Condominios Mirador pretende romper esquemas en el campo de la construcción en Tarija y en Bolivia
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Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta/febrero2018) Nacido en Cochabamba, criado en New York y enamorado de Tarija, así es el empresario Edgar Fernando Quiroga Gongora. El hombre se presenta con una particular chamarra verde de la Selección Boliviana de Fútbol y pide un café, muy al estilo norteamericano, en uno de los locales ubicados en la plaza principal, para empezar la entrevista.
“Antes no me gustaba para nada el fútbol como a la mayoría de los chicos que se crían en los Estados Unidos”, cuenta Edgar con un marcado acento estadounidense, al darse cuenta que el periodista se fija en el escudo que llevaba en el pecho.
Relata que su deporte favorito era el fútbol americano o football, hasta que volvió de visita en su adolescencia a su ciudad de origen, Cochabamba, donde cambió totalmente su visión. “Vi como jugaban al futbolín y me encantó, de ahí empecé a practicar el fútbol”. Posteriormente, le tocó vivir el tiempo dorado de la Selección Boliviana con Marco Etcheverry, Milton Melgar, Marco Antonio Sandy, Carlos Truco, entre otros, que lo convirtieron en un fanático de este deporte, pero especialmente de La Verde, a la cual vio debutar en el estadio de Chicago en el Mundial de 1994, cuando enfrentó a la selección alemana. “Fue algo único e inolvidable”.
Tras su primera visita al país a sus 14 años, en la que conoció a sus familiares, se había hecho la promesa de que volvería a Bolivia para invertir. “Fueron años maravillosos, donde uno conoce sus raíces y se siente orgulloso de ellas”.
Sus padres decidieron criarlo a él y a hermanos en New York. En primera instancia era probar suerte un año en aquel país y después retornar a Bolivia, “pero cuando nos escucharon decir palabras en inglés con apenas dos años, decidieron que nos quedemos”. Así, su familia decidió invertir sus ahorros e instaurarse definitivamente en la “capital del mundo”.
A sus 48 años, Edgar trabaja en Fidelity National Financial, una de las empresas más grandes de servicios hipotecarios, diversificados comerciales y residenciales de Estados Unidos.
Sin embargo, cree que es tiempo de empezar a invertir en su país como se había propuesto en la adolescencia.
Volvió a Bolivia a invertir y obviamente su primer destino fue su tierra, su llajta, Cochabamba, pero algo pasó. “Cuando le conté a un amigo lo que quería hacer, me dijo que el futuro estaba en Pando o en Tarija”.
No la pensó mucho. Recuerda que se fue al aeropuerto Jorge Wilstermann sin destino definido. “La idea era ver el itinerario de vuelos y a la primera ciudad que haya vuelo, ya sea Cobija o Tarija, lo tomaba”, pero en ese ínterin pasó algo; de repente, vio una publicidad de vinos. “A mí me encanta el vino, así que no lo pensé más, compré pasaje en el primer vuelo que había a Tarija”.
Al llegar al aeropuerto Oriel Lea Plaza se encontró con otro preludio. “Mientras esperaba por mis maletas, nuevamente veo ese anuncio de los vinos que me encantó”, agrega extasiado.
Se tomó el taxi, llegó a un hotel en la zona central y de ahí, se fue a tomar un café a un local de la plaza principal. “Mientras tomaba mi café ahí en la vereda, me dije: qué es esto”, cuenta todavía impresionado.
Era la primera vez que estaba en la ciudad de Tarija y para él, era como estar dentro de una película romántica. “No sé qué tiene esta ciudad, pero es algo mágico, así llegué sin conocer a nadie, pero creí que debía invertir aquí, aunque quizá por ello entre en conflicto con gente de mi ciudad natal”, dice con una picaresca sonrisa.
Rápidamente, pudo hacer amistades en la ciudad, quienes le empezaron a hacer conocer las bondades de esta capital. “Acá todos saben de vino, me encantó eso”. Sin lugar a dudas, es su trago favorito.
La ciudad, la comida, la bebida y especialmente su gente, terminaron por convencer a Edgar de invertir en esta ciudad, donde determinó instalándose en el negocio inmobiliario.
Volvió a Estados Unidos y ahí convenció a su socio norteamericano Jay Riordon, de que le acompañe a Bolivia y así lo trajo a Tarija. “Con él pasó lo mismo, se sentó por primera vez en el café de la plaza y me preguntó: ‘qué es esto’”, recuerda risueño. Ambos concordaron en que esta capital es “una joya que nadie ve”.
Ambos como propietarios de la empresa E.J Vista decidieron emplazar sus inversiones en el área inmobiliaria, determinando empezar con el proyecto de Condominios Mirador en la zona de Miraflores, donde compraron los primeros terrenos.
“Son 20 departamentos de lujo con acabado y tecnología americana”, resalta la gerente de operaciones de esta empresa, la tarijeña, Marcela Soliz Ichazo.
“Lo que nosotros queremos es invertir en Tarija generando empleos acá y que otra gente pueda venir y conocer lo que nosotros vimos”, acota Edgar.
Sobre estos condominios, resaltó que serán con tecnología y materiales de calidad, “si te digo todo lo que tendrán nos pueden copiar”, dice entre risas mientras toma otro sorbo de café.
Adelantó que, por ejemplo, tendrán duchas inteligentes que ahorran agua y energía, además que serán espacios donde el verde, en un estilo ambientalista, resalte con todas las comodidades como los mejores edificios en Estados Unidos.
“Espero que esto sea un gran inicio”, dice Edgar, quien tras pasar su antojo de comerse una empanada tarijeña, se despide para tomarse un taxi con destino al aeropuerto y volver a Norteamérica para seguir con sus negocios. A su vuelta, espera tener ya los primeros clientes y el proyecto consolidado.
Esto es estafa no se dejen sorprender por esos dos