“Tarija la ciudad más limpia de Bolivia”, es uno de los slogans característicos de la capital sureña, pero cada año queda más efímero, porque sus calles, especialmente en los barrios periféricos, se llenan de desechos.
La situación actual plantea desafíos significativos para alcanzar aquella imagen ideal de constituirse como “la más limpia de Bolivia”.
La acumulación de basura, el estancamiento de agua, las inundaciones, la falta de educación ambiental, el comercio informal y la escasa respuesta de las instancias municipales afectan gravemente la imagen de Tarija como “destino turístico”.
Estos problemas no solo perjudican la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, también afectan la percepción que los turistas tienen de ella.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) evalúa ciudades y destinos turísticos considerando una serie de criterios que promueven el desarrollo sostenible, la calidad de vida de las comunidades locales y la experiencia del turista.
Uno de los puntos que considera esta organización es el “manejo adecuado de desechos y promoción del reciclaje”, según especifica en el documento de los criterios globales de turismo sostenible.
En el municipio de Tarija hay proyectos de EMAT que trabajan con el reciclaje, pero aún queda camino por recorrer, no así con el manejo adecuado de los desechos.
El alcalde Jhonny Torres Terzo había indicado en una anterior entrevista a Verdad con Tinta que una de las prioridades de la gestión era el manejo de los desechos, apuntando al botadero de Pampa Galana como uno de los problemas «estructurales» de la ciudad.
No solo es el problema de Pampa Galana; las calles, parques y plazas también se llenan de basura. Los pocos basureros antiguos colocados están colapsados.
El inicio de 2025 estuvo marcado por intensas lluvias, lo que ha evidenciado la falta de conciencia en la población sobre el manejo adecuado de los residuos.
A pesar del esfuerzo de personal de la Entidad Municipal de Aseo de Tarija (EMAT) en la limpieza diaria de los principales puntos de la ciudad, incluyendo ferias, mercados y barrios, la basura es un problema que afecta, tanto al centro como a las zonas periféricas.
Las recientes inundaciones han puesto en manifiesto la acumulación de residuos en la vía pública, situación que agrava los problemas de drenaje.
El desbordamiento de aguas en algunas áreas ha sido causado por el taponamiento de las bocas de tormentas, que han quedado obstruidas por la basura acumulada o tapadas por los mismos vecinos, admitió el ingeniero Carlos Ariel Castillo Portal, quien es director de EMAT.
EMAT lanzó en septiembre de 2024 una campaña de limpieza de las bocas de tormentas como una medida preventiva por la temporada de lluvias, pero la misma no tuvo los resultados esperados.
Las bocas de tormentas están prácticamente colapsadas y en cada lluvia, las calles del centro se convierten en pequeños ríos.
Además, se observa un aumento significativo en la generación de residuos en la ciudad, pasando de 150 toneladas diarias a 235 toneladas aproximadamente, lo que refleja un incremento en la producción de basura por el crecimiento de la población y el aumento del comercio.
Vasos, bolsas y cartones son los residuos más comunes que se encuentran botados en el centro de la ciudad. Si bien es considerada una zona turística por la propia Alcaldía de Tarija, los basureros son escasos en las calles Sucre, General Trigo y Domingo Paz.
La Dirección de Turismo está promocionando las actividades del Carnaval Chapaco 2025, pero no se pronunció sobre esta situación que afecta directamente la imagen de la ciudad.
Con esa realidad, el director de EMAT considera que Tarija pasó a ser una de las ciudades «más limpiadas» de Bolivia.
El funcionario municipal considera que es importante la participación activa de los vecinos para evitar la acumulación de basura en las calles, aunque el comercio informal, con permiso de la propia alcaldía también copa veredas, parques y plazas, dejando grandes cantidades de basura.