Algunos de los medicamentos que se ofrecen son Dialine, Diaprox y Yaconia. Organizaciones internacionales de salud han emitido alertas sobre estos fármacos que carecen de evidencia científica y son promocionados como supuestas curas contra esta enfermedad.
Por Marcelo Blanco
«La cura que los médicos no quieren que sepas», con promesas engañosas y titulares alarmistas, se multiplican en Facebook publicaciones que promocionan medicamentos denominados «milagrosos» para quienes padecen diabetes en el país, pero detrás de estas ofertas tentadoras no hay más que una peligrosa red de estafas: un entramado de engaños que, además de vaciar los bolsillos de los más vulnerables, pone en riesgo su salud. Estas redes operan en las sombras, escondidas detrás de empresas que crean dominios por todo el mundo, burlando fronteras y autoridades.
Desde los primeros días de 2023, un ejército de rostros generados por inteligencia artificial comenzó a poblar el ciberespacio, ofreciendo «curas milagrosas» para la diabetes y otras enfermedades crónicas. La imagen y voces son de figuras reconocidas —presentadores de televisión, políticos de renombre y cantantes—, estas sombras digitales lograron convencer a miles de usuarios de la supuesta fiabilidad de productos que, en realidad, son promesas vacías envueltas en tecnología. Las víctimas, la mayoría de ellas desesperadas, caen una tras otra en la trampa de la ilusión.
¿Qué es lo que venden? Medicamentos como Dialine de 500 miligramos (mg), Yaconia y Diaprox, cada uno promocionado como la «llave mágica» para controlar, o incluso curar, la diabetes ¿Hay algo de verdad en estas afirmaciones? La respuesta es un rotundo no.
El endocrinólogo Gustavo Herrera lo deja claro. «No existe ninguna evidencia científica que respalde los beneficios de estos productos para los diabéticos». Además, advierte de los riesgos ocultos. «El peligro es que no sabemos qué contienen realmente, y podrían descompensar gravemente a los pacientes. Lo fundamental en el tratamiento de la diabetes sigue siendo una alimentación saludable y el ejercicio físico».
Para Herrera, la promesa de estas falsas curas no solo es un engaño, sino una amenaza real para la salud de quienes las consumen.
El médico Herrera se enteró de estos llamados «medicamentos milagrosos» no solo por las redes sociales, sino por uno de sus pacientes. «Un hombre llegó a mi consulta contando que quería cambiar su tratamiento por un medicamento —recordó Herrera—. Le habían ofrecido uno de estos fármacos». El paciente había seguido los números de teléfono que aparecían en la publicidad, a lo que después recibió llamadas insistentes de los vendedores para que adquiera el producto que primero lo presentaban como la «cura de la diabetes», pero vía telefónica su narrativa cambió. “Le dijeron que no garantizaban que lo curarían”, narró el médico, reflejando la desesperación y confusión de quienes buscan cualquier salida a su condición.
El Servicio Departamental de Salud de La Paz (Sedes) reportó en 2022 que en todo el mundo alrededor de 422 millones de personas padecen diabetes. Cada año, 1.5 millones de muertes son atribuidas directamente a esta enfermedad silenciosa.
La diabetes es un trastorno metabólico crónico que eleva los niveles de azúcar en la sangre, y si no se detecta y trata a tiempo, puede dejar secuelas devastadoras en el cuerpo, desde daños cardíacos hasta complicaciones fatales.
La Sociedad Boliviana de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición lanzó a mediados de julio una advertencia ante la proliferación de estos llamados «medicamentos milagrosos». En su comunicado, los especialistas en salud subrayaron que ningún fármaco puede curar definitivamente la diabetes. Alertaron que reemplazar tratamientos médicos avalados por estas píldoras no solo es inútil, sino potencialmente peligroso.
Uno de los médicos de la sociedad, que prefirió poner su nombre en reserva, cuenta que la promoción de estos fármacos es «inmensa» y circulan sin ningún control. Además, dio comentarios sobre su experiencia con Diaprox y Yaconia.
Con el Dialine no tuvo algún acercamiento, pero sí la médica mexicana Zuraima Corona, quien explica sus recomendaciones y lo que contiene el frasco:
Estas publicaciones no solo circulan en Bolivia, sino en otros países como Ecuador, Paraguay y Perú ¿De dónde provienen?
