Usan el traje de tela en los días laborales, pero tienen el rock and roll en las venas y cuando agarran sus instrumentos, se transportan en el tiempo con un sonido cuasi perfecto
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Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-mayo/2017) Es una de las bandas más consolidadas en Tarija, lo suyo es el rock and roll, con intérpretes de una trayectoria intachable en la música y si bien data del 2005, tiene antecedentes más lejanos, pues la mayor parte de sus integrantes conformaron lo que era “Los Choclitos Tiernos”, otra tradicional agrupación de este género.
Como un buen equipo de fútbol se manejan casi de memoria, cada quien sabe bien la función que debe cumplir el otro, una pestañeada es suficiente para cambiar un tono o decidir que canción tocar.
Sin embargo, como la mayoría de las bandas tarijeñas, ni si quiera con el respeto ganado y la trayectoria que llevan sus integrantes, éstos deben pasar por las mismas peripecias que los demás músicos de su género.
Los integrantes de Budok gozan de la buena relación que llevan entre sí, ellos como buenos tarijeños se reúnen el fin de semana y preparan un buen asado y claro, la guitarra está de por medio, pero la eléctrica.
“Disfrutamos de la forma tradicional pero con buena música que nos identifica”, sirviendo además como un momento de ensayo.
Los ensayos tienen que ser los fines de semana, porque a diferencia de las otras bandas, los integrantes de esta agrupación deben cumplir en los días laborales con rígidos horarios de oficina y en las noches atender a la familia.
¿Vivir de la música? “En Tarija no se puede, no hay incentivos”, afirmó el vocalista Roberto Trigo, quien es padre de tres niños, tan rockeros como él.
“No hay políticas de apoyo para los músicos, es muy complicado para los que hacemos esto”, cuenta Trigo.
Roberto de 36 años tiene una de las voces más envidiadas de Tarija, pero además, es uno de los vocalistas con mejor manejo de escenario.
Sus movimientos casi elásticos de todo su cuerpo son inimaginables cuando está vestido formalmente en las oficinas de Soboce, donde trabaja actualmente, aunque su perfección en la música se repite también en su buen desempeño laboral.
Los integrantes de Budok iniciaron prácticamente desde los 14 años a desempeñarse en sus colegios con sus instrumentos, en el caso de Roberto con la guitarra.
El tiempo pasó, las experiencias también, pero la pasión se mantiene intacta, por lo menos así lo demuestran en cada una de sus presentaciones.
Al mirar a las nuevas bandas como Orgasmo, Roberto muestra una buena perspectiva, pues si bien el movimiento en Tarija es cerrado, con la explosión de las redes sociales como las nuevas tecnologías, es más fácil que estas agrupaciones a base de perseverancia puedan surgir.
“Tenemos muy buenos talentos, lo que falta es el apoyo, no sólo de las instituciones, sino de la misma gente”.
Y es que Budok conoce muy bien todo lo que deben pasar los músicos de este género en Tarija, con contratos bastantes bajos y costos altos de inversión.
Esta agrupación cuenta también con sus propias composiciones, las que tocan de forma sistemática en cada una de sus presentaciones.
Esta banda está conformada por Roberto Trigo en la voz y con la segunda guitarra, Carlos Villarroel con la primera guitarra, Oswaldo Cardona en el bajo y Carlos Hiza en la batería.
“No hay una movida consolidada”, refiere Roberto, a eso suma otro punto trascendental, que los pocos sitios que contratan a estas agrupaciones, no dan tampoco las mejores condiciones técnicas a los músicos. “El 50% hace el sonido, y la gente no dirá que es culpa del boliche, sino que la banda sonó mal”.
“De los pocos lugares que te contratan no te pagan bien, no hay una remuneración justa”, que no reconoce el tiempo de ensayo ni la inversión realizada, pensando que le están haciendo “el favor” a los músicos, cuando la situación es contraria.
Más allá de estos problemas, algo que aprendieron los integrantes de Budok, es que todo dependerá de saber darse su lugar y éstos músicos conocen muy bien dónde están parados.
Budok en la sala de ensayos
Roberto en la intimidad de la casa, con una de sus más grandes pasiones; la guitarra.