Aunque el objetivo era brindar al municipio un salto tecnológico que permitiera un mejor control de la ciudad y sus reparticiones; el proyecto terminó reduciéndose por falta de recursos económicos, dejando en status quo su conclusión total debido a cambios importantes en el contrato.

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La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define como ciudades inteligentes a aquellas que usan la tecnología como una herramienta para optimizar la eficiencia de la urbe y de su economía, “siempre y cuando sirva para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, además de proteger la naturaleza”.

Ciudades europeas como Róterdam en Países Bajos, Glasgow en Reino Unido y Umeå en Suecia se convirtieron en “faros de ciudades inteligentes” gracias al proyecto Ruggedised.

Ruggedised es un proyecto de ciudad inteligente financiado por el programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea.

Este proyecto combina las tecnologías de información y la comunicación (TIC), la movilidad eléctrica y las soluciones energéticas, para diseñar ciudades inteligentes.

Una muestra del plan de ciudad inteligente que se implementa en Róterdam-Países Bajos dentro del proyecto Ruggedised. En este mapa se ven 13 soluciones inteligentes para el distrito sur de esa ciudad.

La Comisión Europea define la ciudad inteligente como: “Un lugar donde las redes y servicios tradicionales se hacen más eficientes con el uso de tecnologías digitales y de telecomunicaciones, en beneficio de sus habitantes y empresas”.

Glasgow de Reino Unido es una de las ciudades que forman parte del proyecto Ruggedised. Foto: ISTOCK.

Tarija hacia una Ciudad Inteligente” fue el nombre de uno de los ambiciosos proyectos encarados por la gestión del alcalde Rodrigo Paz Pereira, quien indica que el concepto se toma en base a los objetivos de desarrollo de ONU Hábitat.

Con este proyecto, el alcalde prometía convertir al pequeño municipio sureño en la primera ciudad inteligente de Bolivia, bajo la propuesta de resolver problemas estructurales, gracias a la implementación y uso de la tecnología.

Fibra óptica, cámaras de seguridad, wifi gratis, digitalización del sistema de salud y educativo, fueron presentados como piezas claves para luchar contra la burocracia, la falta de conectividad y, por supuesto, la inseguridad, que se abordaría en la primera fase del proyecto.

“La lógica era darle a Tarija en una primera fase un salto de interconectividad para diferentes necesidades que tenía el ciudadano”, resalta Rodrigo Paz Pereira, quien fue el alcalde de esta ciudad entre 2015 y 2020, periodo en el que se implementó el citado proyecto.

Juan Carlos Yáñez, quien es el actual jefe de la Unidad de Sistemas y Modernización de la Alcaldía de Tarija, explica a Verdad con Tinta que este proyecto se dividió en “tres pilares importantes”.

Estos pilares fueron seguridad ciudadana, adquisición de tecnología y una plataforma para desarrollar softwares.

Presentación del proyecto Ciudad Inteligente en instalaciones del Comando Departamental de la Policía en octubre de 2018. Imagen: Nuevo Sur.

Un proyecto manejado al calor político  

El sueño de colarse en la selecta lista de ciudades inteligentes alrededor del mundo, se fue desmoronando por falta de presupuesto, cuando el 24 de julio de 2018 la Dirección Jurídica del Gobierno Departamental de Tarija informó de la resolución del convenio intergubernativo 017/2016.

Con este convenio, la Gobernación tarijeña se comprometía a financiar el 50% de la obra, cuya adjudicación fue realizada a la empresa Datec Ltda. por un monto inicial de Bs 86 millones 422 mil 518, según el contrato suscrito el 09 de octubre de 2017.

“La cláusula del convenio y la misma ley, establecen que existen causas de fuerza mayor que son imposibilidades que en un inicio no se tenían previstas, que hacen materialmente difícil concluir con el compromiso pactado”, explica Yamil García Delfín a Verdad con Tinta, quien fuera secretario de Justicia de la Gobernación en ese entonces.

Yamil García Delfín, exsecretario de Justicia de la Gobernación de Tarija.

“No hicieron bien los cálculos para tener los recursos necesarios”, dice Rodrigo Paz a Verdad con Tinta con referencia a la sorpresiva determinación que tomó esa vez la gestión del entonces gobernador Adrián Oliva Alcázar.

El exalcalde niega que la determinación tenga que ver con el momento político de aquel periodo, tomando en cuenta que Paz y Oliva, que hasta ahí iban en la misma línea, empezaban a tomar caminos diferentes con miras a las próximas elecciones, tanto nacionales como regionales.

“Se ha perdido muchísimo”, confiesa Juan Carlos Yañez, para quien técnicamente esta acción de la Gobernación cambió completamente lo proyectado.

Parecía que el proyecto se caía, pero la gestión municipal decidió seguir, haciendo un recorte en los componentes, siendo sacrificados los de salud y de educación.

Así, la seguridad se convirtió en la prioridad; según informaron en ese momento desde la Alcaldía.

“Se readecúa el proyecto”, responde Paz Pereira a la consulta del por qué se decidió continuar cuando no se contaba con todos los recursos previstos.

El proyecto siguió adelante, aunque dividido en “fases”, porque la Alcaldía no podía cubrir el 100% de su costo.

“¿Dónde está el dinero de los tarijeños?”, se cuestiona el exconcejal Sergio Gallardo Tárraga, quien fue uno de los principales opositores del proyecto durante su gestión en el municipio.

El data center ubicado en uno de los edificios municipales.

Para Gallardo, el proyecto no se debió haber realizado “nunca”, ya que el Gobierno Municipal no tenía el dinero para financiar la obra en su totalidad, por una parte, y porque había otras prioridades que atender, como el acceso al agua, la salud, la educación y la productividad.

 

Sin embargo, los presupuestos en aquellas áreas no se equiparaban al del proyecto licitado en la gestión 2017 por más de Bs 88 millones.

 

Las circunstancias llevaron al recorte, pero también a una resolución parcial del contrato con la empresa Datec Ltda., a través de la cual se eliminó la Fase 4, correspondiente a la implementación del software, reduciendo el monto del proyecto a Bs 53 millones 326 mil 300 y alejando cada vez más a Tarija de la defición de una ciudad inteligente.

 

Estos recursos serían destinados casi en su totalidad a los componentes reservados a convertir a Tarija en una “ciudad segura”, como se prometía en diferentes notas de prensa en medios de comunicación locales publicadas ese 2018.

 

Eso sí, lo que no se redujo, fue el plazo de entrega de 700 días, pese a que el 30% del proyecto fue quitado con dicha resolución parcial.

 

Han pasado más de 500 días desde que el municipio recibió la obra, y Tarija no ha logrado optimizar la eficiencia de la urbe ni de su economía a través de la tecnología implementada, haciendo que su destino como una ciudad inteligente, sea cada vez más incierto.

Publicado el 31 de mayo, 2022

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El presupuesto de proyectos de inversión en seguridad ciudadana en 2018 fue el más alto de los últimos 10 años. Entre 2018 y 2020, el proyecto Tarija hacia una Ciudad Inteligente se llevó el 68% de aquel presupuesto, pero el municipio sureño sigue siendo el que mayor tasa de delitos contra la propiedad acumula en el departamento y ocupa el cuarto lugar a nivel nacional

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El puesto policial convertido en un depósito de mangueras. La medida no gustó para nada a los vecinos del barrio San Jerónimo de la ciudad de Tarija, pero cedieron ante la promesa de que el publicitado proyecto Ciudad Inteligente cubriría las demandas de seguridad en la zona.

Acá te contamos la historia de lo que costó y lo que quedó de este proyecto.

Nunca antes el área de seguridad ciudadana en el municipio de Tarija había tenido tanto dinero como en el año 2018, más de 50 millones de bolivianos invertidos en un proyecto que prometía cambiar la vida de sus ciudadanos, cuyo nombre por sí solo los conquistaba: Ciudad Inteligente.

Ante la creciente inseguridad, los ciudadanos y organizaciones civiles han empezado a actuar por cuenta propia. Este es el caso de la dirigencia del barrio San Jerónimo, uno de los más antiguos de la ciudad.

