La forma de consumir y producir noticias sufrió una metamorfosis con la llegada de internet, a finales del siglo pasado
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Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta/mayo/2018) Adaptarse para sobrevivir. La frase aplica no solo a seres humanos, sino también a empresas, que deben buscar su lado más versátil para acomodarse a los cambios que alteran su hábitat, principalmente en las tecnologías.
Los medios de comunicación no son un caso aislado. En los últimos 25 años las empresas periodísticas tuvieron que afrontar las nuevas pautas que la tecnología fue imponiendo.
La llegada de internet, las páginas web y posteriormente las aplicaciones móviles, influyeron en la forma de percibir y consumir la información por parte de unos usuarios que, hasta hace 25, solo concebían el papel impreso, la radio o la televisión, como canales informativos.
“El internet entra muy fuerte en Bolivia el año 94 más o menos, en el mundo en general está por el 85 o 90”, rememora Tuffí Aré Vásquez, director periodístico corporativo de El Deber.
En aquel entonces, los medios tradicionales abrían sus plataformas en la web. En el caso de El Deber, en 1998 empieza a desarrollar su página web, gracias a un equipo de tres personas que la alimentaban, sin embargo, este grupo lejos estaba de lo periodístico, se trataba más bien de profesionales del área técnica, que se encargaban de copiar y pegar el contenido del diario impreso a la web.
El paso de los años, el avance de la ciencia, la informática y el ávido deseo de inmediatez que buscaban saciar los lectores, fue cambiando el modo de concebir las plataformas web, en la empresa periodística.
“Ya no solamente se espera el diario de primera hora de la mañana, sino se espera a cada instante”, agrega Aré respecto a la actualización de información en cualquier medio digital.
Los usuarios esperan recibir la información, de ser posible, en el instante en que se genera, obligando a los medios a realizar un monitoreo las 24 horas del día, cambiando el proceso de trabajo que se manejaba hasta antes de la llegada de internet.
El desafío fue adaptarse a las nuevas condiciones de trabajo, al nuevo ritmo de consumo y a los nuevos canales de comunicación.
“La cultura impresa es una, la cultura de lo digital es otra, son distintas culturas que tuvimos que integrar en un solo ambiente”, explica sobre cómo El Deber fusionó lo impreso con lo digital, en una misma sala de redacción.
La llegada de las redes sociales plantea un nuevo paradigma en la comunicación y el medio se adapta a estas nuevas plataformas, no solo compartiendo su contenido en redes como Facebook o Twitter, sino creando contenido que se adapte a las características de esta nueva cultura que se abre paso en el ámbito informativo.
“Estamos viviendo ese proceso que lo están viviendo todos los medios en el mundo”, resalta.
El dato
En 1990 la Red Boliviana de Comunicación de Datos registró el «punto bo» como el código país.
Aunque actualmente el medio cuenta con un sinfín de computadoras enfiladas en un cómodo y amplio ambiente, Tuffí aún recuerda cómo fue la llegada de la primer computadora a la redacción.
“Era enorme”, recuerda Tuffí, dejando caer una sonrisa por sus labios. El aparato ocupaba un espacio considerable y la velocidad no era su atributo más destacado. Pero sin lugar a dudas, era una novedad.
Fuera de lo anecdótico, las nuevas herramientas exigieron que la información se adaptara a las características de cada formato, por lo que dejó de ser un ‘copia y pega’ del impreso, para incorporar las particularidades de la redacción web, tanto en estilo, como en número de caracteres.
Una página web es hoy un requisito sine qua non para cualquier empresa periodística, pero el proceso de adaptación no acaba allí. Aún hay un largo camino por recorrer en la información digital, tomando en cuenta las aplicaciones móviles y las suscripciones pagadas, las que poco a poco van ingresando al mercado periodístico latinoamericano, pero que Aré vaticina que a Bolivia no llegarán hasta dentro de un par de años.