[avatar user=»Mercedes Bluske» size=»thumbnail» align=»left» /]
[avatar user=»Jesus Vargas» size=»thumbnail» align=»left» /]
Mercedes Bluske Moscoso y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-agosto/2017) “Nosotros los periodistas en el Gobierno del kirchnerismo (2007-2015) vivimos en un agravio permanente y en un momento, parecía que podían destruir todo tipo de credibilidad que tenía el periodismo”, confesó Miguel Wiñazki, quien en ese tiempo ya trabajaba en la redacción del Grupo Clarín.
Recuerda que la respuesta en ese entonces fue más humana, intensificándose las investigaciones. “Te decían cualquier cosa en programas ultra oficialistas y reaccionabas haciendo periodismo”, rememora Wiñazki, más tranquilo en una de las salas del Grand Hotel Tarija.
“La única manera de vencer la agresión anti periodística es con más periodismo”, acotó Miguel, al indicar que en las grandes concentraciones urbanas, los medios consiguieron permanecer vigentes, pues no solo dependen de la publicidad estatal, como ocurre en las provincias o municipios más pequeños donde la situación suele ser otra.
El periodismo desde su punto de vista funciona mejor desde la diversidad del complejo informativo.
Miguel Wiñazki es un periodista argentino de gran trayectoria, radicado en Buenos Aires, quien ejerce la profesión desde los años 70, pasando por diferentes etapas en su vida, siendo en algún tiempo hasta exiliado.
Nació en Buenos Aires en 1956. Estudio Filosofía durante nueve años, tiempo en el que trabajaba en diversas redacciones.
Se inició como cronista de fútbol de la Primera División B de Argentina. Dio clases de grado y posgrado en Filosofía.
Escribió nueve libros, entre los más destacados “La Noticia Deseada” y “La Dueña”.
Hizo su posgrado en Ciencias Políticas en la Universidad de Salamanca, España y en el año 2003 se convirtió en “fellow” o miembro de la Fundación de la Universidad de Michigan, de Estados Unidos.
Es secretario de Redacción de Clarín y director periodístico de la maestría en Periodismo del Grupo Clarín.
Con tal trayectoria, era inevitable buscarlo para compartir sus experiencias.
Su paso por Tarija se debe precisamente a sus constantes viajes para dar charlas, conferencias y apoyar en la capacitación periodística, en esta oportunidad, siendo parte de un evento de la Fundación Para el Periodismo.
Sencillo, con la barba rubia todavía despeinada, pues recién había realizado un largo paseo por la Ruta del Vino para conocer uno de los principales atractivos del sur de Bolivia.
Pese al cansancio, acepta sostener una conversación con el equipo de Verdad con Tinta, aunque en sus claros ojos, es notorio el cansancio.
Se sienta en uno de los salones del Grand Hotel Tarija, donde estaban realizando las sesiones del concurso nacional de universidades en periodismo.
“En mis tiempos no había este tipo de actividades”, hace caer en cuenta en medio de la entrevista para recalcar que en la actualidad, el periodismo, pese a las constantes críticas como a las dificultades que atraviesa, ha mejorado notablemente comparando con otras épocas coyunturales.
Poco a poco se va acomodando hacia atrás en la pequeña silla que no está muy acorde con su porte.
Precisamente, sobre su look se acuerda de un debate que tuvo en la capital de Estados Unidos, Washington con otros periodistas y un ministro argentino del Gobierno de Cristina Fernández.
Esta autoridad, al ver llegar a Wiñazki sin el traje protocolar, le recomendó cambiarse, e incluso se ofreció a prestarle uno. La respuesta del periodista fue en primera instancia de gratitud.
“Le dije muchas gracias por preocuparse por mi presencia, porque efectivamente estaba hecho un desastre para el tipo de evento que era, él tenía la razón, pero también le dije, que por dentro estaba totalmente limpio, cosa que él no podría decirme”.
Esta es una de las cientos de experiencias que le tocó vivir a este destacado periodista, a quien los gobiernos de turno lo tacharon de “traidor”, “machista”, “delincuente”, entre los más suaves adjetivos para desacreditar su trabajo.
¿Cuál es su respuesta ante este tipo de ataques?
“Hay un objeto que va más allá del dinero, la respuesta es la información”, dijo tajante. Destacó que el periodismo en Latinoamérica mientras más amenazado se ve, responde con más investigaciones de calidad, siendo mejores los trabajos unos sobre otros.
Acertó que existen claroscuros, pero también resalta que hay nuevas oportunidades en la profesionalización con una serie de fundaciones y organizaciones que apoyan la capacitación.
“La investigación periodística no fue refutada”, destaca sobre lo que vio en Argentina ante los constantes ataques contra el gremio, incluso moviendo las denominadas organizaciones sociales en su contra.
A él le tocó el dolor más fuerte, que le pegaran a su hijo, Nicolás, otro destacado periodista argentino que trabaja junto a Jorge Lanata. Fue en la calle, cuando un ciudadano “X”, sin motivo alguno se le acercó y le dio un puñete en el rostro.
“Al parecer llevaba una piedra en la mano, pero se le debió caer, fue con suerte”, dice todavía preocupado.
Un precio caro de la profesión. Nada se sabe de aquel hombre. Por eso, hubo un tiempo que su hijo vivió escoltado. “Es difícil ir de visita y que esté con policías en la puerta”.
Al final, las investigaciones dan su resultado y termina por conocerse la verdad, guste o no al gobernante de turno.