Bajo el nombre de “Candelero Chorreante- Café Mágico”, la cafetería se erige como una pintoresca alternativa en medio de la amplia oferta que circunda la plaza Abaroa, en la Sede de Gobierno.
Plantas, pócimas, candeleros, libros de magia, calabazas, elfos domésticos, y hasta una recreación de la famosa tienda de magia Weasley, atendida por un duende, son algunos de los elementos que forman parte de la ambientación del lugar.
“Se aceptan Muggles”, dice un letrero en la puerta, invitando a adentrarse a un mundo diferente, aunque sea por un par de horas.
A continuación, un elfo doméstico sentado en la silla del vestíbulo-posiblemente Dobby- da la bienvenida al lugar, anticipando que los visitantes dejaron atrás la ciudad para transportarse al curioso lugar ambientado en el Callejón Diagon.
Hugo Catunta es el administrador de empresas que apostó por su lado más creativo para dar vida a una de sus sagas favoritas.
“Yo soy administrador y artista”, cuenta al equipo de Verdad con Tinta, durante una visita a la ciudad de La Paz. “Empecé haciendo escenografías para algunos locales y centros comerciales”, agrega.
Un tiempo después, Hugo decidió unir ambas pasiones, para empezar con su propio emprendimiento gastronómico.
“Me gusta mucho el mundo de la magia”, confiesa el empresario, quien encontró la fusión perfecta entre el arte, el buen café y la fantasía, en El Candelero Chorreante, un café que tiene dos años de vida en la ciudad de La Paz.
La cafetería tuvo gran aceptación entre el público paceño; fruto de aquello, este año decidieron trasladarse a un lugar más amplio y cómodo para los clientes, en plena plaza Abaroa en la céntrica zona de Sopocachi.
Entre los ornamentos que sobresalen en la escenografía del lugar, se encuentra un Hipogrifo, aquella criatura mágica, cuya apariencia es como la de un caballo alado con rostro de ave.
Los detalles abundan y prometen hacer de la visita un momento único.
“Buscamos ofrecer una experiencia”, continúa Catunta, “que va acompañada al tema del café y la magia”, agrega afirmando que quienes visitan este sitio por primera vez, suelen regresar, especialmente cuando buscan sorprender a sus invitados.
- El arte
El lado artístico del propietario de El Candelero Chorreante, sin duda alguna fue un elemento singular a la hora de dar vida al café temático.
En medio de un mercado difícil para los escenógrafos, el artista y administrador de empresas se las ingenió para ejercer una de sus profesiones y al mismo tiempo, generar empleos.
Hugo comenta que cuando montaron el primer café trabajaron con un equipo de tres artistas.
Para la segunda propuesta, cuando se mudaron a un lugar más grande, el equipo estuvo compuesto por diez personas. Hoy, con aquel mismo equipo, realizan trabajos de escenografía para restaurantes y centros comerciales, ante la falta de oportunidades en el mundo del teatro como del cine dentro del país.