En este barrio, la Alcaldía quitó el puesto policial que se encontraba en su plaza para convertirlo en un depósito de mangueras, a cambio, se prometió a los vecinos tecnología avanzada con el proyecto Ciudad Inteligente con el fin de disminuir los índices de delitos.

“Fue todo un show… la verdad una pérdida de tiempo”, revela Cristina Garzón, la actual presidenta del barrio San Jerónimo, sobre la presentación del proyecto en la zona. Aquella exposición ocurrió en el año 2018.

Garzón cuenta que en esa audiencia pública los funcionarios municipales llevaron diapositivas, hicieron un recorrido junto con los policías y los vecinos por las zonas identificadas como conflictivas, donde indicaron que se haría la instalación de las cámaras de video vigilancia.  “Todo para nada…no nos han dado nada”, se lamenta.

Cristina habla con Verdad con Tinta en un pequeño salón barrial donde la acompañan unos seis jóvenes vestidos de negro de pies a cabeza. Algunos llevan toletes, otros guantes o simplemente un palo. Ellos son los brigadistas barriales.

El puesto policial convertido en un depósito municipal. Los funcionarios no permitieron el ingreso, por lo que la foto fue tomada desde una ventana.
Cristina Garzón muestra en un pequeño mapa los focos de inseguridad en su barrio.

Este pequeño grupo cumple la función de hacer recorridos nocturnos por las calles del barrio, haciendo vibrar sus pitos en señal de alerta. Cuando ven un caso sospechoso, silban con todas sus fuerzas, como si fuese un árbitro de fútbol cobrando una falta.

Sus ojos se han convertido en los reemplazantes de las “cámaras inteligentes”, ante la promesa incumplida.

Cada vecino aporta la suma mensual de Bs 20 para el pago de estos ocasionales guardias.

La dirigente barrial cuenta que esta acción es realizada con el visto bueno de los propios policías, quienes al no tener las herramientas suficientes para cubrir la demanda en la zona, han optado por capacitar a los guardias civiles.

de la ciudad, de las más de mil requeridas.

Los brigadistas barriales de San Jerónimo, se convirtieron en los ojos que la ciudad no pudo dar Ciudad Inteligente.

En todo el distrito 11 de la ciudad de Tarija, donde se encuentra el barrio San Jerónimo, la Policía tiene un solo vehículo patrullero, “pese a que estamos hablando de una de las zonas más pobladas”, cuenta la dirigente con una potente voz mientras entrega al periodista un pequeño mapa de la zona; sí, realizado por ella misma.

El precio de la inseguridad

El proyecto Tarija hacia una Ciudad Inteligente tuvo un costo total de Bs 53 millones 326 mil 300 invertidos bajo la premisa de resolver problemas estructurales en el municipio sureño de Tarija, aunque inicialmente debía tener un costo de Bs 86 millones 422 mil 518, según el contrato suscrito el 09 de octubre de 2017.

El proyecto inicial contemplaba componentes para salud, educación e implementación de softwares.

Según el reporte histórico de presupuestos municipales de 2012 a 2021 publicado por la Fundación Jubileo, el presupuesto de la Alcaldía tarijeña se acercaba a los Bs 541 millones.

El 8,45% de ese presupuesto, estaba destinado a la partida de seguridad ciudadana, la cual contempla recursos para gastos de funcionamiento y proyectos de inversión.

El año 2018, el apartado de proyectos de inversión de seguridad ciudadana recibió su presupuesto más alto en los últimos diez años, superando los Bs 30 millones aproximadamente.

6 de cada 10 bolivianos de esos recursos, fueron destinados a Tarija hacia una Ciudad inteligente.

Según el informe de la Secretaría Municipal de Planificación, entre 2018 y 2019, el proyecto en cuestión se llevó el 68% del dinero de inversión en esta área. El monto alcanzó los Bs 19 millones 740 mil 983. Solo en 2018, el 63% de los recursos fueron destinados a Ciudad Inteligente.

Blanca Peñaloza, quien es la actual directora municipal de Seguridad Ciudadana, afirma que esta instancia, tres años después de esa inversión, se encuentra sin recursos y sin resultados palpables.

Para Peñaloza, los recursos destinados al proyecto Tarija hacia una Ciudad Inteligente, podrían haber sido utilizados a fortalecer la seguridad ciudadana en el municipio con más insumos como personal para la Policía, institución que según informa, entre el 2019 y 2021, fue privada de presupuesto para mantenimiento de sus unidades, entre otros.

Verdad con Tinta hizo una solicitud formal a la Secretaría Municipal de Planificación del presupuesto disgregado en seguridad ciudadana de las gestiones 2017, 2018, 2019 y 2020.

Con la respuesta de esta instancia municipal se pudo constatar que, entre 2018 y 2019, la mayor cantidad del dinero del área de seguridad ciudadana fue destinada al citado proyecto.

El año 2020 el presupuesto de proyectos de inversión en seguridad ciudadana fue “0”, precisamente, cuando la Alcaldía ya había dejado de lado a “Ciudad Inteligente”.

Cifras poco alentadorass

“Ahora, la sensación que me da es que Tarija sigue siendo, con todos los problemas que hay, comparativamente con el resto del país, con las capitales, la ciudad más segura de Bolivia”; ese es el análisis del exalcalde Rodrigo Paz Pereira al momento de hablar sobre la implementación del proyecto.

Para verificar este extremo, Verdad con Tinta solicitó formalmente al Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana y Lucha Contra las Drogas (OBSCD), las tablas estadísticas de criminalidad de delitos contra la propiedad de los 340 municipios de Bolivia en los años 2019, 2020 y 2021.  Los delitos en cuestion son: robo, robo agravado, abigateo y hurto.

Al hacer un análisis comparativo, se pudo constatar que el municipio de Tarija se encuentra entre las cuatro capitales departamentales que más casos de delitos registra por cada 10 mil habitantes.

Tarija se encuentra por encima de urbes como Santa Cruz de la Sierra o La Paz, cuyas poblaciones son superiores a los 2 millones y un millón de habitantes respectivamente, mientras que la población de Tarija, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), al 2022 cuenta con 264 mil habitantes.

En 2021, en Tarija se registraron 31 casos de delitos por cada 10 mil habitantes, convirtiéndola en la cuarta ciudad capital más peligrosa, siendo solo superada por Cobija con 53 casos por cada 10 mil habitantes, Trinidad con 32 casos y Sucre con 31,5.

Cerrando más los datos a nivel departamental, por cada 10 mil habitantes, el municipio de Tarija presenta 31 casos de delitos hasta 2021, muy por encima del segundo que es Villa Montes que tiene 20 y Yacuiba 17, que son los de mayor índice de inseguridad.

Se invirtió gran cantidad de dinero público en este proyecto, pero las estadísticas en seguridad ciudadana no reflejan mejoras.

Con las pantallas encendidas, pero sin nadie que las vigile. A dos años de su conclusión, el proyecto no solo no ha resuelto la inseguridad, sino que un porcentaje importante de cámaras no funciona, y no hay suficientes recursos humanos para el centro de monitoreo, ni dinero para el mantenimiento de los equipos.

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En las instalaciones policiales se encuentra el moderno centro de monitoreo instalado como parte del componente de seguridad del proyecto Ciudad Inteligente. En este sitio están instaladas las pantallas que muestran en calidad full HD imágenes de diferentes puntos estratégicos de la ciudad de Tarija, ubicada al sur de Bolivia.

En él, los modernos equipos que fueron instalados como parte del mencionado proyecto, procesan la información que llega por el anillo de fibra óptica desde las cámaras situadas en diferentes puntos de la ciudad, considerados como “estratégicos”.

Sin embargo, frente a los monitores, cuya pulcritud rinde cuenta de su reciente instalación, se torna evidente que en lugar de personas, los mismos son monitoreados y custodiados por sillas vacías.

 
Con sillas vacías, así se encuentra el centro de monitoreo.

En el centro de monitoreo dos factores impiden prevenir o detectar el robo: el primero, la falta de personal para el control; el segundo, las cámaras instaladas solo cubren el 10% de la ciudad, según explican a Verdad con Tinta desde el propio Comando Departamental de la Policía.

De acuerdo a la información que maneja la institución sobre el proyecto, la ciudad de Tarija necesita alrededor de 1111 cámaras de vigilancia. Pese a eso, solo hay 151 instaladas y al menos 43 de ellas no funcionan.

