El Instituto de Investigaciones Socio-Económicas (Iisec), el Instituto de Investigaciones en Ciencias del Comportamiento (IICC) y el Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales y Empresariales (Cicse) de la Universidad Católica Boliviana (UCB) presentaron el pasado miércoles 28 de agosto el estudio Espejos en conflicto: representaciones sociales de la violencia en el contexto universitario.
La presentación fue realizada en el campus central de la UCB- Tarija, donde participaron autoridades académicas, docentes y estudiantes.
El trabajo analiza la violencia de género en contextos universitarios de La Paz y Tarija, resaltando las diferencias en la percepción entre hombres y mujeres estudiantes.
El estudio, presentado por Marcela Losantos, coordinadora del IICC, Fernanda Wanderley, coordinadora del Iisec y Karina Olarte Quirós, investigadora representante del Cicse, mostraron los resultados, los que reflejan que el 85 % de las estudiantes mujeres han experimentado algún tipo de violencia en el entorno universitario, incluyendo la verbal, digital, psicológica e incluso sexual.
El estudio, financiado por el Fondo de Recursos para la Investigación Científica y Aplicada de la Universidad Católica Boliviana (Frica), ha sido elaborado con perspectiva de género y una revisión de la literatura existente.
Para este trabajo fue utilizada una metodología mixta y un enfoque multidisciplinario, empleando instrumentos variados como entrevistas, encuestas y grupos focales, con el objetivo de captar una visión integral de las experiencias de estudiantes en las sedes de Tarija y La Paz.
“Ha sido muy interesante porque el reto fue desde el diseño. Teníamos un equipo integrado por psicólogos, sociólogos y comunicadores (…) mirar el fenómeno de las representaciones sobre la violencia desde esas múltiples perspectivas fue un reto; pero es lo que enriqueció el estudio», explica la docente e investigadora en comunicación Karina Olarte.
Principales hallazgos
Karina Olarte explica que uno de los principales hallazgos de la investigación fue la normalización del acoso sexual en el entorno universitario. “Donde las mujeres son más propensas a identificar una amplia gama de comportamientos como acoso, mientras que los hombres tienden a minimizar estos actos”.
El estudio también revela que el 90 % de las mujeres y el 84 % de los hombres consideran frecuentes las bromas sexistas por parte de sus compañeros, lo que refleja una falta de conciencia crítica sobre la violencia de género en el ámbito estudiantil.
Representaciones sociales de la violencia
La investigación muestra la naturalización de la violencia en las interacciones cotidianas. Los resultados reflejan que el 70 % de las estudiantes han sido víctimas de agresiones de otros compañeros, mientras que el 66 % ha sufrido violencia de los docentes. Además, el 85 % de las mujeres encuestadas identificó haber experimentado violencia digital y más del 78 % reportó casos de violencia psicológica verbal o no verbal.
Las percepciones masculinas refuerzan esta situación: mientras que el 87 % de las estudiantes mujeres considera grave que se hagan bromas sexistas en el entorno universitario, solo el 49 % de los hombres comparte esa apreciación.
«El acoso sexual y la violencia psicológica están tan integrados en la vida diaria de la universidad que muchos ya no los perciben como tales», comenta Fernanda Wanderley, coordinadora del Iisec, quien destaca que los comentarios y bromas de contenido sexista son frecuentes, tanto entre estudiantes como también en docentes.
De hecho, el 61 % de las mujeres y el 44 % de los hombres indicaron haber sido testigos de este tipo de comportamiento proveniente de sus profesores.
El estudio también arroja luz sobre la tendencia de responsabilizar a las víctimas de acoso sexual, una práctica común. Fernanda detalla que un 38 % de los hombres considera que si una mujer viste ropa «reveladora», está provocando a sus compañeros, mientras que solo el 13% de las mujeres coincide con esa idea.
De igual manera, un 19 % de los hombres cree que el agresor no tiene toda la culpa en estos casos, lo que refuerza la minimización del comportamiento violento.
Karina Olarte, del Cicse, advierte que esta percepción lleva a que existan mujeres que no denuncien por temor a ser estigmatizadas.
“La violencia, especialmente el acoso sexual, es normalizada no solo entre los estudiantes, sino también por las mismas estructuras que deberían protegerlas”, explica la académica.
Seguridad y protección ante posibles escenarios de violencia
El 79 % de las mujeres encuestadas considera que el campo universitario es un entorno inseguro, una visión compartida por el 66 % de los hombres. Los estudiantes hombres relacionan la inseguridad con la falta de control sobre el acceso al campus, mientras que las mujeres la asocian más con las interacciones personales, señalando el acoso o la violencia por parte de sus compañeros y docentes como principales amenazas.
Marcela Losantos, coordinadora del IICC, subraya la necesidad de intervenciones institucionales «urgentes».
La investigación concluye con una serie de recomendaciones que incluyen la implementación de mecanismos de prevención más efectivos y una mayor sensibilidad hacia el problema de la violencia de género en las universidades.
Conclusiones y proyecciones
La presentación del informe, que incluye testimonios y datos reveladores, cierra con un llamado a la acción para transformar los campus en espacios más seguros e inclusivos para toda la comunidad estudiantil. “Debemos construir una cultura de respeto y solidaridad”, concluye Losantos, destacando que es «vital» generar cambios profundos en las actitudes colectivas.
De acuerdo con Fernanda, el estudio tiene dos públicos principales. En primer lugar, el académico con la publicación de dos artículos en revistas especializadas revisadas por pares, lo que permitirá una validación metodológica y teórica del trabajo. Este proceso, desde el punto de vista de la investigadora, es «crucial» para contribuir al conocimiento académico global desde Bolivia.
En segundo lugar, se enfoca en la Universidad Católica Boliviana, con la esperanza de que los hallazgos sirvan como base sólida en la toma de decisiones en sus respectivas unidades académicas. El objetivo es que la universidad utilice estas evidencias para desarrollar estrategias, planes y políticas que respondan de manera efectiva a la realidad local. La UCB tiene sedes en las ciudades de Cochabamba, La Paz, Santa Cruz, Sucre y Tarija.
“Hay como un proceso y este estudio es como un granito más, en ese caminar hacia la superación de la violencia”, concluye la investigadora.
Para acceder a la investigación te puedes contactar con alguno de los centros de investigación de la UCB. Ver aquí o aquí.