Innovación y educación, son los conceptos que más recalca el ingeniero ambiental Edwin Pérez Choque de la Entidad Municipal de Aseo de Tarija (EMAT), al momento de contar sobre los productos que son desarrollados en esta instancia junto con otras organizaciones y unidades educativas de la provincia Cercado.
Edwin es jefe de la Unidad de Educación Ambiental de EMAT, creada el año 2017 con el fin de capacitar a diferentes sectores sobre el cuidado del medioambiente y la gestión de residuos.
El producto de mayor impacto en estos años ha sido el lápiz ecológico, porque ha tenido un efecto replicador. Cuatro unidades educativas han elaborado estos lápices el año 2022; tres en la ciudad de Tarija y uno en la comunidad de San Andrés, en el área rural de Cercado.
Los colegios que forman parte de este proyecto son: Lindaura Campero del área fiscal, Jesús de Nazareth de convenio, American School de los particulares y Pedro Ribero del área rural.
En total fueron realizados 2500 biolápices distribuidos en colegios e instituciones en todo el país. “Un lápiz, un nuevo árbol”, resalta Edwin sobre la línea de la campaña.
Cada lápiz lleva en la parte superior una semilla envuelta en papel reciclado. En lugar del borrador, la persona se encuentra con esta sorpresa que le permite plantar un árbol.
“Cuando el lápiz esté muy pequeño y ya no sirva para escribir, se abre con un papel que se puede degradar rápidamente… entonces hacemos un trasplante”, resalta el funcionario municipal.
Mediante esta acción se ha evitado la tala de un árbol maduro y se ha dado vida a 2500 nuevas plantas de diferentes especies, según explica el funcionario.
La importancia de este proyecto está en la educación. La idea es que los estudiantes que fueron capacitados en la elaboración de los biolápices, enseñen a los distintos niveles en sus colegios.
Los lápices ecológicos son realizados con grafito, pegamento y papel periódico.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) donó el grafito y la empresa Monopol el pegamento para la elaboración de los 2500 biolápices.
Esta iniciativa forma parte de una campaña en contra de la tala indiscriminada de árboles, pues la materia prima de un lápiz es la madera.
A nivel mundial, cada año son talados 82 000 árboles para fabricar 2 000 millones de lápices tradicionales de madera. Cada árbol sirve para producir unos 170 000 lápices.
En un promedio anual, Bolivia importa más de 3 millones de kilos en lápices, según datos de la plataforma digital de comercio exterior Veritrade, lo que se resume en cientos de hectáreas de bosque.
Edwin Pérez saca una mesa que coloca en medio del patio central de EMAT, le pone una manta roja, y encima los materiales para la elaboración del lápiz. El funcionario no tarda ni diez minutos en envolver el papel periódico en el grafito con alta práctica y sutileza.
“Gracias Verdad con Tinta por su visita”, anota en la libreta con el lápiz recién realizado.
El proyecto pretende conseguir nuevas donaciones de grafito y pegamento para seguir realizando los biolápices en las unidades educativas de la ciudad.
En la misma línea, EMAT pretende efectuar este 2024 las “biolapiceras”, también de material desechable.
En realidad, este proyecto surge en el periodo de pandemia en el año 2020 por iniciativa de Carol Mancilla Sánchez, quien es coordinadora del colectivo Infinitum.
Tras recibir el apoyo de la WWF, Carol se contactó con EMAT con el fin de que el proyecto se expanda a las unidades educativas de la ciudad.
Uno de los colegios beneficiados es American School, cuyas instalaciones se encuentran en la zona central. Los estudiantes de la promoción 2023 mostraron sus lápices ya desgastados por el uso que le dieron en su último año de colegio.
María José Yuca Méndez, Lizeth Mariel Lozano, Franco Emanuel Cruz Ruiz, Milena Antoinette Zenteno y Argel Sebastián Jerez Otondo, abren las manos y muestran los pequeños lápices ecológicos.
Edwin asegura que este 2024 no solo capacitarán en unidades educativas de la ciudad, también recibieron invitaciones para expandirlo a las universidades Juan Misael Saracho (UAJMS) y Domingo Savio (UPDS).
En EMAT se fueron trabajando otros productos ecológicos que pueden encontrarse en sus instalaciones. Al caminar por sus instalaciones se aprecian pequeños camiones de goma o sillones hechos de neumáticos usados.
“Siempre tratamos de innovar; por ejemplo, hacemos jabón de aceite en desuso”, destaca.
Este jabón es efectuado con el aceite recolectado de diferentes puntos de la ciudad, especialmente de los carritos de comida rápida y restaurantes. “Hicimos la prueba y el jabón es bueno”.
El jabón ecológico puede ser utilizado para lavar platos o ropa, e incluso para el uso humano. “No genera ningún tipo de daño”, asegura al acotar que él mismo lo utiliza en casa.
Entre los productos que se encuentran en las instalaciones de EMAT está el abono orgánico.
El abono orgánico aporta nutrientes al suelo y genera mejores condiciones para el crecimiento de las plantas.
Este producto es realizado por la mezcla de materiales orgánicos vegetales y animales que son desechados como: cáscaras de huevo, restos de verduras y frutas, residuos de origen animal -huesos, piel, carne y sangre-; follaje o estiércol.
Las bolsas de abono orgánico son distribuidas en las instalaciones de EMAT.
Con la Unidad de Educación Ambiental, EMAT muestra que no es una entidad únicamente dedicada al recojo de la basura, sino que se estructura con diferentes brazos operativos en la gestión de residuos, donde la capacitación es uno de los más importantes.
La educación ambiental con la elaboración de productos ecológicos va cambiando gradualmente la perspectiva agresiva que se tiene de ciudad a un entorno más amigable.
Para conocer más sobre la Unidad de Educación Ambiental de EMAT, puedes contactarla haciendo clic en los siguientes enlaces:
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