De doce pantallas que se encuentran en la sala de monitoreo, solo cinco están encendidas, es decir, que se tiene vigilancia en vivo de cinco zonas de la ciudad, de las más de mil requeridas.

De doce pantallas, solo 5 se encuentran encendidas.

Pero el hecho más alarmante es que estas cinco pantallas muestran lo que sucede en vivo a un grupo de sillas vacías.

Ni una sola persona hace seguimiento a lo que transmiten las cámaras. Solo se tiene a dos policías en una pequeña y angosta sala contigua de donde se pueden ver las pantallas por la pared de vidrio, pero existe otro detalle: Ambos están sentados de espaldas.

Esta pequeña sala es de atención de llamadas de emergencia al 911, pero los teléfonos y radios de comunicación con las patrullas están conectados en un largo escritorio que da la espalda a los monitores.

Entonces, los dos únicos policías que están sobre el escritorio atendiendo las llamadas, no pueden ver en tiempo real lo que muestran los monitores.

El inicio de Ciudad Inteligente

El proyecto arrancó el año 2018, destinando importantes recursos de seguridad ciudadana a su ejecución, buscando dotar a la policía de insumos y tecnología que ayudara en la labor de proporcionar más seguridad.

Se trataba de un proyecto concurrente entre el Gobierno Departamental y el Gobierno Municipal de Tarija, cuyo costo inicial era de Bs 86 millones 422 mil 518, según consta en el contrato suscrito el 09 de octubre de 2017.

Firma del convenido entre el gobernador Adrián Oliva, el alcalde Rodrigo Paz y el entonces comandante policial Ramiro La Fuente: Foto: El País.

La coyuntura política lo cambió todo. La Gobernación tarijeña a la cabeza del entonces gobernador Adrián Oliva Alcázar, decidió retirar la contraparte que había prometido por falta de recursos económicos, poniendo en peligro la continuidad del proyecto.

“La cláusula del convenio y la misma ley, establecen que existen causas de fuerza mayor que son imposibilidades que en un inicio no se tenían previstas, que hacen materialmente difícil concluir con el compromiso pactado”, argumenta Yamil García Delfín, quien fuera secretario de Justicia de la Gobernación en ese entonces.

García negó en la entrevista que esta cláusula hubiese sido motivada por factores políticos. Y es que en ese entonces, gobernador y alcalde tomaban caminos diferentes con miras a las elecciones subnacionales.

Aún sin tener los recursos para la implementación total del proyecto, la Alcaldía decidió darle continuidad, eliminando componentes del mismo y reduciendo el precio a Bs 53 millones.

“El proyecto se ha completado en lo que corresponde a seguridad ciudadana, se ha implementado un anillo de fibra óptica de 30 kilómetros alrededor de la ciudad donde se transmite información a las radios bases”, es la explicación de Juan Carlos Yañez, que es jefe de la Unidad de Sistemas y Modernización de la Alcaldía tarijeña.

Los componentes para salud, educación y los softwares fueron sacrificados, aunque según el exalcalde Rodrigo Paz Pereira, “se trabajarían en fases”. Con su mandato finalizado y una nueva gestión municipal con otros objetivos, la implementación de aquellas fases es una incógnita.

Cámaras que fallan e irregularidades en el proceso de contratación

Tras casi dos años de trabajo en Ciudad Inteligente, una serie de fallas técnicas llevaron a que el proyecto no fuera recibido formalmente por la Policía el año 2019, cuando la Alcaldía firmó la recepción.

Sobre el particular el exalcalde Rodrigo Paz dice que no estaba al tanto de esta determinación de la Policía. “Me sorprende esa situación, la verdad que desconocía”, asegura.

A pesar de que la Policía se negó a recibir el proyecto, el documento de recepción final fue firmado únicamente por técnicos de Datec, de la Alcaldía y un miembro de la comisión de recepción, el cual señala que no existen más observaciones al proyecto ejecutado por la empresa contratista.

Las subsanaciones pedidas por la Policía, entre las que resaltan la falta de funcionamiento de cámaras, imágenes pixeladas y cortes en la fibra óptica, no fueron realizadas hasta la fecha por la empresa Datec Ltda., la cual se adjudicó el proyecto, pese a que el plazo de recepción definitiva venció el 18 de septiembre de 2021.

Según explica el actual alcalde Jhonny Torres Terzo, la empresa se comprometió a realizar las subsanaciones si se le paga el monto adeudado en el contrato, el cual asciende a Bs 4.942.251,81 correspondientes a la última planilla de pago, según revela a Verdad con Tinta la concejal Marcela Guerrero.

Para  Torres, aquel saldo pendiente depende de la Gobernación, que ha determinado quitar su contraparte, por lo que la situación se encuentra en un “círculo vicioso”.

Aunque no hubo una mejora en las observaciones, los equipos continúan siendo utilizados por la Policía “por necesidad”, como se hacía inclusive antes de la recepción definitiva, pero por motivos que van desde lo técnico hasta lo humano, su uso desde 2018 continúa estando limitado a resolver requerimientos fiscales, especialmente en casos de robos y hurtos principalmente.

Las cámaras instaladas en el centro de la ciudad.

“Recibimos de seis a siete requerimientos por día”, aseguran desde la instancia policial.

Es decir, con el inicio del proyecto, los equipos fueron instalados en 2018, pero al detectarse las fallas e irregularidades mencionadas, el Comando Departamental de la Policía se negó a firmar la recepción definitiva.

Para la actual directora municipal de Seguridad Ciudadana Blanca Peñaloza, el proyecto no cumple con su objetivo.

Uno de los motivos que señala, es la falta de mantenimiento, pues pese a la recepción del proyecto por la gestión anterior, no se han destinado ni recursos humanos ni económicos para este fin.

Blanca Peñaloza asegura que tampoco reciben informes sobre los robos o casos registrados por las cámaras, siendo complejo analizar así la eficacia del trabajo.

Sobre los objetivos, la concejal Marcela Guerrero explica que en el “informe de diagnóstico del proyecto de implementación Tarija hacia una Ciudad Inteligente”, realizado por un equipo multidisciplinario del Concejo Municipal, se evidencia que en la resolución parcial del contrato con la empresa Datec Ltda. el 11 de diciembre de 2018, se dejan de cumplir los objetivos del documento base de contratación.

En pocas palabras, se pierde el objetivo y la finalidad del proyecto.

Guerrero denunció que solo 43 de las 151 cámaras instaladas estaban en funcionamiento.

La cifra de cámaras en funcionamiento habría mejorado en el último mes tras un mantenimiento realizado a los equipos, aunque la autoridad aclara que el costo es elevado y no hay recursos garantizados para aquello.

Entre otras deficiencias, Peñaloza señala que cuando se corta la luz, hay térmicos que deben ser activados de forma manual para que vuelvan a funcionar los equipos, al margen de cámaras cuyas imágenes están pixeladas por un “deficiente funcionamiento de la fibra óptica”.

Además, el contrato fue firmado sin que la empresa Datec Ltda. hubiese presentado el diseño de pre inversión, contradiciendo al Decreto Supremo 0181 de normas básicas del Sistema de Administración de Bienes y Servicios Públicos.

El artículo 40 de ese decreto prohíbe “iniciar procesos de contratación de obras, con planos o diseños no actualizados y realizar procesos de contratación en proyectos de inversión mayores a un año, que no cuenten con financiamiento para el total de la inversión”. En su momento, nadie hizo observaciones a este punto, ni siquiera las instancias encargadas de la fiscalización como el Concejo Municipal.

La exdirectora municipal de Seguridad Ciudadana Susana Pantoja Ballivián, quien apoyaba el proyecto desde su área, se negó a dar explicaciones sobre las presuntas anomalías, pese al requerimiento de entrevista que hizo Verdad con Tinta.

La exdirectora sí hizo un descargo mientras se debatía la implementación de Ciudad Inteligente en un programa de la cadena televisiva Plus TLT que era transmitido en vivo por Facebook.

Según Pantoja, la Ley Nacional 264 del sistema de seguridad ciudadana respalda la tecnología en las cámaras, también la reglamentación, además de aclarar que al culminar la gestión de Rodrigo Paz se cumplieron con todos los requisitos técnicos-legales. “Se dejaron funcionando las cámaras”, dice en el texto que publicó en esta red social.

