Los titulares pegados a los pequeños kioscos o los periódicos en las manos de un canillita que se desgasta la voz al cantar la información más destacada, siguen siendo parte de un presente que se niega a desaparecer
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Mercedes Bluske Moscoso y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-mayo/2018) El naufragio parecer ser inevitable, pero los medios tradicionales se van reinventando con nuevas fórmulas que persiguen un fin común: un periodismo de calidad.
A los periódicos impresos ya les dieron la fecha de vencimiento: el año 2025. Hay quienes aseguran a nivel internacional que en ese año saldrá la última publicación de un periódico impreso, en una denominada crisis del papel, ante la invasión de contenidos y plataformas digitales.
En los Estados Unidos, el periódico impreso ha perdido entre el 2009 y el 2010, unos 13 millones de ejemplares, mientras el periódico digital, en un lapso brevísimo de tiempo, ha pasado de cero a 75 millones de lectores.
En el mundo occidental, hombres y mujeres de treinta años hacia abajo leen en sus ordenadores o en sus teléfonos móviles los diarios digitales que ofrecen información actualizada cada media hora, o servicios de radio y de televisión entre sus contenidos.
“Ese es el futuro, no verlo así sería mirar hacia atrás y cristalizarse en sal como la mujer de Lot”, analizó Luis María Anson, quien es parte de la Real Academia Española de la Lengua en uno de sus artículos.
¿Quiere eso decir que desaparecerá el periódico impreso convencional?
A pesar de los vaticinios de algunos expertos, más allá de la hecatombe que miles predicen, hay quienes afirman que no.

Pese a la mirada apocalíptica con cifras y datos que da Anson sobre el futuro del impreso, él piensa que este medio de comunicación seguirá vigente.
“El periódico convencional, igual que hizo con la radio, primero, con la televisión, después, sabrá adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado informativo”, opina en su artículo.
Eso sí, el periódico que no lo haga, se hundirá; el que sepa hacerlo, sobrevivirá.
“Hasta ahora, el periódico hablado -la radio- daba las noticias; el periódico audiovisual -la televisión- las enseñaba; mientras que el periódico impreso las valoraba y analizaba”, refiere. Según esta perspectiva, el fenómeno del periódico digital que, además, se puede imprimir en casa o en la oficina, el convencional tendrá que hacer frente al desafío con nuevas fórmulas que le permitan defenderse.
¿Cuáles son estas fórmulas? Solo basta con saber la principal: Calidad.
Con estos dichos concuerda el periodista Tuffí Aré Vásquez, quien lleva 20 años de trabajo continuo en la redacción del periódico El Deber, el diario de mayor circulación en el país.
En base a su experiencia, cree que los medios impresos no van a dejar de existir como se pronosticó. Pero sí, aquellos que no se adapten, fenecerán y muy pronto.
Con los archivos impresos a su espalda, el director periodístico corporativo del grupo El Deber, Tuffí Aré Vásquez, toma asiento en su oficina y se prepara para hablar de lo que más lo apasiona, el periodismo.
El Deber es uno de los medios tradicionales bolivianos que ha logrado adaptarse a las nuevas tecnologías e incluso, liderar en la construcción de contenidos en el campo digital, logrando al mismo tiempo ser el periódico de mayor tiraje en el país.
Nació como un diario impreso hace 65 años, exponiéndose con el tiempo al momento de transformación, cuando viene la hegemonía de la televisión y posteriormente, cuando aparece el internet.
“Y así se fue adaptando, innovando y esto es así, porque seguirá modificándose la forma de comunicar”, analiza.

Ante la inminente pregunta del futuro del impreso, su respuesta marca una fuerte expectativa, aunque con ciertas adaptaciones.
“Lo que ha sufrido el papel evidentemente en el mundo, es una disminución de su circulación, porque en la gente se instaló una cultura de gratuidad del consumo”.
En la mayoría de los casos, la información llega gratis, por lo tanto, pagar Bs 4 ó 6 por información, hace que uno llegue a pensarlo.
De ser así, el contenido impreso tiende a desaparecer, pero vale el antiguo dicho: “lo barato cuesta caro”, y no toda la información que llega gratuitamente es real.
“No siempre en la gratuidad está la calidad, por lo tanto, creo que el periodismo de papel seguirá viviendo, pero de otra manera”, asegura el periodista.
Sin embargo, la fórmula debe cambiar y el medio que encabeza ya empezó ese camino.
El diseño y el contenido del periódico impreso en El Deber cambió sustancialmente al que se veía en los años 90 o del 2000, hasta el 2010 aproximadamente.
Las notas del día son tratadas con más profundidad; pues la primera fórmula es tener menos noticias y más contenido.
Cada información es tratada a profundidad, de forma que el lector tenga algo más de lo que ya vio o escuchó el día anterior. “Tenemos que insistir en las apuestas de profundidad”, recalcó.
Para Tuffí, uno de los errores más comunes en los medios escritos de Bolivia es seguir “emborrachando” al lector con notas breves, con gráficas, sobre todo, tendiendo con esa fórmula a una probable desaparición.
Recuerda que lo visual en su momento fue una presión de internet y de la televisión, pero ese tipo de periodismo impreso no subsistirá.
Según esta perspectiva, mientras el periódico impreso mantenga su esencia de profundidad, sobrevivirá.
Un titular de un medio impreso español de los 80, que adelantaba los cambios en el medio.
Viendo a futuro, Aré predice periódicos más pequeños pero con mayor puesta en géneros de profundidad. “El reportaje seguirá siendo la madre por excelencia, siempre un destino ideal en el papel”.
“Yo lo veo así. Un futuro con medios impresos más pequeños, con mayor calidad, con mayor profundidad, de repente con formatos nuevos; por ejemplo, apareció un diario que va creciendo en la medida que el lector quiere profundizar -el contenido-”, ilustró.
En base a este análisis, hay un nivel de lectura que va a creciendo, obligando a reinventar el contenido, “estamos desafiando cada vez a revivir la noticia, a resucitarla”, destaca.
En síntesis, la subsistencia de los medios tradicionales escritos depende no solo del buen trabajo de los periodistas, sino de una compresión más cabal de las transformaciones por parte de sus propietarios.
El placer de sentarse por la mañana, tomar un café o té con limón caliente, abrir el periódico convirtiéndolo en una sola tabla lisa, o doblándolo según la comodidad, sintiendo al mismo tiempo ese tenue olor a tinta, es incomparable, algo que no cambia con el pasar de los años.
Los desafíos
A nivel internacional hay también importantes factores que contribuyen al declive de los medios impresos:
Cambios en los costos de producción.
Tendencias en la asignación del gasto en publicidad en los medios
Desarrollo de plataformas abiertas.
Consumo de noticias digitales.
Desarrollo de plataformas digitales de alto rendimiento.
Costos del desempeño de la telefonía móvil.
Costos del desempeño de tabletas y de e-readers o lectores de libros electrónicos.