Una labia imponente… son las 20:00 horas del 16 de mayo en el auditorio del Patio del Cabildo en la ciudad de Tarija. Gisela Derpic, abogada y docente universitaria, —quien en esta ocasión se presenta como autora del libro Cuba, ¡No hay derecho! acompañada de Humberto Vacaflor Ganam, periodista de gran trayectoria— se pone en escena para dar el primer llamado.
Libertad, derechos humanos y democracia son las palabras que atañen la presentación. En la puesta de Humberto, saltan memorias de trabajos comprometidos con la lucha por la libertad de expresión y experiencias cubiertas con un toque humorístico sutil. Con emociones encontradas, la oralidad de los expositores se sobrepone a la llegada de estudiantes, amigos y colegas.
‘’Cuba se construyó ante un telón de narrativas de escueto’’, es una de las frases de la autora que resuena en el auditorio, mientras expone los contenidos del texto, pero también deja entrever un conflicto que eclipsa temas de conversaciones entre izquierdas y derechas, nada más que en su esplendor, una dualidad problemática, pero también una lucha, ‘’socialismo o capitalismo’’.
Cada página habla sobre la lucha contra la dominación y la distribución de poder en Cuba. A ello, Gisela se pone de pie y suelta una de las expresiones que la acompañaron en la búsqueda: «La opresión es la negación de la libertad».
Sobre el contenido
«Estamos en 2019, Bolivia arde a raíz del fraude electoral y paralelamente Chile arde con un reclamo de asamblea constituyente y yo me meto en las redes a buscar información, ahí encuentro a un youtuber cubano que aparece como Karlitomadrid y que está alertando acerca de la presencia de elementos cubanos en el conflicto chileno, que habla además de Bolivia y dice «es que Cuba actúa en todos estos escenarios», dejando entrever que el reclamo es artificial y está siendo incorporado desde afuera», recuerda la autora.
Sentada en su escritorio, Gisela indaga sobre el contenido de la constitución chilena que provocó dicho estallido mediático.
Gisela encuentra la constitución elaborada en 1980 en el Gobierno de Augusto Pinochet Ugarte que, asegura, no provocó el estallido, pues el foco se centraba en una carta magna aprobada en gobiernos posteriores al régimen pinochetista. En este caso, apunta a la modificación de la Constitución en el Gobierno de Ricardo Lagos, elaborada con «inspiración socialista», según menciona la autora.
«En ese momento, me doy cuenta, yo, abogada, de la crucial importancia de agarrar las constituciones como la punta del ovillo…».
Inmediatamente, recurre a fuentes cubanas que hablaban sobre el conflicto de Chile, lo que la conduce a revisar el texto constitucional cubano.
‘’Primero es una constitución del 2019, que es reformada al influjo de la desesperación del régimen castrista de reanudar/normalizar relaciones con el malhadado imperio norteamericano, y me voy más atrás y descubro que hasta 1976 Cuba no había tenido constitución, desde 1959 nunca se había puesto en vigencia la CPE de 1940 y todo fue decreto, decreto, decreto…’’.
Lo curioso, según la autora, es que en 1976 la condición para que se reconozca al estado cubano como parte de los organismos internacionales era que tenga una constitución.
Según el trabajo de Derpic, la constitución cubana creada en la gestión de Fidel Castro era una «copia fiel» de aquella de carácter estalinista de la extinta Unión Soviética, misma que se mantuvo vigente hasta 2019.
Gisela se adentra en el texto constitucional cubano, espacio donde hace un estudio desde el punto de vista jurídico. «De ahí, ya no pude dejar el objeto de estudio», es decir, que de esa revisión, elaboró un objetivo de mayor alcance que fue establecer la situación cubana política, jurídica, económica y social en dos planos: «el legal y el real».
‘’La promesa socialista se aplicó fielmente en la aniquilación de la libertad y la igualdad formal, como condiciones para reducir a la gente a un objeto de opresión’’, asegura.
«No se la considera en su condición individual. La persona pasa a fundirse como lo que llamaríamos un colectivo, que podría traducirse en un enjambre, en el que pierde dignidad y derechos, esta parte fielmente se aplica», continúa.
Para Derpic, es importante ahondar en aquel «régimen» que, limitadas sus comunicaciones, denotó en la necesidad de contar una historia, un pedacito leíble de esa isla que era «tan misteriosa» para los países vecinos, e investigar para evidenciar las medidas que Cuba implementó.
En su conclusión, Cuba vive bajo «una dictadura disfrazada de democracia».
Ideales en disputa
Su obra habla de «una sociedad desigual» en Cuba, sin posibilidades de rendición por el «totalitarismo reinante». Refiere que esta isla es gobernada por una «cúpula militar familiar» que acapara el poder en beneficio propio «con todo su círculo de afecto y de influencia».
El actual presidente de Cuba es Miguel Díaz Canel, quien asumió la jefatura del Estado tras la salida de Raúl Castro.
Indaga sobre el tema impositivo y productivo en ese país. Critica el acopio como el «único» sistema para comercializar los productos agrícolas, sobre los empleados, quienes reciben sueldos por debajo del costo de la canasta básica familiar, según sus hallazgos.
Habla de profesionales «sometidos» a redes de tráfico y trata de personas, situación que está a punto de ser juzgada por el trabajo de Prisoners Defenders.
Priosioner Defenders es una organización con sede central en España que trabaja jurídicamente para proteger y promover los derechos humanos en países que son administrados por «tiranías», según especifica en su misión.
Gisela recuerda una frase que la acompañó en su búsqueda, ‘’cuando alguien te ofrece una utopía perfecta, en realidad te está ofreciendo el infierno’’.