Para la exfuncionaria, el fracaso de este proyecto es responsabilidad de la actual gestión municipal que encabeza el alcalde Jhonny Torrez Terzo, porque no lo está haciendo funcionar.

Sin plan, sin estudios y sin licencia

 

¿Por qué se implementó el proyecto de ciudad inteligente? ¿Cuáles eran las necesidades? ¿Cuál era el plan de seguridad ciudadana? Son preguntas de las que no se encontraron respuestas científicas, pues no se hicieron estudios para su ejecución.

La concejal Marcela Guerrero revela que no existe, ni existió, un estudio sobre la necesidad de ciudad inteligente para Tarija, en el cual se puedan sustentar las bases del proyecto.

Al hacer una revisión, este proyecto no se encuentra ni siquiera en el plan de trabajo de la fuerza política que presentó la candidatura a la Alcaldía de Paz Pereira en 2015, según se constató en una revisión en los archivos del Tribunal Electoral Departamental (TED).

En aquella oportunidad, Paz se presentó a la Alcaldía con la fuerza política Unidos Para Renovar (Unir), cuyo plan de trabajo resaltaba en el área de seguridad el fortalecimiento de la Policía en Tarija con infraestructura y equipamiento.

Curiosamente, la nueva gestión municipal a la cabeza de Jhonny Torres tiene a la misma fuerza política como su principal aliada, pero se desliga públicamente de la anterior administración.

¿Cuál fue el criterio de la instalación de cámaras? “No tienes un policía en cada esquina. La lógica de la cámara es como un policía, la tienes en lugares específicos”, es la explicación del exalcalde Paz Pereira sobre este componente que terminó por consumirse el presupuesto de seguridad ciudadana en los últimos cinco años.

Paz refiere que Tarija es la ciudad con más cámaras por habitante de las ciudades capitales del país, “que sean del municipio”.

Con la cantidad actual, Tarija tiene 60,4 cámaras por cada 100 mil habitantes, tomando en cuenta las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Si bien no es la ciudad capital con más equipos instalados, pues está por debajo de La Paz, que tiene 84,67 por cada 100 mil habitantes, sí es una de las ciudades con mayor número como estima Rodrigo Paz.

El número de cámaras instaladas no fue la solución al problema de la inseguridad.

Para conocer cuál es el promedio ideal de cámaras de video vigilancia por habitantes, se buscó a un experto en seguridad en América Latina, de esta forma, se contactó con el mexicano Ernesto López Portillo, quien accedió a una entrevista vía Zoom.

Ernesto López es coordinador del Programa de Seguridad de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. La respuesta a nuestra duda en específico, no tiene un número.

Para responder, López toma como ejemplo el modelo incremental, el cual, como su nombre lo dice, propone más recursos para tener más seguridad. Es decir, que los gobiernos buscan más recursos para la seguridad, pero no necesariamente estos traen mejores resultados.

“Usted me consulta por cámaras, bueno yo le preguntaría primero cuál es el modelo o la estrategia de seguridad que está detrás de la instalación de las cámaras, cómo se va a evaluar y cómo se va a rendir cuentas”, cuestiona el experto.

Al hacer esta investigación se constató por medio de los informes del Concejo Municipal, de la Secretaría Municipal de Planificación y de la Dirección Municipal de Seguridad Ciudadana, que no existe un estudio concreto para la instalación de las cámaras en la ciudad de Tarija, no se tiene tampoco una estrategia de seguridad, ni se elaboró un plan para evaluar impacto, menos de rendición de cuentas.

Para Ernesto López es importante que en este tipo de planeaciones trabajen expertos en seguridad ciudadana, no solo políticos y policías. “La seguridad ciudadana es una política integral, de reducción de violencia que necesita múltiples intervenciones, pero de liderazgo civil de personas formadas, especializadas de aplicar los métodos adecuados”.

Agrega que también es importante la inclusión de la sociedad civil en estos planes, algo que tampoco sucedió, según explicó la concejal Guerrero y confirmaron los dirigentes vecinales a Verdad con Tinta (Ver parte 2).

Uno de los errores identificados en este proyecto es que las cámaras fueron dejadas al Comando policial para que este defina los lugares estratégicos de instalación y su uso, pese a que no cuenta con los suficientes recursos humanos para su manejo.

En Tarija las cámaras fueron instaladas bajo el criterio de la Policía.

“Se les entrega las cámaras, los servidores y los sistemas de comunicación; pero es la Policía la que debe valorar el efecto”, argumenta el exalcalde, asegurando que es rol de la entidad policial brindar seguridad.

Tampoco había un conocimiento cabal de la tecnología que se estaba implementando, ni cómo se podía usar de manera más efectiva.

Desde el propio Comando Departamental de la Policía recordaron que en la presentación del proyecto en sus instalaciones, en octubre de 2018, el alcalde se había molestado porque las imágenes captadas por las cámaras no podían hacer una identificación facial. “Le dijimos que ese sistema no lo hace, no reconoce rostros ni placas, ese es otro software”, revelaron desde esta instancia.

Esta escena muestra la improvisación con la que el proyecto se implementó.

Para Ernesto López es clave que las políticas de seguridad estén científicamente evaluadas, como si se estuviese valorando una medicina.

El experto sustenta este postulado comparándolo con el tema de los medicamentos; por ejemplo, ningún país podría aceptar una vacuna covid que no estuviera científicamente autorizada, “supongo que nadie en ningún lugar del mundo pueda decir ‘aplícame una vacuna que no esté probada’; en seguridad tendríamos que decir lo mismo, las políticas de seguridad tendrían que estar comprobadas”.

En el caso específico de Tarija, no se hizo ni se hace eso, las políticas de implementación de este proyecto no fueron comprobadas.

El futuro es incierto

Para el exalcalde Rodrigo Paz el uso de las cámaras, la fibra óptica y el moderno data center ubicado en uno de los edificios municipales, depende de la actual gestión.  “Creo que el proyecto es muy útil, que el nuevo alcalde le puede dar una utilidad y un alcance extraordinario”.

El actual alcalde de Tarija Johnny Torres Terzo responde que el proyecto se encuentra dentro de un “círculo vicioso”.

“Las cosas tienen que ser claras. Para que funcione ciudad inteligente, por lo menos con seguridad ciudadana, la Policía debe recibir el sistema, pero nos dijo que no lo va a hacer porque no se hicieron los ajustes que pedía, pese a que la anterior gestión ha firmado recepción provisional y definitiva”.

Torres dice en una breve entrevista en su despacho que la empresa se comprometió en realizar los ajustes requeridos si se le paga el monto adeudado en el contrato, pero que esos recursos dependen de la Gobernación que ha determinado quitar su contraparte. “Ahí el círculo vicioso”.

El alcalde agrega que se está iniciando una auditoría interna al proyecto, además de que realizó una solicitud de auditoría a la Contraloría General del Estado.

Asegura que es necesario cerrar el proyecto, “se tiene que recibir o rechazar”.

También se pudo conocer por medio de un informe del Comando Departamental de la Policía, que el proyecto se implementó sin licencia de la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT) para el uso de las frecuencias.

Sobre todas estas irregularidades se intentó hablar con la empresa Datec S.R.L que es la encargada del proyecto, pero su única respuesta hasta el cierre de edición fue el silencio.

La Alcaldía y la Policía en Tarija se debaten sobre el presente y futuro del proyecto de ciudad inteligente, pese a que ya fueron invertidos hasta ahora más de Bs 50 millones.

En resumen, el concepto de ciudad inteligente en este proyecto quedó pequeño a los objetivos de desarrollo sostenible planteados por la Organización de Naciones Unidas (ONU), especialmente aquellos que apuntan a mejorar la calidad de vida. (Ver parte 3).

La improvisación y la falta de un plan en seguridad ciudadana, derivaron en un excesivo gasto de recursos económicos en un proyecto, cuyos resultados no son palpables, ni en las cifras, ni en las calles. Tampoco hay una rendición de cuentas ni una investigación oficial sobre el proyecto.  

