Los datos fueron el resultado del estudio Cada Niño y Niña Cuenta, realizado por la Universidad Católica Boliviana y Aldeas Infantiles S.O.S.
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Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-junio/2018) “Alexander vio la luz ocho meses después de haber nacido, fue el día en que murió”, así empieza la presentación del estudio que devela la realidad que viven miles de niños en el territorio nacional, ya sea por violencia, negligencia o precariedad.
Según datos de la Fiscalía General del Estado, anualmente se registran 34 casos de infanticidio en el país, y cada día, 16 niños, niñas y adolecentes, sufren algún tipo de agresión sexual.
Ante las inminentes cifras oficiales, el objetivo del estudio fue realizar un diagnóstico sobre los derechos de los niños, niñas y adolecentes que perdieron el cuidado familiar, o están en riesgo de perderlo.
Se considera que los niños están en situación de riesgo cuando enfrentan un proceso de desadaptación por causas familiares y sociales.
“Hay muchos niños que ya no viven en familia, por causas que podrían evitarse”, dice al respecto Patricia Serrano Ortega, gerente de Aldeas Infantiles en Tarija.
De 10 niños que ingresan a centros de acogida, 8 tienen familia, según explica Patricia.
Actualmente en Bolivia hay 30.000 niños en hogares. Las causas más comunes por las que los pequeños terminan en centros estatales son: violencia, abandono paternal, fracaso del proyecto de vida de los padres, alcoholismo y pobreza.
Sin embargo, la violencia en cualquier forma es la característica de riesgo más importante en la pérdida del cuidado parental, ya sea sexual, física, psicológica o negligencia.
De acuerdo al estudio en el que participaron 4690 familias, la mitad de las que se encuentran en riesgo son migrantes y provienen del área rural. Por su parte, la cuarta parte son familias mono parentales, es decir, en la que los niños son cuidados y protegidos solo por uno de los progenitores.
Además, el 6% son familias reconstituidas, en las que la relación entre los niños y sus padrastros o madrastras, son tensas.
Como resultado de estos factores internos y externos, miles de niños viven en centros de acogida, que en muchos casos, no brindan las condiciones necesarias para un desarrollo físico y afectivo, adecuado.
“Así, la institucionalización puede producir efectos a largo plazo, y algunas veces permanente, en su desarrollo socioemocional, físico e intelectual; o en sus habilidades motoras finas gruesas y de coordinación”, versa el estudio.
La institucionalización no es la única causa por la que los padres pierden el cuidado parental.
“Hay muchos niños que son dejados al cuidado de tíos o abuelos, porque los padres no pueden llevarlos con ellos”, explica Patricia, que estos casos se dan especialmente, cuando hay migración.
Generalmente, los padres dejan a los hijos al cuidado de otros familiares porque son muchos, y no pueden mantenerlos, lo que se constituye en otro factor de riesgo.
El número de hijos que pueda tener una familia incide en la calidad de cuidado y protección, principalmente porque influye en el aspecto socioeconómico de las familias.
Los datos de la muestra, reflejan que el 57% de las familias encuestadas tienen entre 1 y 2 hijos; el 35% entre 3 y 4, mientras que el 8% tiene más de 5 hijos.
El número de hijos es mayor en Potosí y Cochabamba, donde más del 10% de las familias supera los 5.
Un aspecto importante para medir la situación socioeconómica de la familia, es la tenencia, o no, de una vivienda propia. En Bolivia, el 54% de la familias tienen una vivienda propia, mientras que el 46% engloba a las familias que viven en alquiler, anticrético, como cuidadores u otros.
Por su parte, el 26% vive en un solo cuarto, por lo que puede deducirse una situación de hacinamiento.
Como desenlace de este panorama, muchos de los niños en situación de riesgo terminan dentro de la estadística del trabajo infantil, que es considerada una de las situaciones de riesgo más adversas.
Sin embargo, el que los niños trabajen para ayudar a sus progenitores, no es considerado una vulneración a sus derechos, por parte de la familia.
A nivel nacional, el 9% de las familias encuestadas aseguran que uno o varios de sus hijos, entre los 6 y 18 años, trabajan fuera del hogar para contribuir a la economía familiar.
Las ciudades con mayor proporción de hijos trabajando son: Trinidad, Cobija, Potosí y Cochabamba, respectivamente.