¿Cuándo una emergencia es considerada emergencia? Un debate que debe ser insertado en los encuentros de seguridad ciudadana
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Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-marzo 2018) Una cena, la última. ¡Feliz día amor! Fueron quizás las últimas palabras de Teófilo a su esposa Roberta Coragua. Es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer y él no se olvidó, cenaron juntos y de ahí, a trabajar. Sí, es de noche, pero él aprovecha esas horas para ganar un dinero extra como taxista.
El auto es un pequeño “huevito”, como les dicen a los Toyota Ipsum, el que le pertenece a su socio y compadre.
Generalmente, Teófilo Carrasco Panoso de 33 años, sale con el auto cerca de las 21.00 y retorna a eso de las 3.00 de la madrugada; toma un refrigerio y luego, se va a descansar, porque a eso de las 10.00, se levanta para ir a trabajar como chofer en una empresa constructora.
Esta vez, la rutina no fue la misma, pasaron las 3.00 y Teófilo no apareció. Roberta llamó al teléfono celular de su esposo, pero estaba apagado; algo no estaba bien.
Llamó al socio de Teófilo para saber si se encontraba con él, pero la respuesta fue negativa. Empezó a indagar llamando a familiares, amigos, compañeros de trabajo, siendo la respuesta la misma. Nadie sabía dónde estaba.
Conforme pasaban los minutos, ese presentimiento o sexto sentido de mujer no la dejaban dormir, sin despertar a sus tres niños de 3, 6 y 9 años, continuó llamando.
Salió el sol y Teófilo no aparecía. Hasta ese momento, familiares, amigos y compañeros de trabajo habían iniciado una intensa búsqueda por toda la ciudad de Tarija.
Fue a la Policía, pero le explicaron que no podía sentar una denuncia porque no habían pasado 48 horas de la desaparición de su esposo.
Los oficiales de turno en la estación policial de Los Chapacos cumplieron al pie de la letra la normativa que establece el Código de Procedimiento Penal.
Nadie sabía nada, hasta que un hecho aislado, lo cambió todo.
Un grupo de taxistas tenía retenido a un conductor ebrio que había protagonizado un doble accidente de tránsito a eso de las 11.00 del sábado 10 de marzo.

Accidente
Los acontecimientos en la avenida Circunvalación darían un giro a esta historia. Los accidentes ocurrieron a escasos metros de la rotonda de la torre, cuando un auto colisionó por detrás a otro vehículo.
El conductor, al tratar de fugarse y evitar a los policías, hizo una maniobra nada acertada, volviendo a impactar a otro vehículo, un radio taxi, cuyo conductor bajó inmediatamente; en eso, el acompañante del infractor salió disparado del auto, corriendo en dirección desconocida.
El conductor trató de hacer lo mismo, pero el taxista no se lo permitió y pidió ayuda por la radio de su vehículo a sus colegas. Casi de inmediato, los otros radio taxis cercaron al ebrio conductor.
Los policías de la estación de Los Chapacos llegaron al lugar y trasladaron los autos siniestrados.
Al hacer una revisión al vehículo en cuestión, encontraron los papeles para comunicarse con el propietario.
Casualidad. El auto protagonista de este accidente, era el vehículo en el que Teófilo había salido a trabajar la noche del jueves.
La odisea
Inmediatamente el propietario del vehículo llamó a la esposa de Teófilo para tranquilizarla y decirle que habían dado con el auto y con su marido, quien se encontraba aprehendido por conducción peligrosa, porque había protagonizado un accidente de tránsito en estado de ebriedad.
Cuando fueron a verlo se encontraron con una gran sorpresa. Roberta se desmayó al instante. El auto estaba ahí, pero el conductor no era Teófilo.
Welmar A. F., era el aprehendido por conducción peligrosa y quien estaba al mando del auto en el que una noche antes había salido Teófilo.
¿Entonces, qué pasó? Lo peor ya se había instalado en su mente.
Inmediatamente, intentaron sentar la denuncia por desaparición, pero otra vez se interpuso ese argumento legal que deben esperar las 48 horas, aunque había un elemento clave. El auto del desaparecido fue encontrado con otro conductor.
“¿No es amigo de su esposo?”, le preguntaron algunos policías, pero cuando ella respondió negativamente, le indicaron que quizá lo hubiese conocido la noche anterior.
Incluso, cuando ella recalcaba que su esposo estaba desaparecido y podía ser víctima de un robo agravado, le decían que lo más probable, es que su pareja le hubiese “abandonado”.
“Quizá se cansó y se fue de su casa”, le decían a la ya desconsolada mujer.