¿Hay peor condición de un desaparecido tras ser asesinado por una dictadura militar? Han pasado 41 años y los restos de Carlos Flores Bedregal siguen desaparecidos de forma forzosa, así como los de Marcelo Quiroga Santa Cruz.

El 17 de Julio de 1980 cuando el golpe militar de García Meza, un operativo militar llegó parapetado en unas ambulancias a la reunión del Conade en la Central Obrera Boliviana (COB), allanaron la sede, ametrallaron el edificio, los detuvieron, les dispararon y, heridos, los introdujeron a las ambulancias, según testigos.

Carlos Flores, de 28 años, era diputado nacional y dirigente del Partido Obrero Revolucionario (POR), fue una de las víctimas.

Educado por jesuitas, era un joven político que luchaba por sus ideales. 

Desde su asesinato y desaparición, la familia Flores Bedregal, principalmente Olga, se ha encargado reclamar su paradero al Estado boliviano. Han pasado más de 40 años y no tienen respuesta. 

Olga ha dedicado su vida, todo su esfuerzo e invertido hasta su último centavo en tratar de encontrar los restos de su hermano. Ha sufrido lo indecible, ya que tuvo que ver tres exhumaciones falsas o de pronto aparecían paramilitares que le decían que tenían pruebas de su paradero. 

Incluso Evo Morales declaró el 2010 que “no existen archivos clasificados de las dictaduras”. Falso, todo falso. Dolor, mucho dolor. 

Olga, autora del libro País sin fin, escribió antes el libro Carta Inconclusa a mi hermano Carlos. En él narra el infame golpe militar, le escribe cartas conmovedoras y relata una biografía de su corta vida. 

Olga y la familia Flores aún no pueden cerrar este trágico episodio porque el Estado boliviano se lo impide. Es fundamental cerrar el ciclo doloroso con los fallecidos, caso contrario la herida queda abierta y se vive un duelo permanente. Los fallecidos merecen un entierro digno.

Olga pide -con el derecho que merece- que se desclasifiquen los archivos de las FFAA que dicen donde se encuentran los restos de Carlos así como el derecho a la información establecido en la Constitución.

Después de 20 años, todo documento debe ser desclasificado. Según la ley orgánica de las Fuerzas Armadas (FFAA), se pueden desclasificar archivos con una orden judicial o una resolución de la Asamblea Plurinacional. Olga obtuvo cinco órdenes judiciales, pero las FFAA no las cumplen.

En cualquier sociedad democrática se deben desclasificar los archivos. Incluso la CIA lo hace. Cualquier ser humano tiene derecho a la información, más aún si se trata de violaciones a los derechos humanos.

La Comisión de la Verdad del 2018, no dio resultados en el caso de Carlos Flores porque estuvo politizada por el gobierno del MAS.

Ante la indiferencia del Estado boliviano, Olga se vio obligada a recurrir a la Comisión Interamericana que después de 12 años el caso pasó a la Corte-IDH.

El mes pasado fue escuchada por siete jueces de gran prestigio. Olga declaró que el Estado boliviano no admite la desaparición de Carlos.

La procuraduría afirmó que no hubo desaparición porque Carlos Flores fue asesinado y su cuerpo sustraído de la morgue del Hospital de Clínicas. Obviamente no fue sustraído por su familia, caso contrario no estarían buscando sus restos y viviendo un calvario hace 40 años.

Se espera que hasta fin de año, la Corte-IDH redacte una sentencia, que dé un veredicto favorable, se desclasifiquen los archivos y se permita llegar a la verdad. Entretanto, “mientras los restos no sean localizados, la desaparición forzada sigue ejecutándose”, dijo el jurista Subieta. El dictador García Meza fue sentenciado a cadena perpetua y murió.

Aquel domingo los húmedos adoquines de San Julián brillaban límpidos y emanaban por sus rendijas un olor a tierra húmeda que rasgaba el ambiente, mezclándose con el aroma salitroso del pacífico anidado en las paredes y el alma de la vieja ciudad.
Las cornisas y balcones  raídos de la calle Coroncoro lucían de canto a punta de banderines de todos los colores  que parecían disfrutar la brisa matutina en un vaivén sin fin, evocando el movimiento del mar picado que susurraba a lo lejos.
Eran las diez y media de  la mañana. Un tumulto de gente se aglutinaba en medio de la calle Coroncoro, lanzando vítores y  abalanzándose como lobos  hambrientos sobre su presa. En medio de esa muchedumbre salvaje que parecía multiplicarse a borbotones surgió abriéndose paso,  una delgada y pálida figura que poco a poco empezó a delinearse conforme avanzaba calle abajo. Era Simón Carrasco, el nuevo cura del pueblo que había llegado hace unos días y había empezado sus faenas  luego de la misa dominical  haciendo una bendición colectiva que congregó a las masas populares del pueblo en un acto de una solemnidad no vista en los cien últimos años.
Un mal presagio pasó en ese instante por la mente de Carlos Sequeiros, el curandero de la costa, que observaba el alboroto mientras barajaba su maso de cartas al compás de la algarabía de los feligreses.

Una de sus cartas escapó saltando  justo a los pies del cura que pasaba en ese momento por la acera donde el taciturno costeño oficiaba sus rituales de santería y lectura de la suerte  cada mañana.
–Padre buenos días, que la misericordia de Dios nuestro señor lo guarde y ampare, este pueblo está condenado hace rato y si su merced no se anda con cuidado, pues vaya a saber que pase– <<exclamó Sequeiros >> Carrasco sonrío al oír esto y continuó caminando.

Sequeiros vio desaparecer al cura calle abajo, rumbo al puerto, quien ajeno a cualquier preocupación marcaba un paso lento y rítmico, como un muñeco de cuerda trazando su horizonte.

Aquella tarde sería la última vez que Simón Carrasco sería visto caminar con vida por las angostas y olvidadas calles del pueblo.
Doce campanazos marcó el reloj de la Catedral, el  sol abrasador del verano se regocijaba sobre la extensa playa a esa hora.

Simón Carrasco había llegado hasta el puerto, sus ojos grandes y cristalinos no podían contener la vorágine de emociones que le provocaba  ver el mar, la arena y la costa que se dibujaba a lo largo de kilómetros, acompañada de una espesa vegetación que estaba  custodiada de trecho  en trecho por las grandes rocas de piedra arenisca que permanecían inmutables como centinelas vigilando las islas que circundaban  San Julián.
Hugo, el canoero del pueblo, vio llegar al cura a lo lejos y agitando la mano lo invitó a subir a su embarcación. Carrasco apresuró el paso y de un brinco se montó en la canoa, en ese acto, sus miradas se entrelazaron por unos segundos como eslabones de hierro y un silencio incómodo flotó en el aire- ¿está seguro padre?-preguntó Hugo.

Simón Carrasco asintió con una mirada fría. Hugo correspondió frunciendo el seño, escupió tres veces al mar mirando al sur, tomó los remos y  empezó a remar con fuerza dando curso a la embarcación.
Luego de cuatro horas de navegar, Simón vio con alegría que la isla de los perdidos estaba a la vista, por el contrario, Hugo palidecía conforme se acercaban y le advertía que de no salir antes de las seis, nada podrían hacer por él, la isla tenía la fama de devorar a la gente y no devolverla jamás.
La canoa encalló con un crujido seco, Simón bajó, comenzó a caminar y  se internó en la espesura de los árboles hasta perderse isla adentro.
Un sudor frío empezó a correr por la frente del canoero que miraba sin cesar su reloj de cuerda. Sacó una pipa de su morral y empezó a fumar un tabaco amargo y rancio traído de tierras lejanas, pero aún así, no conseguía calmar su ansiedad.

La tarde iba cayendo, el sol se iba desdibujando y el mar se arremolinaba a ratos, la mirada de Hugo no cesaba de buscar a su pasajero entre las matas lejanas, un sentimiento de remordimiento lo acosaba y pensaba que todo esto había sido un error, que nunca debió haber ido hasta las islas de los perdidos, pero ya era tarde, solo le quedaba esperar.

