Las melodías se convierten en ruido cuando la política se entromete en los proyectos musicales
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Mercedes Bluske Moscoso y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-enero/2018) “Tienes que subir un poco más”, le va explicando Luis do Amaral a Mercedes Villena Casal, una de sus mejores alumnas de violín, quien trata de sobrellevar entre no desafinar con su instrumento musical, ni con su pelo, que por el viento se le quiere ir por un lado, justo cuando le están por tomar la foto. “Típico de las señoritas”, dice entre risas el profesor.
El brasilero de 32 años es director de la Orquesta Filarmónica de Tarija, un proyecto que en algún momento estuvo ligado con la Gobernación, pero que se desmarcó totalmente, huyendo de la política y el desgano, desde el punto de vista de sus integrantes.
Amaral lleva 20 años en la música y 4 en Tarija. Su pasión lo llevó por estos lares, según relata el joven profesor a Verdad con Tinta. De jean y camisa a cuadros se sienta en la mesa, toma un respiro e inicia…”Soy protocolar para hablar”, dice el joven de una forma desprendida.
¿Cuál es la relación entre la Orquesta Filarmónica y la Sinfónica? El proyecto de la Orquesta Sinfónica surge el año 2012 por la Gobernación, entonces a la cabeza de Lino Condori Aramayo, siendo quizá el más valioso de su gestión, aunque, ni sus secretarios, ni sus directores sacaron mucha cara por el mismo.
Amaral llega el 2014 a esta orquesta, llegando a ser su director. Con la Orquesta Sinfónica consiguen participar del festival de música barroca, presentando un estreno mundial.
El sistema de trabajo era desgastante, por lo que Amaral planteó cambios. Los profesores trabajaban ocho horas diarias y ganaban poco. “La música te exige mucho psicológicamente y emocionalmente”, indicando que esos horarios de trabajo, hacían que la situación era “terrible”.
Cambiaron el sistema, vinieron conciertos, viajes y reconocimiento, siendo el crecimiento bastante rápido. Sin embargo, empezaron los recortes presupuestarios y de ahí, vinieron las elecciones.
Tras la posesión del nuevo gobernador, empezaron a realizar las revisiones a todos los programas y las primeras palabras que escucharon de los nuevos funcionarios fueron: No hay dinero.
“En ese tiempo trabajé año y medio gratis”, recuerda Amaral, pero no podía dejar la orquesta, porque nuevamente se venía el festival de música barroca con otro estreno mundial.
Fue en ese tiempo, que hicieron la manifestación pública de tocar en la plaza principal, por la falta de presupuesto.
Podría decirse que fue la manifestación más acompasada y aplaudida de la historia de Tarija. Las notas de los violines y las flautas reemplazaron a los bulliciosos petardos o gritos.
Fue ahí que los padres de familia e integrantes de esta orquesta conocieron en persona al gobernador, Adrián Oliva Alcázar, quien los recibió en su despacho.
Determinaron crear un tipo de contrato y dar una solución pasajera al programa. Los profesores eran contratados como consultores cada tres meses y alquilaron una casa donde pudieran ensayar. “Conseguir una casa en alquiler por Bs 5 mil, sin un anticipo ni ninguna garantía, era una tarea bastante compleja, pero logré hacerlo”, recuerda.
Amaral se acuerda del esfuerzo de Beto Martínez Echazu como de otros músicos, que trabajaron casi a la deriva, por los retrasos en los pagos o la incertidumbre si los recontratarían a los tres meses.
“Acá la gente piensa que la música es joda, quitándole la seriedad que se merece”. Con la participación el festival de música barroca, el gobernador decidió reunirse a pedido del entonces rector de la Universidad Católica Boliviana (UCB), Enrique Farfán Torres, en su despacho.
En aquella oportunidad, el gobernador destacó el trabajo de la orquesta y entre las propuestas se muestra de acuerdo en la creación de una fundación, a la que aportaría el Gobierno Departamental con un fondo y de ahí con el tiempo, la misma pueda hacerse auto sostenible.
Es ahí que surge la Orquesta Filarmónica de Tarija. “Fue un 30 de abril de 2017”, recuerda con cabalidad la fecha de la fundación. “Fue filarmónica, porque además de los chicos, aportarían con la fundación padres de familia, muchos de ellos que son filántropos y amantes de la música”.
El proyecto estaba casado con la gestión de la Gobernación, pero con los cambios que se fueron dando, volvieron a relucir los mismos problemas. Retrasos en los pagos, incertidumbre en las renovaciones y cambio de funcionarios.
La Orquesta Sinfónica pasó de depender de la Dirección de Gestión Cultural a la Dirección de Programas y de ahí a Educación.
Los nuevos responsables, objetaron el proyecto de la Orquesta Filarmónica e incluso advirtieron a los profesores que la Gobernación no podía apoyarlos, debiendo enfocarse en la Orquesta Sinfónica, según cuentan los profesores.
Poco a poco, las diferencias se fueron haciendo más marcadas, derivando en la renuncia de los profesores y la salida masiva de los integrantes que decidieron seguir por cuenta propia con el proyecto de la filarmónica.
El momento de mayor tensión se dio cuando la Orquesta Filarmónica decide participar de un evento en Santa Cruz representando a Tarija, a lo que el responsable de Educación, Ramiro Espinoza, les habría amenazado con iniciarles un proceso por usar bienes del Estado, según denunció Amaral.
“Lo irónico es que ninguno de los chicos utilizó los instrumentos de la Gobernación, los que tenían, llevaron los suyos y otros fueron prestados por los mismos chicos de la orquesta”, reveló, señalando que por ejemplo Mercedes era una de las que prestó los violines.
¿Cuál es el problema con la creación de la fundación y la filarmónica como estaba previsto? “No lo sé”, responde.
Existe un presupuesto anual para este programa de unos Bs 750 mil, pero con el reajuste habría sido recortado, aunque los músicos, cuestionan en qué es destinado el dinero, al no ver operar a la Sinfónica Departamental, la que alguna vez fuera laureada como la mejor orquesta juvenil del país, algo que cada vez está más lejano.
Lo que sí se sabe es que la Orquesta Sinfónica en manos del poder político se quedó prácticamente en el abandono. La fundación de la filarmónica, con el empuje de los profesores, padres, estudiantes y amigos siguió su curso, consiguiendo las instalaciones del Club Árabe para ensayar, con una serie de presentaciones por delante.