La familia intentó formalizar la denuncia por el delito de robo agravado, con el fin de que el aprehendido no sea liberado, pues se habían enterado que iba a ser procesado por el delito de conducción peligrosa, cuyas sanciones son menores, por lo que había la posibilidad de quedara esa misma tarde en libertad.
“Debe ir a la Felcc”, le dijeron los policías de turno, pues según le habían indicado en esa estación de Los Chapacos, ellos no podían recibir ese tipo de denuncias.
Se trasladaron hasta las oficinas centrales de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), sobre la calle Colón, pero la desesperación fue en aumento cuando los policías de turno le dieron una respuesta similar a la que había escuchado en la estación de Los Chapacos.
Le indicaron que al existir un auto robado, esa denuncia debe ser recibida por la Dirección de Prevención de Robo de Vehículos (Diprove), porque es un robo agravado, “pero de un auto”, le aclararon.
Tuvieron que trasladarse hasta las oficinas de Diprove que se encuentran en la estación policial de Senac.
Los minutos pasaban, poco a poco se acercaba la audiencia del sospechoso y, de quedar libre, perderían la oportunidad de conocer qué pasó con Teófilo.
Las gotas de sudor caían por el rostro de la mujer que no había podido dormir en dos noches, pero más que el calor, era la desesperación de no saber dónde está su marido o a quién más recurrir.
En ese momento de desesperación, es que se logra contactar con el abogado, Gerardo Espíndola Salas, quien ya conocía a Roberta, a la que había ayudado anteriormente a realizar una serie de trámites.

En las oficinas de Diprove, termina por ocurrir una situación similar a las anteriores. No le quisieron recibir la denuncia en primera instancia.
Uno de los argumentos era que no podía abrirse una denuncia por robo de vehículo, porque el auto ya había aparecido, mientras que de la desaparición, no había pasado el tiempo establecido de las 48 horas.
“El policía no te puede rechazar una denuncia, el responsable de aquello, según la norma, es el fiscal. Él ya determinará si la misma procede o no”, cuestionó el abogado, sobre lo que había ocurrido en el transcurrir de esa interminable mañana para los familiares.
Tras explicar una y otra vez, que había el peligro de que el principal sospechoso de la desaparición de Teófilo fugase, los policías decidieron aceptar la denuncia al abogado.
“Lo que no se entendía, era que si bien no había pasado el tiempo establecido para iniciar una búsqueda, ya habían encontrado al auto con otro conductor, suficientes argumentos para pensar que algo había pasado”, explicó el abogado Gerardo Espíndola, en una entrevista con el equipo de Verdad con Tinta, mientras el frío capuchino que toma, trata de bajar el calor en su cuerpo en una semana por demás intensa.
“No comienza la búsqueda, porque están esperando que el fiscal tome conocimiento del caso, pero este no puede hacer nada, porque los policías que registraron la denuncia, han sido reemplazados por el otro turno”, dijo desesperado ese sábado por la mañana, uno de los responsables de la empresa constructora donde trabajaba el chofer.
Tras pasar todos los sobresaltos mencionados, ahora sí, la denuncia ya estaba formalizada, y la búsqueda de los policías dio sus resultados. Hallaron el cadáver de Teófilo a orillas del río.
Cayó la tarde y la audiencia ya había empezado.
Como era de esperarse, Welmar es imputado por conducción peligrosa, pero este tipo de delitos, no son para dar medidas extremas como la detención, motivo por el que la Fiscalía pidió otras medidas, como la firma semanal de un cuaderno.
Culminó la audiencia, el juez tomó la determinación y le sacaron las manillas al imputado.
En tanto, el cadáver de Teófilo era llevado a la morgue del hospital San Juan de Dios, donde Roberta debía ir a reconocerlo.
Es bastante. Otro desmayo. Es él… La fiscal de turno, Shirley Campos, junto a los investigadores de la Felcc, determinaron que el conductor anteriormente mencionado, tiene altas probabilidades el asesino.
La orden de aprehensión fue enviada inmediatamente y los policías de la Felcc, llegaron al Palacio de Justicia, donde encontraron que Welmar estaba saliendo de su audiencia.
“Está aprehendido por el asesinato de Teófilo Carrasco”, le indicaron. Esta vez, no había escapatoria.

Las audiencias
“Es previsible que este tipo de situaciones terminen por ocurrir, cuando se dan crímenes de tal magnitud”, explica el abogado mientras bebe otro sorbo de su frío café.
Esta explicación es un preludio a todo lo que ocurrió después.
La audiencia cautelar por el asesinato de Teófilo, fue programada para el lunes a las 8.30. Los días previos, el cuerpo fue velado en su domicilio particular, donde asistieron compañeros de trabajo, amigos y familiares que llegaron desde santa Cruz, como de Argentina.