El tic tac del reloj aproximaba las seis, Hugo ya no podía contener la espera, debía ir por el cura, en un  arrebato de valentía saltó y emprendió una carrera desenfrenada siguiendo las huellas en la arena que dejó Simón a su paso, cruzó las matas, enderezó su rumbo y logró encontrar un sendero que caminó a paso vivo a pesar de la maleza tupida. No paró hostigado por el fantasma de su propio miedo, hasta que finalmente logró ver al cura; ahí estaba Simón, sentado alrededor de una fogata compartiendo aguardiente con unos nativos, gente desconocida y un viejo pescador, don Martín Carrizo, de quien no se sabía su paradero hace años.

Martín Carrizo estaba desaparecido luego de un temporal que tuvo lugar mucho tiempo atrás, -Hugo no debiste molestarte en venir – exclamó Simón.

Hugo le respondió que ya debían volver; sin embargo, quedó sorprendido, casi pasmado y con menos prisa al ver a Martín y a tanta gente.

El ambiente asemejaba a un retrato de antaño, había un aura extraña en el aire y todos andaban en sus cosas, como en una especie de realidad alterna donde el tiempo nunca pasó.
-Espérame en la orilla Hugo, debo terminar lo que vine a hacer- indicó el cura. Hugo al ver que la cosa andaba muy relajada, y que los rumores de las islas que se comían a la  gente parecían desvanecerse al ver tantas  personas en ese lugar, volvió hacia la playa silbando, algo meditabundo y pensando  en cómo la gente del pueblo vivió carcomida por ese miedo tanto tiempo, al fin y al cabo eran solo unas islas como cualquier otra.
El reloj dio las seis y su tic tac ya no estremecía a Hugo, en ese momento, Simón Carrasco salió caminando de la arboleda, mas pálido de lo normal y con un bulto de forma alargada  envuelto totalmente en hojas de palma  y amarrado con lianas, llamó a Hugo para que le ayude a subirlo, le encargó que lo desenvolviera con cuidado al llegar, y luego lo  acomodaron en la parte trasera de la canoa.

Una vez que terminaron, Simón se despidió de Hugo, le dio su rosario y le dijo que mañana al amanecer retornaría a San Julián, que encargue a la gente estar tranquila y que no se preocupe por él. Le entregó dos monedas como paga y se marchó nuevamente isla adentro.
El viento soplaba de norte a sur, Hugo empezó a remar pero conforme se alejaba de la isla, sentía la canoa más y más pesada por las olas que empezaban a agitarse. Le restaba aún medio camino hasta San Julián, pero el cielo comenzaba a tejerse de nubes y a gruñir en estrepitosos relámpagos y truenos.

Hugo lamentó nuevamente la hora en que decidió ir para allá; el pánico se apoderó otra vez de él y vio cómo el mar empezaba a zarandear la embarcación mientras la lluvia iba agitando las aguas. Comenzó entonces una lucha por remar más rápido, por vencer al mar en su salvaje tempestad.

Las aguas lo dominaron y estuvo hora tras hora en un eterno suplicio, su cuerpo mojado y agotado por el esfuerzo poco a poco fue languideciendo, las fuerzas se le iban acabando y la lluvia en su rostro que caía sin cesar no le permitía ver si asomaba ya el puerto de San Julián.

Una batalla sin fin tuvo lugar aquella noche, hasta que Hugo decidió rendirse y someterse a la indómita voluntad del mar.
Los rayos del sol y el golpeteo de uno de los remos que sobrevivió a la tormenta despertaron a Hugo, que luego de remar toda la noche quedó exhausto y se había dormido, pero el sol en su rostro le hizo saber que estaba vivo y vio que estaba a  pocos metros del puerto, donde para su sorpresa, casi todo el pueblo esperaba ansioso su llegada.

Dio las remadas finales y se encontró con una avalancha de preguntas sobre lo que vio en las islas de los perdidos y qué había sucedido con del padre, al fin y al cabo, habían estrenado al cura apenas un día antes.
Hugo bajó el bulto, ayudado por Carlos Sequeiros que estaba en medio de la gente, tranquilizó a todos y les contó lo que pasó.

Aseguró que el padre estaría esa misma mañana en el pueblo, porque él así lo había prometido, y delante de todos empezó a desamarrar las lianas del bulto. Palma tras palma fue descubriendo lo que había dentro del bulto, divisándose una tela gris color marengo que todos parecían haber visto alguna vez, era la sotana húmeda en el cuerpo de Simón Carrasco que tenía los brazos cruzados y la piel fría, tan fría que ni el sol de la costa pudo calentar, llevaba una nota en el pecho que decía:

«Me quedo aquí, ya no podré volver allá, me quedo, porque aquí necesitan un cura más que allá, y les aseguro que las islas ya no comerán a nadie más”.

FOCUS

Ingrid Betancourt, que se presentará por segunda vez como candidata a la presidencia de  Colombia, ha sorprendido a los colombianos. 

Luego de estar ausente de su país por más de una década, retornó a Colombia hace unos meses y recientemente se postuló como precandidata a las elecciones de la Coalición Centro Esperanza (CCE). Sin embargo, abandonó la coalición ya que dijo que su partido no hace concesiones en la lucha frente a la corrupción. Por tanto, se presentará de manera independiente por su partido Verde Oxígeno.

La ex senadora saltó a la fama por el ingrato hecho de haber sido secuestrada durante seis años por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Fue separada de sus hijos e incluso encadenada para que no huya. Sufrió lo indecible. 

Resulto ser una secuestrada tan famosa como Patricia Hearst, el nieto de Paul Getty y  Samuel Doria Medina (en Bolivia), quienes fueron liberados.

Luego de ser liberada, exigió al gobierno colombiano una compensación de U$ 6.8 millones. Se equivocó. Si quería alguna compensación, no era al gobierno al que debía pedírselo.

Aquello provocó indignación a los colombianos principalmente a autoridades militares y gubernamentales ya que los rescatistas arriesgaron sus vidas en una operación sin precedentes en su país, en la que también liberaron a otros secuestrados. Al recibir tantas críticas, retiró la demanda.

Pero las demandas siguieron. Su hijo logró recientemente que un juez federal en EE.UU. instruya a las FARC y a ex miembros de dicha organización pagar U$ 36 millones por el secuestro de Betancourt, informó CNN.

En marzo se definirá en la CCE cuál de los precandidatos centristas como Sergio Fajardo (que salió en tercer lugar en las últimas elecciones), Alejandro Gaviria y Juan Manuel Galán, entre otros, resultará elegido ya que pretenden encontrar un candidato único. 

Según recientes encuestas de Guarumo y EcoAnalítica respecto a los candidatos de la CEE, daba 4.1% de intención de voto a Betancourt, a Fajardo el 41.6%, Gaviria 22.1%, y Galán 15.7%. ¿Será ese otro motivo por el que la ex senadora decidió retirarse de la coalición? Tiene demasiada competencia.

En la actualidad hay 25 aspirantes a la presidencia de Colombia cuyas elecciones se realizarán en mayo de este año. Hay postulantes de todas las tenencias y son demasiados.

Ocurre, sin embargo, que el que lidera las encuestas es el candidato populista de izquierda Gustavo Petro, que según la encuentadora Invamer, en noviembre pasado tenía el 42%.

Betancourt dijo a Fernando del Rincón, de CNN, que propone despenalizar las drogas y crear una Alianza para el Progreso con EE.UU. Despenalizar las drogas es un proceso faraónico muy controversial que debe ser negociado y consensuado por los países del continente.

También plantea la lucha contra la corrupción así como la defensa del medioambiente. De igual manera propone una agenda feminista. Aspira a buscar un mundo con “visión de mujer”. Al respecto advirtió que no  será un “feminismo intelectual o trasnochado”, sino que se pondrá a disposición para el cambio entre hombres y mujeres.

¿Betancourt se presenta como una opción? A pesar de los años que vivió en Europa, es muy conocida en Colombia por su largo secuestro lo cual creó empatía en la población lo que le daría ventaja ante sus rivales. 

Betancourt sería una buena interlocutora con las FARC para encontrar la reconciliación definitiva ya que a pesar de que firmaron un Acuerdo de Paz el 2016, todavía circulan grupos armados.

En caso de ganar, sería la primera mujer presidenta de Colombia.

Eran las cinco de la mañana. Enfundado en el pijama rojo de polar, contemplaba el árbol navideño que su madre había armado con esmero.

