Es verano y el sol en los valles calchaquíes casi que no tiene piedad; sin embargo, hay un rinconcito de primavera en el atractivo pueblo de Cafayate, en el norte de la provincia de Salta, Argentina.
Detrás de las rojizas montañas, se encuentra al borde de la soleada y solitaria carretera, la finca La Primavera, donde posan en los pequeños parrales uvas que se alimentan hasta del último rayo de sol.
Al fondo está la pequeña casa, en la que vive la familia Høy, al lado de la misma se encuentra un conteiner blanco que hace de bodega. En el patio, están las mesas con bancas de madera bajo la sombra de los árboles.
Solo de imaginar, ya se vienen las ganas de echarse ahí y esperar que pase el tiempo.
Pues el lugar es así…y sus anfitriones desde el primer momento te hacen sentir como en casa, incluso los perros, con sus colas en pleno movimiento, lo siguen a uno en toda la visita guiada, como si fueran los más expertos técnicos enólogos.
La provincia de Salta entendió el potencial ingreso que genera el turismo, no solo desde sus principales instituciones, sino desde su propia gente, y el pequeño pueblo de Cafayate es un ejemplo de aquello.
Diferentes familias comprendieron que la atención al turista es prioritaria e incluso mezclaron sus actividades regulares con esta industria, tal el caso de la familia Høy.
En este lugar son realizadas las visitas guiadas para conocer la producción del primer vino “espumante de altura” de uva torrontés.
La madre es quien da la bienvenida y hace de primer guía… es la más carismática de todos. La rubia mujer presenta a los integrantes de su familia, el padre es el creador de esta pequeña industria y una de las hijas es la enóloga.
El padre Andrés Høy, de ascendencia alemana, llegó a estas tierras en 1988, donde se asentó y rápidamente se apegó la cultura vinera, tradicional en toda la zona calchaquí.
Andrés es un ingeniero agrónomo de profesión, quien imbuido en la cultura del vino, consiguió adquirir en el año 2010 unos terrenos en donde fundó la finca La Primavera.
Ahí se dedicó plenamente a la producción de uva para vino y al enoturismo, dando inicio a un emprendimiento netamente familiar.
La firma produce el vino espumante Burbujas de Altura y vinos tranquilos Tinquiao; realiza visitas enoturísticas y diferentes eventos recreativos en la finca La Primavera, en la localidad de Cafayate, Salta.
“Vinos de altura”, es la marca característica que usa Cafayate para promocionar su producción vitivinícola en terrenos ubicados a unos 1683 metros sobre el nivel del mar, unos 300 menos que los valles tarijeños, conocidos también por su producción de vino.
Andrés inició en su finca con la producción de vinos, pero con el pasar del tiempo, su hija, Tania que recientemente se había recibido como enóloga en Mendoza, quiso apostar por algo más avezado, algo más espumante.
Tania estudió en Mendoza y tuvo la oportunidad de trabajar en bodegas en los Estados Unidos, y de ahí, surge la primera pregunta en el encuentro que se da con el equipo de prensa de Verdad con Tinta.
¿Por qué decides volver a Cafayate? “Pensé en apostar por el proyecto de mi padre, él hizo el esfuerzo para que me especialice en enología y por qué no apoyarlo en su emprendimiento”, responde.
La entrevista se da bajo la sombra de uno de los frescos árboles con el correr de alguna ligera brisa, que nos acerca a la estación primaveral, por lo menos en ese espacio, pues unos metros más adelante el clima sobrepasa los 33 grados.
En los alrededores, los visitantes degustan los vinos calchaquíes, en este caso, los degustadores no son solo turistas, sino que forman parte de una delegación de pequeños productores tarijeños que trabajan con la marca Tarija, Aromas y Sabores, quienes están viendo el desarrollo turístico de este lugar.
Tania es una apasionada por la industria vitivinícola, y es quien le da el toque cualitativo a este emprendimiento familiar. La flaca y risueña enóloga guiada por su fino paladar determinó iniciar con la producción de los vinos espumantes, que en otras palabras es el champán.
Por la denominación de origen, el término champán solo lo pueden usar las industrias francesas, por eso, en esos lares, son denominados como vinos espumantes.
Más allá de la denominación, es que si son buenos, son ideales para los brindis. ¡Salud! Dice Tania mientras levanta una fina y larga copa de vidrio, de donde salen las burbujas, listas para hacer vibrar a los paladares.
El mercado femenino es, para la industria del vino, un nicho seductor.
Para la simpática enóloga no fue nada fácil, pues como mujer pasó una serie de dificultades al desenvolverse en un área en la que generalmente operan más varones.
Ella trabaja en su conteiner ambientado, donde están detalladamente colocadas las botellas de vino espumante en su proceso de maduración, coloca las botellas en las diferentes posiciones de producción con tal delicadeza, que da pena si quiera tocarlas. “Cada determinado tiempo hay que ir dando vuelta la botella”.
“Te hacen algunos chistes de carácter machista o comentarios que una no los toma en cuenta”, relata sobre sus experiencias tanto en época de universitaria como ya en el trabajo, especialmente cuando le toca reunirse con otros profesionales del ramo.
El toque femenino le dio un nuevo aire, de donde surge Burbujas de Altura. Con una pequeña pizarra, Tania explica el proceso de producción del vino espumoso, mientras sus padres la miran cautivados, como si fuese la primera vez que la escucharan.
Sus otros hermanos también apoyan a la empresa con la promoción no solo de sus productos, sino también con las visitas guiadas, que según cuenta el padre, es parte del ingreso económico. “El turismo es fundamental para la subsistencia de estas empresas”, acota.
Además de Burbujas de Altura, como se da en gran parte de Cafayate, esta familia también produce los tradicionales vinos de mesa, Tinquiao.
“¿Usted sabe qué quiere decir tinqueao?, pregunta Andrés casi cantado con su característico tono salteño. Sin esperar respuesta, dice que es una palabra muy utilizada en el norte argentino, referida a las personas que están levemente chispeadas por los efectos del alcohol.
“En Tarija se dice cachispeao”, dice rápidamente uno de los productores tarijeños.
Lo cierto, es que Tania le dio ese toque de calidad a la industria del padre, y la madre también puso su granito de arena. “Yo no sé mucho, pero hago de todo un poco”, dice sonriente la carismática mujer, que tiene una tarea vital, ser el soporte de esta industria. Como Tania, otras mujeres empiezan a incursionar en el mundo de la industria vitivinícola innovando y dando ese fino toque, que solo puede conseguirse mediante el paladar de una
Hola hacia mucho tiempo necesitaba esta informacion 🙁 al fin voy a poder terminar el trabajo del semestre muchas gracias T.T