Los ratones de biblioteca del fútbol suelen tener presente que el primer mundial femenino de la historia fue realizado en la década de los 90; sin embargo, un acontecimiento de la misma magnitud opaca ese ya obsoleto dato: la Copa 71. Se trata de un campeonato mundial de fútbol femenino que tuvo lugar en México hace más de 50 años y que se organizó contra la voluntad de la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA).
En 1970, la población mexicana vio a la Brasil de Pelé como campeona del mundo. Lejos estaban de imaginarse que al año siguiente vería también el primer campeonato mundial de selecciones femeninas de la historia. Este evento deportivo, olvidado por el tiempo, fue sacado a la luz cinco décadas después en Copa 71, el documental de Netflix producido por las hermanas Venus y Serena Williams que narra la historia, anécdotas, hitos e injusticias de este temprano capítulo del fútbol femenino.
El torneo fue organizado por la Federación Internacional y Europea de Fútbol Femenino, que ya había realizado un evento similar en 1970 entre selecciones de ese continente, cuya sede fue Italia. En el campeonato de 1970, Dinamarca se había coronado campeona. Con ese antecedente, decidieron iniciar un campeonato que incluyera selecciones de otros continentes, siendo México la sede ideal.
Las protagonistas de Copa 71 son, desde luego, las futbolistas de México, Argentina, Inglaterra, Francia, Dinamarca e Italia: las seis selecciones que se disputaron el mérito de llamarse campeonas en una época en la que el fútbol de mujeres era un acto de rebeldía.
La pieza audiovisual, lejos de contar el pasado bajo las influencias del presente, deja rienda suelta a las exfutbolistas para recodar su historia incluso en pasajes en los que discrepan.
Y es que, a los ojos de los fanáticos del fútbol —y de las deportistas contemporáneas que hacen un par de apariciones— la Copa 71 parece un evento de ficción.
Las imágenes del estadio Azteca con más de 110 000 espectadores para la final parecen una trampa audiovisual, una ilusión óptica, pero no, son videos de archivo de las transmisiones del evento, el que es hasta ahora el de mayor asistencia para un partido de fútbol femenino.
A lo largo de los 90 minutos del documental, las jugadoras de las seis selecciones explican que incluso para ellas se trataba de algo irreal. El recibimiento, las cámaras o los presentes parecían algo destinado a gente famosa y no a chicas que jugaban por pasión. “Su” mundial contó con todo, desde mascota hasta hat-tricks y pókers, desde compañerismo deportivo hasta peleas en el campo y denuncias de amaño.
Viejas creencias sobre la población femenina habían alejado a las mujeres de un deporte que no distingue entre colores, recursos, género o festejos. Fueron las del 71 las que empezaron a pavimentar el camino para el fútbol femenino de la actualidad.
¿Por qué no se sabe mucho del mundial del 71? La FIFA se opuso a su organización en todo momento y amenazó con multas a las federaciones que se atrevieran formar parte del evento. Hasta la actualidad, no se reconoce el campeonato ganado a las campeonas. También se cree que la organización de la Copa 71 sólo tuvo fines comerciales.
Ningún contexto político o empresarial mancha el trasfondo: un mundial jugado casi por rebeldía, por decir “yo también puedo”. El lado oscuro de la historia es el final, cuando las futbolistas se alejaron para siempre de las canchas, tanto por imposición como por humillaciones.
El periodista que redacta este texto se niega a compartir cuál selección fue la ganadora y más detalles, pues Copa 71 es un producto audiovisual que, más allá de la historia, merece ser disfrutado por su narrativa y estética. No es un reportaje televisivo ni un video, es un documental en todo lo que implica la palabra, un largometraje para disfrutar en carne propia y no por el resumen de un tercero, un largometraje para reivindicar uno de los tantos capítulos borrados de la historia de la humanidad.
La primera Copa del Mundo Femenina reconocida por la FIFA fue realizada en el año 1991 en China.

En aquel torneo del 91 jugaron 12 selecciones, donde Estados Unidos se coronó como campeona tras vencer en la final a Noruega por 2-1.