Se identificaron 12 páginas en Facebook que promocionaban Dialine, Yaconia y en su mayoría Diaprox. Ninguna tenía administradores que estén en Bolivia. Los que controlan están en Estados Unidos, Ucrania, China, Polonia, Rusia, Marruecos e India, respectivamente. Pese a que eran medicamentos o cuentas diferentes, estos países se repetían. En casi todas apareció que tenían al menos una persona en Estados Unidos y Ucrania.
Algunas de estas páginas ya fueron eliminadas por Meta como Medlemonade y Medteam1 que promocionaban Dialine y otras se cambiaron el nombre para no ser encontradas. Por ejemplo, había tres cuentas que llevaban nombres del canal boliviano F10 para relacionarse con este medio de comunicación y con el periodista John Arandia.
Una cuenta de nombre Canal F10 sigue activa pero eliminaron sus contenidos, otra fue borrada llamada Revista 110 y la tercera pasó de ser Canal F10 Noticias – Bolivia a llamarse Big Discounts.
La página que ofrecía Yaconia sigue activa con el nombre Salud Programa, pero borró sus anuncios, y de Diaprox las seis cuentas siguen vigentes, aunque, de igual modo, sus publicidades desaparecieron, que son: Health Matters Now, Mahmut Baran sahin, Medical Life, Echoing Embers, Cosmic Cadenza y Dr.Ezequiel Montano 2.
(Video elaborado por el equipo de Bolivia Verifica para desmentir esta desinformación).
Las deepfake se han convertido en poderosas herramientas de engaño. Estos recursos multimedia presentados en audios, imágenes o videos son creados con inteligencia artificial que, mediante sofisticados algoritmos, logran replicar la voz y el rostro de personas reales.
En Bolivia, presentadoras de canales como Bolivia Tv, Bolivisión o Unitel han sido clonadas digitalmente para promocionar estos medicamentos fraudulentos, al igual que figuras de medios internacionales y políticos.
Lo que alguna vez parecía ciencia ficción, ahora es una inquietante realidad que ha facilitado la manipulación masiva, dejando a miles de usuarios expuestos a estafas disfrazadas de confianza.
«Es un engaño, compré y no sirve», «¿quién puede creer en esto?», son algunos de los comentarios entre las publicaciones que promocionan estos productos, aunque solo representan el 10% de los más de 1.000 usuarios que vieron y comentaron las ofertas.
La mayoría, en lugar de dudar, pide más información para adquirir los medicamentos, cegados por la promesa de una «cura».
Kenny Ramiro Canaviri, responsable de la Asociación de Personas con Diabetes, Familiares y Amigos, no oculta su molestia ante esta situación. «Veo en internet esos ofrecimientos y me irrita que falsifiquen hasta el rostro de la ministra de Salud (María Renée Castro). Yo he visto esas publicaciones y me he enfadado», declara.
Para el representante de esta asociación, dichas promociones juegan con la salud y la desesperación de quienes padecen diabetes, vulnerando su confianza en busca de una cura inexistente.
Aunque Canaviri nunca adquirió estos productos, recuerda el caso de una juez que también sufría de diabetes. Ella compraba Yaconia, un producto que le vendían a 200 bolivianos por tres frascos, asegurándole que venía desde Perú e iba a hacerle bien. «No la curó, pero decía sentir mejoras, así que seguía consumiéndolo», relata. Según Canaviri, este efecto podría deberse a que dicho producto se elabora a partir del yacón, un tubérculo con propiedades beneficiosas para diabéticos, aunque aclara que en Bolivia puede conseguirse por 15 a 20 bolivianos.
El yacón ayuda a bajar el nivel de azúcar, pero solo por tres horas. Es un tubérculo que se consigue en los mercados por Bs 15 o 20, no tiene efectos colaterales, «pero no es una cura», advierte, resaltando la desproporción entre el precio y la realidad del producto que vendieron a la juez.
El líder de la asociación de diabéticos también señala que son «pocos» los que admiten haber comprado estos medicamentos o haber reemplazado su tratamiento médico por ellos. De las 2.400 personas que forman parte de la asociación, apenas entre 120 y 150 acuden regularmente a sus controles médicos.
«Algunos buscan otras alternativas, pero muchos simplemente vuelven a sus viejos hábitos una vez que superan una crisis. Luego los volvemos a ver cuando sus niveles de azúcar suben o presentan complicaciones, como la vista borrosa», explica.
En un intento por conocer la experiencia de los afectados, se consultó a más de 20 personas que habían adquirido estos fármacos, pero solo dos respondieron. Una de ellas, que prefirió no revelar su nombre, denunció que compró Dialine por Bs 500, pero no solo no le sirvió, sino que fue estafada.
