Clubes de Ciencia nació como idea hace más de cinco años en las aulas de Harvard, cuando un grupo de estudiantes de origen hispano que realizaban sus estudios de posgrado y doctorado, se dieron cuenta del poco acceso y recursos que hay en Latinoamérica en materia científica.
Entre los miembros de aquel grupo se encontraba el científico boliviano Mohammed Andrés Mostajo Radij, quien es director ejecutivo de la organización e impulsor de Clubes de Ciencia en el país.
Fruto de aquella inquietud, los estudiantes de diferentes nacionalidades se propusieron crear una red de organizaciones en todo Latinoamérica, con el fin de hacer accesible la información y capacitación relacionada a la ciencia y la tecnología.
Así fue cómo nació formalmente Clubes de Ciencia en Bolivia hace cinco años, siendo este el primer país de la red, seguido por los clubes de Colombia, México Perú, Brasil, Uruguay y España respectivamente, convirtiéndose así en una red iberoamericana.
Pronto, los clubes empezaron a poner en marcha sus planes, haciendo una labor similar a la que realizaría un Ministerio de Ciencia y Tecnología, por lo que de hecho, países como México y Colombia, empezaron a recibir fondos del Estado para realizar su trabajo.
“Los gobiernos vieron que esta era una forma mucho más práctica de destinar el 80% o 70% de los fondos de aquellos ministerios”, explica al respecto Francisco Román Roig, director de Tecnología en Clubes de Ciencia Bolivia.
“Bolivia ha liderado a nivel internacional, porque aquí empezó el concepto de clubes”, afirma con orgullo Francisco, explicando que el país se prepara para la quinta versión, que será realizada en enero de 2020 en la ciudad de Santa Cruz.
Los clubes consisten en talleres facilitados por un instructor internacional y un co-instructor boliviano, que a lo largo de cinco días comparten sus experiencias y realizan ejercicios con los estudiantes que participan del evento.

“Todo tiene su lógica, no hay nada en Clubes de Ciencia que no responda a un porqué”, agrega Román Roig, mientras explica que se busca que aquel instructor que se encuentra en el “top mundial”, va preparando al co-instructor local, para elevar el nivel de los instructores nacionales que permanecerán en contacto con los estudiantes.
Las temáticas abordadas durante los cinco días que dura el evento son diferentes, pero todas están relacionadas a la ciencia, la innovación y la tecnología.
“Está comprobado que esos cinco días que los jóvenes pasan en Clubes de Ciencia, equivalen a un año de universidad en cuanto a conocimiento”, refiere el director de Tecnología.
De hecho, es motivo de orgullo para la organización de que parte de sus participantes hayan sido becados en diferentes programas.
Por ejemplo, 10 jóvenes fueron becados para el programa de la NASA.
Estos jóvenes tuvieron la oportunidad de ver de cerca y aportar su conocimiento en la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) de los Estados Unidos.
Otro ejemplo es del joven Leonardo Viscarra, que a través de la fundación “Sí se puede” elabora prótesis de mano para niños.
Clubes de Ciencia habilita cada año alrededor de 400 cupos y la inscripción es gratuita. Jóvenes entre 15 y 22 años pueden aplicar a través de un formulario que contempla preguntas de análisis y de lógica. Los mejores resultados de la prueba son admitidos en el programa.
“El objetivo es potenciar la educación de nuestros jóvenes y cambiar la mentalidad”, agrega Francisco, quien considera que no se debe valorar la educación por la capacidad de memorizar el contenido, sino por el análisis y la resolución del problema.
Si bien, pretender cambiar el sistema educativo es una meta que aún no está a su alcance, Clubes de Ciencia pretende cambiar la mentalidad de todos los estudiantes que pasan por sus talleres, y lo logra con éxito.
“Gran parte de ellos ven que tienen más potencial, después de haber participado en el evento”.
Formación científico desde las escuelas