Mauricio Pachecho es un fotógrafo aficionado de vida silvestre que, aunque estudió ingeniería comercial, poco a poco empezó a fotografiar animales en su hábitat natural, haciendo que esto fuera copando parte importante de su tiempo.
“Me he ido especializando en anfibios”, dice respecto a su trabajo fotográfico. Fruto de su pasión por la fotografía silvestre, llegó en el 2020 a un sistema de quebradas que se encuentra en los alrededores de Caranavi, donde logró fotografiar al Atelopus tricolor, más conocido como rana arlequín; una especie de la familia Bufonidae, que se creía extinta en el mundo.
Desde el año 2003 el anfibio no había sido visto, por lo que se creía que estaba extinto. “Es parte de un grupo de anfibios que se llama Atelopus, que ha sufrido declinaciones catastróficas desde Centroamérica hasta Bolivia”, explica Pacheco, quien agrega que su desaparición no pasó desapercibida, ya que se trataba de una especie llamativa y “muy común” en las quebradas de los valles andinos y que se extendía hasta Costa Rica.
Su desaparición se ha dado principalmente a causa de una enfermedad generada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis que, según explica el fotógrafo de vida silvestre, “parece haberse vuelto más virulento a causa del cambio climático”.
“Es un hongo que ha llegado del África y que ha afectado a distintas especies de anfibios, bajando desde Centroamérica”, agrega mientras explica que aparentemente llegó a través de sapos acuáticos traídos del continente africano y que eran “muy utilizados” en laboratorios médicos. éste sería el responsable de la la enfermedad conocida como quitridiomicosis.

Pero al margen del Atelopus tricolor, Pacheco explica que las poblaciones de otros anfibios también han reducido considerablemente o están a punto de desaparecer. De hecho, otro género de ranas acuáticas, como la del lago Titicaca, existían en la zona de Los Yungas de La Paz, pero “no se han vuelto a ver”.
“El problema es que no se sabe realmente qué hacer, porque es muy difícil combatir el hongo en ambientes como este”, relata Mauricio. Además, explica que aún no se sabe si es una población en recuperación o en aislamiento, que no estuvo en contacto con el hongo.
“Hemos realizado búsquedas en otros lugares y no la hemos encontrado; está solo en esa quebrada, lo cual es un problema, porque si le pasa algo, desaparece todo lo que aparentemente queda de la especie”, relata Mauricio
Aunque el hecho de haber encontrado a una población adulta resulta alentador para la conservación del Atelopus tricolor, otros factores amenazan con hacer que su hallazgo sea efímero.
La perdida de hábitat a causa de la deforestación y el cambio de uso de tierras para la ganadería y cultivos, serían otros factores que amenazan no solo al Atelopus tricolor, sino a otros anfibios que se encuentran en Los Yungas y en la zona montañosa del país.
“De hecho en la quebrada en la que encontramos a los Atelopus, hay un plan para convertirla en zona de cultivo, lo que liquidaría el poco hábitat que le queda”.
Para Pacheco, el hecho de que se esté cambiando el uso de la tierra de una forma tan drástica y rápida, se constituye en el principal problema para la conservación de este anfibio, en medio de lo que describe como “el peor momento ambiental que vive el país”.