Hace 7 años la organización cobró vida en la ciudad de La Paz, a la cabeza de la voluntaria Carola Torres, con el fin de mejorar la calidad de vida de los niños y jóvenes diagnosticados con cáncer.
Luego de un largo y duro camino, la organización finalmente logró generar sus propios fondos para ayudar a los pacientes y hasta tiene su propia sede, donde parte de los enfermos del interior del país son recibidos con sus familias, a la espera de un tratamiento.
Con una actividad eficiente y consolidada en la Sede de Gobierno, el fin de los Voluntarios Contra el Cáncer Infantil, es expandirse hacia otras ciudades del país y Sucre es una de las urbes en las que el voluntariado va cobrando fuerza a paso lento, pero seguro.
Claudia Leytón Molina es pediatra de profesión y voluntaria de corazón. Desde hace aproximadamente un año decidió abrazar la causa de la organización y aportar con su granito de arena desde la capital, siendo la coordinadora del voluntariado.
“Todavía no tenemos una sede, nos juntamos donde podemos, pero hemos decidido empezar con la recolección de tapitas plásticas como parte del voluntariado en Sucre”, dice Claudia con la dulzura que la caracteriza.
Su consultorio es prueba viva de su trabajo. Dentro de esas cuatro paredes hay todo tipo de juguetes para distraer a los pequeños pacientes que la visitan en la consulta, y en un rincón, pero sin pasar desapercibidas, media docena de bolsas de tapitas.
“Los voluntarios las traen aquí y mis pacientes también me ayudan acarreando sus bolsitas cuando pueden”, explica la profesional respecto a las tapitas.
Si bien el boca a boca es una parte fundamental de la campaña, los voluntarios recorren colegios y supermercados buscando aliados estratégicos en lugares donde el consumo de gaseosas con tapa plástica es frecuente
“El supermercado El Solar nos llama cuando nuestro punto de recolección está lleno, nosotros vamos a buscarlas para enviarlas a La Paz”.
Fechas estratégicas como la entrada de la Virgen de Guadalupe, son cuando más trabajo tienen los voluntarios, pues con sus bolsas en la mano y un sombrero en la cabeza, se disponen a recorrer el trayecto junto a los bailarines, recogiendo cuanta tapa encuentran en el suelo.
La recompensa a su trabajo, es de Bs 3 por cada kilo de tapitas y la esperanza de que ese dinero pueda salvar una vida.
Los voluntarios también son los creadores de la campaña Derribando Monstruos, hecha viral en las redes sociales. La campaña es trabajada especialmente en la ciudad de La Paz.
“Lo que recibimos de la recicladora, son solo Bs 3 por kilo”, esclarece Claudia ante ciertas publicaciones en las redes sociales que aseguran que por cada 1000 tapitas, es realizada una quimioterapia.
“Eso es imposible”, agrega explicando que una bolsa de un kilo contiene aproximadamente 300 tapitas. “Con mil tapitas reunimos apenas Bs 9”, asegura.
Pese a las dificultades, los voluntarios de Sucre ya lograron recaudar Bs 4.956 desde junio de 2018 hasta marzo de 2019.
“Tenemos más bolsas acumuladas, pero todavía no pudimos enviarlas”, dice Claudia, quien asegura que su mayor contratiempo es coordinar los despachos, ya que los hacen a través de una transportadora que se encarga de llevar las bolsas a La Paz de manera gratuita, pero no va seguido.
Claudia espera que pronto lo recaudado sirva para ayudar algún paciente de Sucre. Mientras tanto, las labores de recolección no cesarán y buscan sumar más voluntarios activos en la Ciudad Blanca.
tengo varias tapitas donde las llevo 61903784
Nos pondremos en contacto con usted Minerva. Muchas Gracias.