Pese a la falta de apoyo a los deportistas en el país, la tarijeña apuesta por el atletismo.
[avatar user=»Mercedes Bluske» size=»80″ align=»left» /]
Mercedes Bluske Moscoso
(Verdadcontinta-junio/2018) El comienzo de su pasión por el deporte se remonta a sus años de kínder, cuando participó en su primera competencia, midiendo su velocidad con otros pequeños de entre 3 y 5 años.
“Fue en una carrera que se hacía tradicionalmente en la avenida”, recuerda Adriana Cortez sobre su primer experiencia como atleta, estando aún en las salas del kínder. Aunque no sabía leer ni escribir, la pequeña ya había probado el sabor del éxito que alcanzan quienes tienen un talento nato.
Sin esfuerzo y sin proponérselo, Adriana logró el segundo lugar en aquella competencia que marcó el rumbo de lo que sería su vida adulta.
Lo que empezó como una habilidad nata y cuasi de forma autómata en la niñez, en sus años de juventud se consolidó como un diamante al que poco a poco empezaba a pulir, para que pudiera brillar con su máximo esplendor.
“Mi mamá era la que siempre me motivaba, porque veía un talento en mí”, cuenta la joven, quien reconoce que en la adolescencia le resultaba difícil ser constante con el deporte, porque no lo veía necesario y no tenía sus prioridades tan claras. “Aunque no entrenaba siempre, lograba obtener el primer lugar en las pruebas del colegio, como en las competencias”, agrega.
Sin embargo, con el pasar de los años Adriana se dio cuenta que no hay éxito sin sacrificio, y aunque durante un tiempo el oro se le daba de manera fácil, luego comprendió que mientras otros mejoraban, ella se quedaba estancada.
“Dejé el deporte durante dos años y al volver me di cuenta que ya no era la misma”, reconoce la deportista. Hace una pausa, se acomoda el pelo, y con su amplia sonrisa, decorada por unos impolutos dientes blancos, continúa: “Uno piensa que basta con el talento, pero no es así”.
Al darse cuenta de la competitividad que había, decidió no quedarse atrás, y explotar verdaderamente aquel don nato que tenía, logrando posicionarse entre las tres mejores atletas del país.
Sin embargo, con el paso de los años, la deportista decidió abarcar menos pruebas y pulir su técnica en una sola: Salto largo. “Ese era mi fuerte”, dice regalando nuevamente una sonrisa.
Sin embargo, es difícil apostar por un salto largo que te permita vivir del deporte, cuando la realidad constantemente te pone los pies en la tierra. “Las lesiones fruto de los entrenamientos, al margen de ser dolorosas, son costosas”, cuenta la joven de 23 años, explicando que los gastos de rehabilitación salen de su bolsillo.
El factor económico es una de las grandes limitantes que, como ella, afrontan quienes quieren vivir del deporte, pues mientras los atletas en otros países reciben un sueldo mensual, al margen de auspicios y contratos con empresas privadas, en Bolivia la realidad es otra.
La mayoría de los atletas que representan al país, no logran hacer del deporte su principal fuente de ingresos, por lo que deben buscar un trabajo que les permita mantenerse, y entrenar con el tiempo y la energía que les sobra.
“Yo entro a trabajar a las 7 de la mañana”, cuenta Cortez, quien es comunicadora social de profesión.
En Tarija, por otra parte, el desafío es doble, pues incontables veces los atletas llegan al estadio y se encuentran con que el acceso a la pista está cerrado, o las herramientas para su entrenamiento bajo llave. Quedando su voluntad para entrenar, sometida a la flexibilidad horaria de quienes manejan las llaves maestras.
Teniendo los mencionados factores en cuenta, los logros de Adriana, quien representó a Bolivia en la prueba de salto largo en los juegos de la Organización Deportiva Suramericana- Odesur, son titánicos.
“Si tuviera la posibilidad de hacerlo profesionalmente, dejaría todo”, asegura la joven de ojos marrones. Sin embargo es consciente que la realidad en Bolivia, y especialmente en Tarija, es otra. “Aquí no te pagan por entrenar”, acota.
Pese a las limitantes, Adriana espera seguir mejorando su marca personal en las próximas competencias nacionales, para así llevar en alto a la tricolor, en las competencias internacionales venideras.