‘’No se trata de declararse enemigo del comunismo porque sí, y despreciarlo de boca nada más, yo creo que hay datos muy elocuentes que hablan… probablemente el más significativo es de la emigración de los cubanos’’, argumenta.
Uno de los datos que tiene el libro es que en los últimos cuatro años salieron más de un millón de personas del país, ‘’que con riesgo de muerte se ven sometidos a exacciones de traficantes o lanzándose en balsas en el mar.’’
«La pregunta es ¿si es un paraíso por qué se escapan?», cuestiona Gisela.
Testimonios
Gracias a la tecnología, la autora se contacta en la presentación del libro con creadores de contenido cubanos como Luis Dener y Eliecer Ávila.
Además, destaca el caso Ian Padrón, un cineasta cubano que vive en el exilio, sumando el contacto que establece con miembros del Movimiento San Isidro y dos de sus representantes, ambos con condena: Manuel Otero Alcántara y Maykel ‘’Osorbo’’ Castillo, ganador de dos premios Grammy, coautor e intérprete de una canción, ‘’que es un himno a la libertad’’ según la autora, «Patria y vida».
La autora destaca los testimonios de la profesora Omara Ruíz Urquiola y su hermano Ariel, dos académicos que con sus historias personales ilustran «el horror de la dictadura cubana». Recuerda que ese contacto lo establece gracias a Anameli Ramos, quien agrega a Eloy Viera Cañive, un abogado exiliado de Cuba que reside en Canadá y que trabaja para una red multimedia que hace comunicación alternativa llamada El Toque.
Esa diversificación de lazos condujo a Gisela con Javier Larrondo, presidente de una asociación de defensa de presos políticos.
Sobre la metodología y recojo de información
Gisela realizó la transcripción de testimonios, conversaciones y recopilación de datos de fuentes legales y económicas para sacar una radiografía del contexto cubano. Realizó entrevistas a exiliados e hizo consultas a diversos movimientos que promueven la democracia.
La información recopilada proviene de 158 fuentes consultadas, tanto oficiales como no oficiales, incluyendo entrevistas a expertos cubanos, académicos y exiliados.
La comparación entre los dos planos identificados lleva a la autora a sacar la conclusión de que el socialismo en Cuba «es un proyecto fallido».
Considera que este sistema ha llevado a una mayoría a vivir en la pobreza, mientras el manejo del poder disfruta de «privilegios».
Un paseo por el contenido
«Lo que he encontrado es horroroso y más duro todavía porque me ha interpelado en el fondo de mi ser, cuando yo empiezo este trabajo no es que me voy desencantando de Cuba… pero es una cosa ver que se cae el socialismo real, porque es improductivo y acaba un tiempo de opresión, así en abstracto», declara sobre este trabajo.
«Fue muy duro para mí, aclaro en el libro. No es una historia de Cuba, no tengo ningún derecho de hacer una historia después de 5 meses de trabajo, donde trabaje de ocho a nueve horas por día, pero no es suficiente para hacer una historia».
La autora indica que fue complicado asimilar e investigar sucesos inesperados. «Uno no puede creer que en los primeros años de la gloriosa revolución cubana a la pobre gente que decidían fusilar previamente les desangraban entre 3 a 4 litros para ser luego comercializada».
«Yo reto a aquel que pretenda desmentir mi trabajo que lo desmienta con otro trabajo igual pues… misma cantidad de fuentes, misma calidad de fuentes, se pase las horas que me pasé bajando los cuerpos legales y estudiándolos».
Para el lector
«Lo primero que tengo que reconocer es que el libro no es de lectura fácil, tal es así que estoy pensando seriamente en sacar un texto más dinámico que contraponga los datos reales para que la gente tome conciencia».
Gisela se dirige a los lectores y les pide constancia, que lean el libro, verifiquen las fuentes y reflexionen.
«Creo que es una experiencia interesante, una lectura dialogada con otras personas, que podría ayudar a formar una opinión interactiva».
Derpic afirma que este libro es un instrumento para «despertar conciencia y compromiso activo».
Más información para conseguir el libro
El libro, de momento, puede adquirirse vía Amazon. Haga clic aquí.
¿Quién es Gisela Derpic?
Es abogada nacida en Potosí, obtuvo la licenciatura en Derecho, la maestría en Educación Superior y en Derecho Constitucional, además de un postgrado en Creatividad en la Universidad Autónoma Tomás Frías de su ciudad natal. En la misma institución fue docente titular de Sociología General y Jurídica y Metodología de la Investigación entre 1988 y 2010, habiendo ejercido además las funciones de secretaria general y decana de la Facultad de Derecho. En esta última condición fue promotora de una reforma integral que derivó en la primera experiencia de ampliación del nivel terminal formativo a la maestría, la misma que fue declarada piloto en el sistema universitario boliviano. Participó como calificadora externa de carreras y facultades de este sistema.
Desde su juventud fue dirigente estudiantil, de secundaria y universitaria, llegando a integrar el Comité Ejecutivo de la Federación Universitaria Local. Fue integrante del Comité Civico Potosinista (Comcipo).
Su activismo por los derechos humanos la llevaron a ser parte de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Potosí, presidiéndola en la gestión 1990-1992.
Fue directora departamental de acción cultural Loyola en Potosí, donde permaneció 4 años.
En 2003 ocupó el cargo de prefecta del departamento de Potosí hasta 2005 en el Gobierno de Carlos Mesa Gisbert. Actualmente es docente en la Carrera de Derecho en la Universidad Católica Boliviana en su sede de Tarija.
Publica regularmente sus escritos en su blog “En LIBERtad”, disponible en www.giseladerpic.com.