De pronto, la sala de velatorio quedó vacía, los allegados se fueron en conjunto a la audiencia cautelar, la mayoría quería ver el rostro de quien presuntamente había asesinado a Teófilo.
Cuando los policías escoltaban por el patio principal del edificio del Tribunal Departamental de Justicia, se desató el descontrol. ¡Es él! Gritó uno de los familiares y de golpe, salieron disparados hacia el pequeño y encorvado joven que se acercaba a la sala de audiencias.
Los dos policías que iban a su lado no pudieron hacer nada. Fueron desbordados, logrando los allegados de la víctima voltear al suelo al sospechoso, donde le propinaron puñetes y patadas.
Al ser alertados los otros guardias, fueron en auxilio del imputado como de sus camaradas, logrando por un momento bajar la tensión.
Pero adentro del edificio del Palacio, había otro grupo de personas esperando, entre ellos; Roberta.
Cuando llegaron al segundo piso, nuevamente se descontroló la situación, un golpe certero dio en la cara del imputado, mientras otros dos policías también fueron alcanzados por los golpes de la turba.
La seguridad en la sala de audiencias no estaba garantizada. La juez de turno decidió postergar el acto para unas horas más tarde, además de declararla en “reserva”.
Dos de los hermanos del fallecido fueron aprehendidos por los policías. Ambos quedaron denunciados por los mismos policías por “faltar a la autoridad”.
La audiencia fue realizada al mediodía en la estación policial del barrio Lourdes. “Logramos demostrar que esta persona es sospechosa de ser autora del crimen”, aseguró el abogado.
Rastros de sangre y otros detalles implicaron al joven aproximadamente 20 años.
Welmar, en su declaración, dijo que estaba consumiendo bebidas alcohólicas el jueves por la noche con su amigo y, posteriormente, tomaron un taxi y se trasladaron a una zona alejada de la ciudad, cerca de Guerrahuayco.
Cuando llegaron a un lugar apartado, relató que el taxista y su amigo empezaron a discutir, por lo que ambos en ese sitio, se agarraron a golpes.
En su breve explicación, dijo que el taxista logró minimizar a su amigo, pero éste, ayudado por una piedra, logró darle un golpe certero en la nuca que lo dejó inconsciente.
El imputado en todo momento negó que hubiese sido el autor del crimen.
La juez Felipa Escalante dio el veredicto. “Queda detenido preventivamente en el penal de Morros Blancos hasta que culmine la etapa preliminar”.
La investigación refiere que dos personas tomaron el taxi, de ahí, le indicaron al conductor que los llevase por la zona de Guerrahuayco en las afueras de la ciudad. Antes de llegar, según revela la autopsia, uno de ellos trató de estrangular al taxista, pero este logró evitar que lo maten y salió del auto, donde inició una pelea.
En la pelea, el taxista logró golpear a uno de ellos, mientras el otro agarró una piedra y le dio un fuerte golpe por la nuca, logrando que cayese al suelo inconsciente. En ese sitio, ambos empezaron a golpearlo con piedras, sacándole todos los dientes por la fuerza de los golpes.
Los dos hombres dejaron el cuerpo botado y se fueron en el auto. Presumiblemente, fueron a continuar bebiendo alcohol; luego, cuando se estaban retirando, colisionaron en dos oportunidades en la avenida Circunvalación, donde uno de ellos logró fugar.
El Ministerio Público armó un equipo de tres profesionales para acelerar la investigación, aseguró el fiscal departamental, Carlos Oblitas Álvarez.

Los hermanos
Dos de los hermanos de la víctima, por las agresiones al imputado, tuvieron que pasar la noche en celdas policiales y estar ausentes del entierro de Teófilo. Uno había llegado de Santa Cruz, el otro de Argentina.
“Entendemos que se puedan generar este tipo de reacciones, pero como autoridades no podemos permitir que se trate de hacer justicia por las propias manos”, explicó el fiscal, al argumentar la aprehensión de ambos.
Los dos fueron liberados el martes por la tarde tras su audiencia cautelar.
El futuro
Incierto. Así se presenta lo que se viene para Roberta que quedó a cargo de tres niños. El proceso judicial recién empieza, con una persona detenida en Morros Blancos y otro que es buscado por los policías.
Lo que esta familia pasó, le puede ocurrir a cualquiera. El desconocimiento de las leyes, las normas y una ausencia en la sistematización de los servicios de recepción de denuncias, hacen inútil la tan mentada desconcentración judicial con las estaciones policiales integrales, si las mismas siguen sin brindar todas las atenciones a la ciudadanía.