(Verdadcontinta-febrero/2018) El trabajo de investigación realizado por el enólogo boliviano, Iván Bluske Sagárnaga, respecto a los primeros cultivos en el país, y que fue publicado en España, explica que fueron los misioneros de la orden de los agustinos quienes dieron los primeros pasos en el cultivo de vid en esta parte de América.
Entre 1550 y 1570, los sacerdotes que provenían de Lima, en Perú, llegaron poblaciones de Pilaya, Paspaya y Cinti, pasando por Tomina; hoy departamento de Chuquisaca.
Durante los primeros años de la colonia, la política económica de España restringió el cultivo extensivo de vid, para defender los intereses comerciales de la península. Una Cédula Real de 1601 expresa la voluntad del rey, oponiéndose a ello. “… en diferentes ocasiones se ha ordenado a los virreyes, vuestros antecesores, que no permitan ni den lugar a que se plantes viñas ni olivares en esas provincias, y no acrecienten las plantaciones… Es mi voluntad y mando que tampoco se den indios de repartimiento para estas faenas”, dice el documento que fue utilizado por Bluske como respaldo de su investigación.
Pese a la voluntad del rey, se mantuvieron los cultivos, aunque de manera reducida.
A Tarija, por su parte, los primeros cultivos llegaron alrededor de 1600, también gracias a la congregación de los agustinos y no de la mano de los jesuitas, como se dice comúnmente.
En el año 1609 se implantaron las primeras cepas en el que sería el valle de San Luis, hoy Entre Ríos, capital de la provincia O’Connor.
Los primeros vinos elaborados en Bolivia fueron con fines litúrgicos y estos fueron producidos en mezque, Cochabamba, que era la sede arzobispal.
“Los primeros vinos se fermentaban en cántaros de barro cocido de distintas capacidades, por las técnicas transmitidas por los españoles”, explicó el enólogo.
Las principales producciones de vino se encontraban en valles situados al sur de Potosí, una de las ciudades más importantes de América durante la colonia, debido a su riqueza mineral.
Potosí era un buen mercado, dada la costumbre que tenían los españoles de beber vino.
En Tarija, la producción se enraizó principalmente en el valle central, formado por las provincias Avilés, Cercado y Méndez, en ese entonces.
Calamuchita, Chaguaya, Chocloca, Colón, Concepción, La Angostura, La Compañía, Juntas, Santa Ana, San Luis y Sella entre otros fueron y son los principales productores.
Aunque las primeras plantaciones fueron en parral, no dieron el resultado deseado debido a las constantes lluvias, por lo que cambiaron la forma de conducción del cultivo a espalderas altas con tres alambres.
El año 1974 marcó un antes y un después respecto a la viticultura. Gracias al auge en la producción, surgieron grandes industrias vitivinícolas en Tarija, tomando la delantera respecto a la producción nacional.
La variedad moscatel de Alejandría fue la dominante en el valle en aquel entonces, aunque en los años 70, también se producían vinos tintos de las variedades cabernet sauvignon, merlot y barbera.
Variedades relativamente nuevas en el valle, como tannat, marcan un nuevo rumbo de la viticultura, con vinos medalleros a nivel internacional.
Posteriormente, a principios de los 80, empezaron a entrar malbec y syrah.
En los 90, ingresaron chardonay, syrah, sauvignon blanc y el merlot cobró una fuerza especial.
El año 1999, la bodega Aranjuez fue la pionera en introducir una variedad nueva en el valle, el tannat.
La altura, latitud y longitud hicieron que esta cepa se adaptara de forma excepcional en la región, como si fuera su lugar de origen.
El tannat es típico de Francia y se caracteriza por tener una alta presencia de taninos.
Sin embargo, dadas las condiciones geográficas en Tarija, esos taninos pierden las notas amargas y aportando un sabor más dulce, dando a los vinos características muy particulares a los vinos de la región, ya que su evolución es mejor en estas condiciones.
Las bodegas
Aunque desde 1930 empezó a funcionar en Camargo, la bodega Kuhlmann se trasladó a Tarija recién en el año 1973, motivada por las características de los suelos y extensiones de tierra que había en este lugar para la producción de vid.
Es la bodega más antigua del país, aunque no fue la primera bodega en Tarija.
El singani 3 Estrellas, fue uno de sus primeros productos que sigue siendo uno de los más vendidos de la bodega hasta la fecha.
La industria del vino es la más fuerte en Tarija y es uno de los pocos sectores de inversión privada que genera empleos y movimiento en la región. Familias tarijeñas apostaron por el rubro hace unos 40 años, y la mayoría, continúan en el mercado desde aquel entonces, más fuertes que nunca, aportando al desarrollo de Tarija.
Kohlberg abrió sus puertas en el año 1963, bajo el nombre de Bodegas y Viñedos la Cabaña. Su primer vino se llamó El Chapaco y fue la primera bodega del valle central.
Aranjuez fue fundada por la familia Castellanos en el año 1973. Desde el año 1999 la bodega apostó por nuevas variedad como el tannat, que hoy por hoy, se convirtió no solo en la variedad insignia de la bodega, sino que es una de las más solicitadas por los turistas y locales en el mercado.
Uvial fue la bodega del reconocido escritor tarijeño William Bluske Castellanos.
La bodega fue creada en 1974 aproximadamente, por el autor de Subdesarrollo y Felicidad, que amaba Tarija en todas sus facetas, queriendo experimentar cada una de ellas.
El singani Conquistador, fue el producto estrella de esta bodega en sus cortos años de vida.
Campos de Solana es la bodega más nueva de Tarija. Su incorporación fue en el año 2000 y es conocida por sus vinos bi y tri varietales.
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