Carismáticos y sonrientes. Compañeros y joviales. Así se mostraron Peter Brennan y su esposa, Lizanne Brennan, durante la entrevista con Verdad con Tinta.
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Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta/Julio 12/2017)
Lejos de los negocios bilaterales y de los protocolos que envuelven al encargado de necocios de Estados Unidos en Bolivia, la pareja se mostró abierta a hablar de su historia de amor y de su vida matrimonial.
“Ella me perseguía”, responde Brennar entre risas, ante la interrogante de cómo se conocieron. La carcajada se contagia a todos los presentes en la entrevista. “Eso es lo que tu dices”, agrega Lizanne, compartiendo una mirada cómplice con su esposo.
Aunque cada quién tiene su versión de cómo empezó su relación, lo cierto es que se conocieron cuando eran jóvenes universitarios en la ciudad de Washington.
“Estábamos en la universidad de George Town y teníamos varios amigos en común”, dice el encargado de negocios, alejándose por unos segundos de su papel de autoridad y acercándose más a aquellos recuerdos de juventud y noviazgo.
Pese a tener amigos en común, ambos aseguran que nunca habían salido juntos. Sin embargo, todo cambió el último año de universidad, cuando ambos volvieron de realizar un año de estudios en el extranjero, ella en Francia y él en Inglaterra.
“Al volver a George Town nuestros amigos comunes nos presentaron nuevamente… y después ella me persiguió”, agrega Brennan, despertando nuevas risas.
Llevan 37 años de casados y tienen tres hijos, los cuales crecieron viendo el trabajao diplomático de su padre, disfrutando de las cosas buenas y fortaleciendo con las cosas menos buenas. Sin embargo, para ellos siempre fue importante que la familia estuviese unida.
Aunque aseguran que la carrera diplómática tiene muchas cosas buenas, uno de sus momentos más difiíciles lo pasaron en Venezuela, hace varios años.
“Cuando estuvimos en Venezuela, y nuestros hijos eran chiquitos, tuvimos dos atracos armados en la casa”, cuenta el diplomático, quien describe aquel momento como uno de los más difíciles y complicados de su vida.
Pese al susto, ambos coinciden en que los amigos que hacen en cada uno de sus destinos son quienes los ayudan a sobrepasar los momentos difíciles, y aquel incidente en Venezuela no fue la excepción.
Sin duda alguna, la lista de buenas experiencias sobrepasa con creces la de los malos. Estar en Tarija para el 4 de julio, día de la independencia de Estados Unidos y día de la fundación de Tarija, para ellos, es uno de aquellos momentos que les genera dicha.
El nacimiento de sus tres hijos, ocupa un lugar primordial. “Es algo que te cambia la vida”, asegura Lizanne.
Por su parte, su padre, Peter, se siente orgulloso de que sus hijos actualmente estén haciendo trabajos vinculados a la región, porque la mayor parte de su carrera diplomática se desarrolló en Latinoamérica y fue lo que sus hijos aprendieron de él. “Eso a mí me da mucho orgullo”, insiste.
Los Brennan y su pasión por el fútbol
Se hicieron seguidores de “La Verde”, no se pierden un solo partido de la Selección Boliviana desde uno de los palcos del estadio Hernando Siles de la ciudad de La Paz.
Chalecos color verde y la tricolor en la mano, no dejan de alentar a los seleccionados, pese al mal momento futbolístico del equipo.
Cuando se les pregunta por qué club simpatizan en el país, una sonrisa cómplice entre ambos acompaña la respuesta. “Somos de la Selección, podemos crear susceptibilidades en nuestras amistades si decimos el nombre del algún equipo en particular”, indican, aunque esas miradas delatan que su corazón se apega a uno.
Es extraño que un ciudadano estadounidense sea aficionado por el fútbol o soccer como se le llama a este deporte en los Estados Unidos, pero Peter explica que siempre estuvo acompañando en diferentes países a su padre, quien también fue diplomático.
Peter vivió gran parte de su niñez en África, donde la mayoría de sus pobladores son aficionados del fútbol. Sus posteriores trabajos como diplomático lo llevaron por Latinoamérica, donde la pasión terminó de inyectarse en sus venas.
Esta pasión fue contagiada a todos los miembros de su familia, que siguen pendientes los partidos de la Selección Boliviana especialmente, siendo particular para ellos, el cántico de ¡Bo,bo,bo, li,li,li, via,via,via!
Hinchas de la selección boliviana, amantes del silpancho y del chancho a la cruz, la pareja asegura sentirse plena y feliz con su vida en Bolivia.