pequeño cajón y partió hacia Tupiza, en el departamento de Potosí. Logró enterrar los restos de su madre justo antes de la festividad de Todos Santos.
Zamora lamenta que haya “bastante” descuido de los familiares con sus parientes fallecidos, al indicar que en la mayoría de los casos, se olvidan de pagar el alquiler de las tumbas.
“Cuando se deja la notificación, muchas veces la gente la saca y se va, se olvidan”, critica el funcionario.
Dice que las reacciones de los familiares recién se dan cuando los restos son sacados del nicho para llevarlos al depósito. “Ahí recién vienen totalmente molestos”.
El administrador del Cementerio General refiere que las familias deben entender que no es por “capricho” que se toman estas acciones, “yo no tengo la culpa del desalojo, sino las familias que se descuidan”, argumenta.
Fallecidos por COVID
A consecuencia de la pandemia, en los meses de julio, agosto y parte de septiembre, el número de fallecidos aumentó.
En el Cementerio General de la ciudad de Tarija fueron llegando enterrados entre 80 a 140 cadáveres por mes, cuando el número promedio antes de la pandemia era de 40 a 50.
De acuerdo a las estadísticas del Servicio Departamental de Salud (Sedes), se reportó en julio en la provincia Cercado 54 fallecidos por COVID, 62 en agosto, 41 en septiembre y 32 en octubre.
“Se tuvo que hacer un desalojo, no se podía dejar a los cadáveres en las morgues de los hospitales; para evitar más contagios, no nos quedó otra alternativa que hacer el desalojo”, indicó el administrador del Cementerio General, Ariel Zamora.
Aclaró que los fallecidos por COVID fueron sepultados previa cremación. “Las tumbas fueron bien selladas”, aseguró.
Cremaciones
El encargado del Crematorio Municipal, Miguel Ángel Guarachi Cáceres, explicó que sigue vigente la resolución admirativa que determina que el servicio de cremación para los fallecidos con COVID es “gratuito”.
Entre los requisitos para beneficiarse de la disposición, Guarachi, explicó que a simple emisión del certificado de defunción por el Sedes se valida la cremación gratuita.
Son más de 250 fallecidos con COVID que fueron cremados en este sitio. Explicó que el costo de cremaciones para particulares es de Bs 1250.