Gracias a las pelucas los pacientes de cáncer reciben una dosis de alegría y autoestima en medio de la adversidad
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Mercedes Bluske Moscoso
(Verdadcontinta-febrero/2018) Ondulado, lacio, claro, oscuro o pelirrojo, cada tipo de cabello es único y hermoso, pese a que el estilo no siempre es del agrado de sus dueños.
Pocos seres humanos están dispuestos a regalar una parte suya, a un total desconocido, incluso a costa de su apariencia física. Andrea Darwich Rocha pertenece a ese pequeño nicho de personas que sin importar quien sea el beneficiario, o el impacto que tenga en su apariencia, quiere ayudar.
Es una tibia mañana de febrero de 2013 y Andrea sale de su casa como todas las jornadas, pero aquel día, no es un día cualquiera. Todas las miradas de quienes la conocen, la persiguen. La larga cabellera que la caracteriza está reducida a una corta melena que apenas le llega al mentón.
¿Estará bien? ¿Tendrá problemas? ¿Estará siguiendo alguna tendencia? Son las preguntas que la joven puede leer en los ojos de quienes la observan. Sin embargo, no se trata de una moda, ni de una medida extrema en señal de protesta, menos aún de problemas personales.
Detrás de su cambio de look hay lágrimas, dolor y la esperanza de una sonrisa para una persona que sufre.

“La primera vez que doné fue en febrero de 2013 aproximadamente”, cuenta Andrea, mientras hace una pausa para remover recuerdos del pasado.
“Era expresamente para una amiga de mi hermana que estaba con cáncer”, agrega, casi de forma inmediata.
Andrea junto a su hermana, Laura Darwich Rocha, no dudaron en hacer algo para tratar de aliviar el dolor y atenuar los cambios que estaba generando el tratamiento en el cuerpo de su amiga. El más notorio, la caída de cabello.
Ambas, con un tono y forma similar de cabello, lo cortaron y mandaron a tejer una peluca, que lamentable nunca llegó a su destinataria. “Ella falleció antes de que pudiéramos entregársela”, dice Andrea con voz pausada.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo sin que la peluca estuviera regalando sonrisas. Unos meses después, las hermanas se enteraron que una persona había perdido su cabello a causa del tratamiento.
Andrea no se quedó de brazos cruzados al enterarse de la situación y no dudaron ponerse en contacto con la mujer, para donarle aquella peluca que no había podido ser estrenada. Pues aunque pocas veces reflexionemos sobre el impacto que tiene la cabellera en la vida de una persona, esta es una fuente de autoestima y confianza, más aún para aquellas que se encuentran vulnerables.
Cual melena de Sansón, la peluca tuvo un efecto instantáneo en aquella mujer, llenándola de fuerza interna, autoestima y borrando, al menos durante el tiempo que la llevaba puesta, las marcas físicas que estaba dejando la enfermedad. Aquella peluca no solo había puesto cabello, sino que había plantado una sonrisa en medio del desierto del dolor.
“Ha sido muy lindo porque ella no nos conocía y nosotros a ella tampoco”, continúa la joven de 28 años, “ella nos mandaba fotos todos los días y estaba muy agradecida”.
La mujer logró superar la enfermedad y no dudó en regalar una sonrisa a alguien más, pasando la peluca a otra enferma y alargando la cadena de sonrisas.

“Actualmente no sabemos quién tiene la peluca, pero sabemos que sigue pasando de mano en mano”, dice Andrea.
Aquella experiencia fue tan gratificante y sanadora para las propias hermanas, que decidieron hacerse crecer el pelo solo para volverlo a donar, pese a que el cabello corto no es su look favorito.
“Me cuesta tener el pelo tan corto”, reconoce Andrea, “pero el sacrificio vale la pena”, asegura.
Andrea se prepara ahora para donar por tercera vez, haciendo crecer su lacia cabellera para que a fin de año, ésta pueda aliviar el dolor de alguien más.
Así, una parte suya seguirá viviendo en el cuerpo de alguien más.
Intenzzo: cortes gratuitos para donantes

La propietaria del salón de belleza Intenzzo, Mariana Sueldos, decidió ayudar y facilitar la donación de cabello, garantizando que este llegue a los beneficiarios. Para ellos se puso en contacto con una organización de la ciudad de La Paz que recoge cabello de donantes en todo el país, teje pelucas y posteriormente las entrega a quienes lo solicitan.
“Ahora tengo 35 trenzas”, dice Mariana sacando cada una de ellas de una bolsa donde las conserva.
La organización Voluntarios contra el Cáncer de la ciudad de La Paz, coordina con diferentes peluquerías a nivel nacional, para realizar cortes gratuitos y recolectar el pelo.
Si bien, las pelucas no son un requisito indispensable en los tratamientos contra el cáncer, este elemento tiene un alto valor emocional, especialmente en los niños. “A veces para ellos el verse sin pelo ante el espejo puede ser un recordatorio de que poseen alguna enfermedad, pues no se ven similares a los demás niños”, cuenta una enfermera. Con las pelucas, los niños como pacientes adultos con cáncer, recuperan la sonrisa y por ende, las ganas de luchar.
“Incluso hay hombres que donan”, cuenta mientras busca las fotos de los donantes en su teléfono celular. En la pantalla se ve a tres hombres con una larga trenza, mostrando que para donar, solo hay que tener la voluntad de hacerlo.
Características que debe tener el cabello del donante
-Largo de cabello mínimo 20 cm
-Que no tenga ningún tratamiento químico
-Seco
-Trenzado
Con 4 a 5 donaciones se puede elaborar una peluca.
Las pelucas son para todos los niños y jóvenes del país que se comuniquen con la Asociación de Voluntarios Contra el Cáncer Infantil (AVCCI).