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Por Erich Conzelmann Castellanos.
Las películas relacionadas de Star Wars generan altas expectativas. Esto se debe, entre otras cosas, a la tradición de calidad e innovación que poseen las películas originales.
Es por eso que es imposible concebir la precueala de Han Solo como una historia individual, sin compararla con las demás películas de la Saga. Como sabemos, Disney se compró Lucas Film, y con ello se apropió de todo el universo de Star Wars. Desde ese momento, el gigante de las orejas de ratón no da puntada sin hilo, y preparo una nueva trilogía, además de historias individuales dentro del universo de una galaxia muy muy lejana.
Como estaba planeado en el calendario, se estrenó Han Solo, pese a los problemas iniciales que tuvo en el proceso de filmación. Por diferencias creativas cambiaron de dirección, al principio encabezada por Chris Miller y Phil Lord, que tuvieron un gran éxito con la película Lego, por el veterano director Ron Haward, que eficientemente cumplió con el cometido de hacer una película entretenida, pero al mismo tiempo sin proponérselo, poco relevante. Si uno presta atención el ritmo y el tono de la misma, parece hasta cierto punto sin unidad.
Entre sus aciertos, a mi parecer, destaca la tonalidad de una película tipo western, donde hay robos a un tren en movimiento, duelo en el desierto, persecuciones, una cuidada ambientación, personajes que evocan la nostalgia y muchos otros que resultan interesantes y novedosos. Una de las cosas más intereslntes del film, es ver cómo conoció Han a Chewbacca y cómo apostó con Lando Calrissian (Donald Glover) para ganarle su nave El Halcón Milenario, cómo fue la primera vez que la piloteó. Todo eso está, pero no mucho más.
Aunque hay escenas de acción muy logradas, se siente la ausencia de un momento de real emoción, uno que tenga el espíritu de «Star Wars». Nunca se menciona “La Fuerza”, y los villanos, aunque cumplen su cometido, no tienen el suficiente carisma. Es extraño ver a Han Solo con ataques románticos adolecentes, impropios del Han al que nos habíamos acostumbrado.
Un acierto fue Woody Harrelson, quien protagoniza la figura paternal en forma de un cuatrero al servicio de sí mismo, muy parecido al personaje de John Silver de “La isla del tesoro”. Siempre su participación es excelente.
Emilia Clark, célebre por su personaje de Games of thrones, parece un poco fuera de lugar. Aunque su actuación es buena, no se siente esa química con su co-protagonista masculino.
Una presencia femenina en forma de robot. L3-37 (también conocida por su nombre abreviado “L3”) es la socia de Lando Calrissian y copiloto de la nave más célebre de la galaxia, el Halcón Milenario, antes de que esta pasara a manos de Han y Chewbacca. Un androide construido a base de piezas usadas de robots de protocolo tipo C3PO, es interpretada mediante la técnica de captura de movimiento, por la británica Phoebe Waller-Bridge, que hace un excelente trabajo con el personaje, con más capas que el resto, y generando giros graciosos dentro de la trama.
Alden Ehrenreich, el joven Han Solo, capturó esencialmente al personaje, desde el carisma y su destreza para volar, hasta el: «dispara primero». Aunque ciertamente Han Solo siempre será Harrison Ford.