El barrio San José de la Tarija de los 90 fue el detonador que motivó a Marcio Aguilar a empezar a tipear las primeras letras de su cuento Valle. Tanto la idea como la ejecución le han valido ser el primer lugar en el Premio Municipal de Literatura “Franz Tamayo” 2024 entregado en la ciudad de La Paz.
Marcio Ramiro Aguilar Jurado, nacido en Tarija hace 33 años y residente de la ciudad de El Alto desde sus 20, ha sumado con este premio el séptimo reconocimiento de su carrera literaria. De las ocho veces que mandó una pieza a un certamen, sólo una quedó fuera de los primeros lugares y menciones de honor, pero como escritor, Marcio sabe que el mérito va más allá del reconocimiento, pues se refiere a motivaciones íntimas, emocionales e intelectuales que por sí solas hacen que escribir valga la pena.
A continuación, te presentamos nuestras cuatro preguntas a Marcio Aguilar.
Verdad Con Tinta (VCT): ¿Qué te motiva a escribir literatura?
Marcio Aguilar (M. A.): En el tiempo que llevo escribiendo existieron distintas motivaciones. En su momento fue la necesidad económica. Ganar el segundo o el primer lugar de un premio implicaba recibir un monto de dinero, a veces equivalente a un sueldo mínimo nacional, en el peor de los casos, o a seis sueldos mínimos, en el mejor de los casos. Escribir exige tiempo. Tiempo de lectura, de concentración, de edición, y de muchas cosas. Hay una atmósfera en el ejercicio de la escritura que no se lleva muy bien con la atmósfera del mercado laboral convencional. Es difícil trabajar 8, 10, 12 horas y al mismo tiempo hacer literatura.
Pero más allá de ese enfoque material, también hay motivaciones íntimas, emocionales e intelectuales. Por ejemplo, en Valle, el relato ganador del Franz Tamayo 2024, tuve una necesidad vital de volver mis ojos y mis oídos hacia mi familia, mi barrio, mi ciudad, la Tarija del barrio San José de los años 90, aunque por supuesto, desde un ejercicio totalmente ficcional.
VCT: ¿De qué se trata Valle? ¿Qué buscas decir con él?
M. A.: Creo que el rasgo principal del cuento es la oralidad. Muchas personas me preguntan a qué me refiero con oralidad. Y entonces aquí apoyo mi respuesta en el concepto del proyecto THOA – Taller de Historial Oral Andina, que aunque no lo conozco a profundidad, creo que intuyo su intención. Este taller tenía como objetivo escribir o reescribir la historia de la región aimara del país, pero desde un recurso fundamental: la voz. En lugar de hacer de las fuentes documentales los recursos centrales de la historia, quienes eran parte de este taller tenían que remitirse a las voces de las personas, a sus relatos. En mi relato, intento ese ejercicio: volver mi escucha a mi entorno de fines de los noventa y principios de los dos mil en el barrio San José, ese barrio que a pesar de haberse vuelto casi céntrico por el crecimiento de Tarija, en términos geográficos, sigue siendo más vecino de la Villa Abaroa que del casco viejo.
«… el premio es como una arenga, como un aliento que te hace pensar que lo que escribes tiene su valor».
VCT: ¿Qué planeas de aquí al futuro para tus letras?
M. A.: Publicar un libro, una compilación de cuentos. Y seguir escribiendo. Respecto a la atmósfera temática, podría decir que estoy un poco obsesionado con las voces, con la oralidad, sobre todo las de mi territorio, Tarija, pero no con un fin costumbrista, no pienso escribir cosas de este tipo, además, creo que es algo que ya hicieron otros escritores tarijeños, ¿no? ¿O me equivoco? No busco eso. Lo que estoy intentando hacer, en todo caso, no es más que un ejercicio ficcional. Lo que más me interesa es la voz en su angustia, en su contradicción, en su temor, en su frustración, en todas esas cosas que también son parte de Tarija. Porque esta ciudad no solo es sonrisa, o canto, o jardín eternamente florido. Tarija también es sombra. No sé si tiene mucha relación con lo que digo, pero hay un par de líneas en Pombero, obra de Marina Closs, que dicen más o menos así y que me mueven mucho: “esto no tiene otra pretensión de realidad que la de alzar una pequeña voz de miedo ante el tiránico español monótono”.
VCT: ¿Cómo trabajas tu proceso creativo?
M. A.: Leo, escucho y charlo. Esto en función del texto específico que estoy haciendo. Luego escribo. Y lo que escribo lo leo muchas veces. Aunque sea una página o un solo párrafo o una sola línea, leo, leo eso una y otra vez. Luego descarto, borro, corrijo. No avanzo si hay una línea que no me convence. Por eso también me lleva mucho tiempo terminar un cuento. Ese es mi modo de escribir. Entonces, mi rasgo principal es detenerme, detenerme antes que avanzar.
Sobre Marcio Aguilar
Marcio Ramiro Aguilar Jurado, 33 años, nació en Cercado, Tarija. Vivió en el barrio San José hasta sus 20 años. Actualmente, trabaja en redacción y edición de textos en el área de comunicación de una institución.
Ha recibido los siguientes reconocimientos:
2015, primer lugar en el concurso de literatura infantil “Yolanda Bedregal” (organizado por la Alcaldía de La Paz).
2018, primer lugar en el concurso de literatura infantil “Yolanda Bedregal”.
2019, mención de honor en el concurso nacional de cuento “Franz Tamayo”.
2020, mención de honor en el concurso nacional de cuento “Franz Tamayo”.
2021, segundo lugar en el concurso nacional de cuento “Franz Tamayo”.
2021, primer lugar en el concurso nacional de cuento corto “Si tus ojos vieran mi historia” (organizado por el Banco Mundial).
2024, primer lugar en el concurso nacional de cuento “Franz Tamayo”.
Tiene relatos publicados en diferentes antologías de cuentos con Santillana, Editorial 3600, Almatroste y Banco Mundial.
Su relato Aprender a hablar fue traducido al aimara, quechua, guaraní e inglés.