Aquel árbol que casi triplicaba sus escasos noventa y cinco centímetros, parecía querer unir la estrella que coronaba su punta con las del firmamento; de no ser por el techo que se interponía en su camino, de seguro que lo lograba. Al menos eso quería creer aquel pequeño de cinco años.

Las luces tintineaban danzando con particular elegancia, rompiendo con la tiniebla invernal que plagaba la madrugada europea, casi sin dar esperanza de un amanecer. Las bolas de cristal que su madre había comprado en una tienda de antigüedades, parecían burbujas flotando gracias al efecto de la luz en ellas.

A Miguel le gustaba levantarse temprano para contemplar aquel paisaje nostálgico que era un lujo exclusivo de ese mes del año. En enero, cuando su madre se disponía a desmontar la decoración, Miguel refunfuñaba cuestionando porqué no podían mantenerla todo el año. Conforme metía las pelotitas a la caja donde reposarían  hasta un nuevo diciembre, esbozaba un nuevo argumento sobre porqué no guardarlas. El más importante: “la casa luce feliz”.

Aquella madrugada podía disfrutar del espectáculo tranquilo, con la única compañía de Osvaldo, su incondicional osito de peluche.

Cuando el reloj daba casi las seis y el pequeño se dirigía a su cama para evitar una reprimenda matutina de sus progenitores, un pequeño ruido en el árbol lo alertó.

Una de las pelotitas rodaba desde detrás del árbol hacia él, pero cuando estaba a punto de levantarla, unas manos diminutas y peludas se lo impidieron.

— ¡Es mía!— exclamó la voz que salía del pequeño peludo.

Con el susto, Miguel tiró de la bola de cristal y la levantó hacia el techo. Junto con la esfera, la criatura quedó colgando a la altura de sus ojos: era un conejo de nariz roja, enfundado en un suéter a tono.

— ¿Quién eres?— preguntó el niño con temor, sabiendo que lo que veía era un conejo parlante.

— ¿Que quién soy? La pregunta es cómo terminó la esfera de Santa colgando en tu árbol. ¿Te imaginas qué puede pasar si se rompe? ¡Dios mío!, no quiero ni pensarlo… Hoy en día uno ya no puede ver antigüedades, que las cosas se salen de control— dijo la criatura mientras su rabo se movía al compás de su monólogo.

— Entonces, ¿eres ayudante de Santa? Yo pensé que sólo tenía elfos y renos—.

— Bah, eso es lo que las películas les hacen creer pero, ¿cómo Santa lograría entregar obsequios por todo el mundo solo con elfos y renos? ¡Piénsalo!, necesitas una planilla de personal más diversa— respondió el conejo con aires de sabelotodo. — Pero volviendo al tema, si no regreso con esto a tiempo, voy a perder mi trabajo y, quien sabe, termine en el sombrero de un mago en algún circo de pacotilla.

—¿Para qué sirve esta bola?—.

—Bueno, me encantaría explicarte, pero en las alturas no pienso con claridad, ¿te molestaría bajarme?—.

El conejo era confiado y sarcástico. A Miguel le pareció gracioso e inofensivo así que bajó el brazo, pero antes de soltar la esfera, lanzó una advertencia.

—Si huyes, grito, mis padres te atraparán y… ¡quien sabe donde termines!…— dijo Miguel mirando hacia la cocina con cara desafiante.

—Haber, niño, que la violencia no es necesaria, recuerda que Santa lo ve todo— atinó a decir el conejo.

—¿Entonces?— insistió Miguel mientras dejaba la esfera.

— Bueno, en realidad tiene múltiples funciones, digamos que es como la computadora de Santa; en ella puede ver las cartas que los niños le mandan, sus direcciones y qué están haciendo en tiempo real. Por si fuera poco, también te puede trasladar de ciudad en ciudad, permitiendo recorrer el mundo en una noche. Una verdadera joya de la tecnología, hecha exclusivamente para Santa— dijo el conejo cual vendedor de productos electrónicos en la televisión.

—¿Puedo ver cómo funciona?—.

El conejo lo miró confundido. Un cambio en su semblante anunciaba que aquel producto también venía con letra chica en el contrato.

—Mira niño, no todo lo que se ve aquí es lujo y fantasía. No todas las Navidades son como te imaginas, pero si realmente quieres verlo, pues… la bola estaba en tu casa… supongo que eso te da algún derecho—.

Se sujetaron de las manos y tomaron la esfera con fuerza. De pronto, estaban en algún lugar del África, aunque Miguel no lo sabía.

Por la ventana de una casa pudo ver a unos niños jugando en la sala en la que unos palos de madera imitaban la forma de un árbol, y en lugar de pelotitas brillantes, colgaban tapas de gaseosa con purpurina.

La siguiente parada fue un lugar seco, casi un desierto; pero en realidad era alguna parte del altiplano sudamericano.

En aquella casa un árbol tan pequeño como Miguel adornaba una mesita, en un ambiente que hacía de cocina, comedor y sala al mismo tiempo. Habían tantos colores y  luces, que el niño quedó extasiado.

Antes de que Miguel pudiera hacer alguna pregunta, emprendieron viaje a casa.

—Niño, no todas las navidades son como la tuya y no todos los árboles son como este, pero en todos esos lugares se vive la Navidad con el mismo amor e ilusión. Por eso me gusta este trabajo y esta bola significa tanto para mí— dijo el conejo notando la cara de tristeza de Miguel.

El niño se recostó sobre la alfombra y le pidió que le contara más historias. Conforme el conejo hablaba, se fue quedando dormido.

Cuando el reloj dio las siete campanadas, sus padres  encontraron a Miguel dormido. Al abrir los ojos, el niño no paró de contarles sobre el conejo de Santa, la bola y los lugares que habían visitado.

Sus padres lo miraron sorprendidos, pensando que se trataba de un sueño lleno de magia e imaginación. ¿Qué más podía ser?

Ángela Merkel fue cuatro veces elegida canciller y, tras 16 años en el poder, ahora lo deja por decisión propia. Cuesta creer su desprendimiento, ya que el poder tiene un imán del que los políticos no se quieren desprender. 

Doctora en física cuántica, fue la primera mujer elegida para ejercer el cargo de canciller de Alemania desde su creación como Estado federal en 1870. Ha sido reelegida tantas veces que hay una generación que sólo ha conocido un canciller.

Durante sus varias gestiones, fue la líder más pragmática y sólida en sus actuaciones ante la heterogénea Unión Europea.

Su juventud estuvo marcada por vivir en Alemania oriental, encerrada tras alambres de púas. Aquello le dio otra visión del mundo: la de uno libre, democrático y empático. 

Gran parte de su éxito se lo debe a su sencillez, austeridad, sagacidad, intuición, sin dejar de ser firme en la toma de decisiones. 

Durante sus gestiones, tuvo que enfrentar varias crisis, entre ellas, la caída del sistema financiero mundial del 2008, las amenazas de la desintegración de la Unión Europea, la gigantesca migración del 2015 y la pandemia mundial de la COVID-19.   

Ha sido una de las líderes más influyentes en su país y el mundo. No fue gratuito que el 2018,  Forbes la nombrara como la mujer más poderosa del mundo. 

Su gestión tuvo luces que sombras. Sus opositores la criticaron por haber sido “duditativa” en la toma de muchas decisiones. Otros la critican por haber dado discursos flojos. Sus opositores acuñaron el término Merkiavelli en sentido que a pesar de sus dudas, al final lograba sus objetivos. A mi juicio, una errada interpretación de “El Príncipe” de Maquiavelo.

Ha tomado decisiones drásticas en favor del medioambiente. A raíz del accidente nuclear en Fukushima, decidió eliminar 17 plantas nucleares y reemplazarlas por energía renovable, principalmente la solar y la eólica.

En la crisis migratoria, que fue la más grande desde la Segunda Guerra -ya que llegaron a Europa más de un millón de inmigrantes a raíz la guerra en Siria así como por los conflictos en Irak y Afganistán-, Alemania abrió sus puertas y fue el país europeo que más gente recibió. “Podemos hacerlo” fue su fraseemblemática probablemente para dar otra imagen de su nación tras la primera y segunda guerra y su pasado nazi. Al respecto afirmó que Alemania recibió ayuda de otros países tras la Gran Guerra y pidió a sus conciudadanos recibir a los refugiados.

