Los microplásticos son partículas de plástico que miden menos de cinco milímetros y son básicamente imperceptibles al ojo humano. Gracias a su diminuto tamaño y a su capacidad de trasportarse con el viento, estudios científicos recientes han comprobado que se encuentran en lugares impensados.
Hasta el año 2018 el mundo producía cerca de 360 millones toneladas métricas de plástico al año, cifra que va en aumento pese a los esfuerzos por frenar el consumo de estos materiales descartables; principalmente los de un solo uso, los que representan el 40% de la producción total.
La contaminación que generan los plásticos se ha convertido en un problema serio. Los agentes atmosféricos como las ondas, la abrasión, la radiación ultravioleta y la fotooxidación en combinación con bacterias, degradan los fragmentos de plástico en micro y nanopartículas que se esparcen por el aire y el agua sin que podamos percibirlas.
Aunque su presencia en el mar es inminente, ya que una parte importante del fondo marino está constituida por plásticos, una investigación encarada por la plataforma periodística Orb Media encontró partículas de plástico en diferentes marcas de botellas de agua.
Tras la publicación lanzada en el año 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe donde asegura que su riesgo para la salud es “mínimo”; sin embargo, la falta de evidencia científica no juega a favor, por lo que la OMS pidió en aquel entonces seguir estudiando sus posibles efectos en la salud.
En 2020 los microplásticos volvieron a ser noticia luego de que una investigación realizada por el Hospital Fatebenefratelli de Roma y el Politécnico de la región de las Marcas, hallara partículas artificiales en cuatro de las seis placentas analizadas.
El estudio reveló que tres de los doce fragmentos encontrados fueron identificados como polipropileno, un material que se usa especialmente en la producción de botellas de plástico.
Por su parte, los nueve fragmentos restantes provenían sintéticos de pintura, que podían pertenecer a cremas faciales, maquillaje o esmaltes de uñas, aromatizantes o perfumes. Aunque no hay estudios concluyentes sobre las consecuencias que esto puede