Oro caso es el de Cosme Toro, un terapeuta que promueve la medicina alternativa. Relata que adquirió cinco productos promocionados a través de Facebook. «Compré uno para el dolor de huesos, otro para las venas varicosas y uno para la diabetes». Ninguno de los productos funcionó como prometían.
Toro cuenta que adquirió Yaconia a un precio de Bs 500 y narra que el modus operandi que usan es promocionarlo en redes sociales y adjuntar un enlace al que debes ingresar y enviar tu número de teléfono celular y nombre; luego ellos te contactan para concretar la compra.
La entrega la hacen a domicilio. «Los productos me los entregaron en mi casa en Santa Cruz», expresa Toro.
En el siguiente audio conseguido por el equipo de Bolivia Verifica se puede escuchar cómo ofrecen estos medicamentos:
¿Tienen estos fármacos un registro oficial en la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías en Salud (Agemed) o en el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag)? La respuesta es contundente: no.
Agemed actualiza diariamente su lista de medicamentos legales, no tiene registro alguno de Diaprox, Dialine o Yaconia. Tampoco aparecen en los registros del Senasag.
Ambas entidades estatales cuentan con un sistema de denuncias para reportar medicamentos falsificados o que puedan representar un riesgo para la salud. En colaboración con los servicios departamentales de salud (Sedes), la Agemed identifica estos productos ilegales.
Entre sus alertas, destaca una de 2023 sobre Yaconia: tanto la versión fabricada en Bolivia como la que llega desde Perú fueron señaladas por no contar con registro sanitario.
A nivel internacional, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) también ha levantado la voz de alerta sobre los tratamientos y fármacos ilegales que se venden como suplementos nutricionales.
La FDA en uno de sus comunicados aconseja lo siguiente:
«A los consumidores no utilizar este tipo de productos por muchas razones. Por ejemplo, pueden contener ingredientes nocivos o no contener ningún ingrediente activo. Además, pueden comercializarse indebidamente como medicamentos sin receta (de venta libre) o suplementos nutricionales cuando contienen medicamentos recetados ocultos en el producto». Un mercado sombrío que se esconde detrás de la falsa promesa de salud.
Paraguay tampoco ha sido inmune a este fenómeno. La Dirección de Vigilancia Sanitaria de ese país emitió una alerta sobre el Diaprox, señalando que no cuenta con registro sanitario ni respaldo científico.
«Está siendo promocionado como suplemento dietario en presentación de cápsulas, destinado a personas con diabetes, con publicidad falsa y engañosa. Se ha detectado en plataformas digitales que Diaprox es promocionado ilegalmente como una supuesta ‘cura legítima’ para la diabetes», dice la alerta del Gobierno paraguayo.
Pese a las alertas y advertencias, hay personas que continúan cayendo en las redes de estafas. La razón va más allá de la simple falta de información: también existe un temor palpable entre algunos profesionales de la salud a enfrentarse a estos engaños.
Un médico de la Sociedad Boliviana de Endocrinología revela que han sido víctimas de represalias por desafiar a quienes venden estas «curas milagrosas». Han enfrentado procesos legales que les han costado tiempo y dinero, un precio alto por alzar la voz contra el fraude.
Recuerda una experiencia particular: durante una feria por el Día Mundial de la Diabetes, un individuo que afirmaba ser de México se unió para ofrecer una denominada «cura milagrosa» contra la diabetes.
Tras expresar su desacuerdo ante un medio de comunicación, el hombre inició un proceso al médico y llevó testigos para avalar lo que vendía. Al final, huyó a México y resultó ser un estafador recurrente, conocido por ofrecer cada año curas fraudulentas para diversas enfermedades, desde el mal de Chagas hasta la diabetes.
El problema no se limita a Diaprox, Dialine y Yaconia. Existen otros productos engañosos como anorexígenos y sibutramina, además de un reciente reloj que afirma medir la glucosa en sangre, pero que no cuenta con la aprobación de la FDA.
Este mercado de fraude, alimentado por la discreción del mundo digital y su alcance global, sigue en aumento, sin fronteras ni límites. A medida que la tecnología avanza, también lo hace la sofisticación de las estafas, dejando a los consumidores atrapados en una maraña de engaños que parece no tener fin.
Este reportaje fue realizado en el marco del taller sobre periodismo de investigación avanzando usando inteligencia de fuentes abiertas, impulsado por la Escuela de Periodismo de Columbia, el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), la Universidad Diego Portales y el Centro Global de la Universidad de Columbia en Santiago de Chile.