A raíz de esta decisión, fue muy criticada por gente de su propio partido (el conservador Unión Demócrata Cristiana), la oposición y principalmente por la extrema derecha xenofóbica.No a todos los alemanes y europeos les cayó bien que abra las puertas a los inmigrantes. No así a la prensa norteamericana. El Time la eligió “La persona del año” por su manejo de la crisis de los refugiados, así como la deuda de Grecia, el terrorismo y por mantener a la Unión Europea unida. Fue una llamada de atención a presidentes como Trump, que ha puesto trabas a los inmigrantes. Fue la cuarta mujer en figurar en la portada de la revista como personaje del año.

 El Time, antes la nombró como una de las 100 personas más influyentes.

En su manejo de la pandemia de la COVID-19, tomó acciones inmediatas. Dijo: “Es serio. Tómenlo en serio”. Luego expresó que sería el mayor desafío de Alemania desde la Segunda Guerra. Probablemente lo sea para su país y para el mundo.

Ángela Merkel se va por la puerta grande dejando un legado sin precedentes tras ser una líder excepcional para su país, pero también para el mundo.

Se trata de una persona extraordinaria: la Coronela Amalia Villa de la Tapia. Fue una mujer vanguardista, porque rompió con todas las convenciones a principios del siglo pasado ya que decidió ser piloto de aviación. Fue la primera aviadora en Bolivia y Sudamérica.

Como en Bolivia no existía una escuela de aviación, se fue a vivir a Lima. Allí estudió para ser maestra de colegio. Luego trabajó enseñando y con sus ahorros financió las clases de pilotaje en la Escuela de Aviación Civil de Bellavista de Perú. Y en 1922 obtuvo su licencia de pilotaje tras una prueba en un avión Curtis JN-4 Jenny. Ella comentó en aquella oportunidad: “¿Fue mi destino o mi decisión? No tenía miedo al motor, ni a la altura, ni a la muerte. Ya había practicado demostraciones y acrobacias aéreas, pero una poderosa emoción me tomaba entera”. 

Fue una pionera de la aviación cuando en Bolivia no había aviones, escuela de aviación y menos aeropuertos.

En la década de los años treinta, fue a Francia y obtuvo su segunda licencia como piloto en la Escuela de Aviación Caudron de Crotoy ubicaca cerca de París.

Con todas sus credenciales y amplia experiencia como aviadora, se ofreció ser piloto durante la Guerra del Chaco. Su petición, sin embargo, fue rechazada por ser mujer. 

Su vida fue dedicada a la aviación. No se casó ni tuvo hijos. Escribió tres tomos sobre la historia de la aviación de Bolivia titulado “Alas de Bolivia”. Fue la primera mujer que ingresó al ejército boliviano; fundó la primera escuela militar de aviación en nuestro país; y fue la primera coronela de la aviación boliviana, grado que le otorgó el entonces general de aviación y ex presidente de Bolivia, René Barrientos. Recuerdan que en los actos oficiales siempre usaba su uniforme militar.

Gracias a su influencia y una campaña que realizó en todo el país, logró que el Estado adquiera los primeros dos aviones.

Si alguien merece un reconocimiento en grande es ella. En días pasados la Cámara de Senadores de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, le otorgó el reconocimiento más alto que da el senado llamado “Símbolos Patrios”. Aquello fue por haber realizado servicios meritorios eminentes en Bolivia y en el ámbito internacional. También se le otorgó una medalla con su nombre estampado en ella, que gracias a la iniciativa de mi colega escritora Gaby Vallejo, tuve el honor de recibir en su representación. 

Este notable reconocimiento después de 27 años de su fallecimiento, fue gracias a las gestiones de Daly Santamaría, senadora por Potosí de Comunidad Ciudadana y su equipo de apoyo, entre ellas Mónica Chacón. 

Gaby Vallejo proporcionó información y fotografías. Y, su novela histórica “Desde el espejo del tiempo” -que narra la vida de la piloto-, coadyuvó para que se le otorgue tan importante reconocimiento. 

Incluso existe un destacamento aéreo denominado “Coronel Amalia Villa de la Tapia” ubicado en Uyuni en el departamento de Potosí.

Gracias a las investigaciones y de Amalia Villa de la Tapia, sobre la aviación boliviana, se cuenta con el acervo histórico de la Fuerza Aérea Boliviana convertido hoy en el Museo Aeroespacial de la FAB. 

Dichos reconocimientos realizados por el senado serán depositados próximamente en dicho repositorio junto a otros objetos personales de la piloto.

Sus restos descansan en el cementerio de Cochabamba. 

Tomo esta frase de la novela Conversación en la Catedral de Vargas Llosa. Esto por la caótica situación electoral y pandémica que vive el Perú. 

Pocas veces se vio una elección tan polarizada. Según los últimos datos de la ONPE, el izquierdista Pedro Castillo ganó con el 50.1% y la derechista Keiko Fujimori con 49.8%. Pero aún no se proclama al ganador del balotaje porque Fujimori ha impugnado 200.000 votos.

En las recientes elecciones presidenciales, en la primera vuelta ganó Castillo, líder del partido nuevo Perú Libre con un ideario marxista leninista. Sorprendió a los peruanos que el maestro rural gane en la primera vuelta. 

Castillo tiene experiencia en la lucha sindical. Tuvo protagonismo en una huelga de maestros que paralizó la educación pública durante dos meses. Y fundó la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú.

Dicho país, sin embargo, nos vuelve a sorprender con liderazgos espontáneos. Alberto Fujimori (ahora preso por violar los derechos humanos) en 1990, en apenas unos meses de campaña, derrotó en la segunda vuelta al entonces candidato a la presidencia Mario Vargas Llosa.

Castillo, que camina con su eterno sombrero de paja cajamarquino, tuvo como lema en su campaña “No más pobres en un país rico”. Esto reflejaría, a su juicio, una sociedad dividida y desigual.

Perú es un país que está siendo castigado. La COVID ha matado a algo más de 180.000 peruanos que es la tasa de mortalidad per cápita más alta del mundo. Según el Washington Post a raíz de la peste,la economía de dicho país, que depende principalmente de las exportaciones y el turismo, se contrajo en un 11%. Y en el 2020, llevó a dos millones de personas a la pobreza. Según encuestas, el 70% de la economía es informal. Por estos motivos, habría ganado Castillo, a pesar de que el ingreso per cápita ha aumentado en los años recientes.

 La lucha contra la Covid-19 no fue una prioridad para los mandatarios coyunturales. Tres personas ocuparon la presidencia en una semana en el 2020. Se demostró una peligrosa falta de institucionalidad donde primaron acusaciones de corrupción y tráfico de influencias. 

 A fines del siglo XX, hubo una guerrilla encabezada por el maoísta Abimael Guzmán (preso desde 1992) que dirigió el grupo terrorista Sendero Luminoso durante 20 años, donde murieron cerca de 60.000 personas y desaparecieron 20.000. 

El temor de la derecha es si con Castillo renacerá Sendero Luminoso. Y la pregunta del millón es que si asume la presidencia se afiliará al Socialismo del Siglo XXI. Este ha dicho que “Perú no será como Cuba y Venezuela, crecerá con su propia identidad”. Y, entre sus ideas más extremas está la de crear una asamblea constituyente para redactar una nueva Constitución.

 Keiko obtuvo la mitad de los votos a pesar de que no es trigo limpio. Para la mitad de los peruanos, se presentaba como el mejor de los males. Incluso Vargas Llosa le dio un espaldarazo. Para sus campañas electorales del 2011 y 2016 su partido Fuerza Popular recibió US 1.200.000 de Odebrecht. 

Fujimori ha declarado que aceptará el resultado del tribunal electoral que prácticamente estaría dado.

Sólo se espera que Castillo gobierne con equidad e independencia y no se sume al desgastado Socialismo del Siglo XXI Latinoamericano. Los países adscritos se han visto manchados por la corrupción, el hambre, el éxodo, la pobreza, la represión, la violación a los derechos humanos y el enriquecimiento de sus lideres. Como dijo Churchill de los socialistas “todo lo tuyo es mío”.

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