“El patriarcado es un juez, que nos juzga por nacer, y nuestro castigo, es la violencia que no ves. Es feminicidio. Inmunidad para mi asesino. Es la desaparición. Es la violación. Y la culpa no era mía ni donde estaba ni cómo vestía. Y la culpa no era mía ni donde estaba ni cómo vestía. El violador eras tú. El violador eres tú. Los jueces. El Estado. El presidente”. Bajo este corto párrafo, pero lleno de significado, el colectivo de mujeres chileno denominado Las Tesis, expuso al mundo su visión sobre la violencia y el machismo, en un formato escénico que permita que sea masivo como contagioso.
En medio de las protestas que sacuden al país costero hace casi 50 días, el mensaje del cántico fue puesto en escena por primera vez el 20 de noviembre en Valparaíso, logrando calar en la mente no solo de sus compatriotas chilenas, quienes rápidamente se sumaron a la convocatoria para replicar la presentación en los lugares más recónditos de la Cordillera de Los Andes el 25 de noviembre, con motivo del Día Mundial de la Eliminación la Violencia Contra las Mujeres.
Finalmente el 29 de noviembre la canción resonó en decenas de ciudades de Latinoamérica y Europa especialmente, ante una nueva convocatoria lanzada por Las Tesis a través de la red de Instagram, a través de la que invitaban a mujeres de todo el globo a organizarse para corear el estribillo para hacer escuchar su pedido. Está de más decir que la convocatoria fue un éxito.
“Y la culpa no era mía ni donde estaba ni cómo vestía”, repitieron a coro mujeres en España, Colombia, Francia Perú, México, Alemania, Argentina y Boliviarespectivamente entre otros países.
“El violador eres tú”, retumbó en el Zócalo de México, El Arco del Triunfo de Barcelona, la plaza del Museo de la Reina Sofía en Madrid, y decenas de otros lugares representativos alrededor del globo.
Inclusive este cántico, al que muchos colectivos empiezan a adoptar como un himno de la lucha feminista, fue representado en lenguaje de señas, mostrando así no solo el poder de la inclusión, sino que la violencia no discrimina, y que todas las mujeres pueden ser víctimas más allá de sus condiciones sociales o de la discapacidad que tengan.
Así, con los ojos vendados, la frente en alto, alineadas, sin miedo y a viva voz, millones gritaron verbalmente y en señas: “el violador eres tú”.
Sibila Sotomayor y Daffne Valdés, Paula Cometa Stange, Lea Cáceres, son un grupo de mujeres que aproximadamente hace un año y medio se juntaron para dar vida a Las Tesis, con el fin de tomar tesis de autoras feministas, “masticarlas” y llevarlas al ámbito formativo con el objetivo de llegar así a una audiencia más amplia,de una forma más entendible, amigable y que diera visibilidad a la las protestas feministas contra la violencia.
Un violador en el camino estaría inspirado en la tesis de la antropóloga argentina Rita Segato, quien a lo largo de sus obras se ha centrado en el estudio de los factores que estructuran la violencia sexual hacia las mujeres y la violación, como un mandato de la masculinidad fragilizada.
- Rita Segato
Si vale la analogía, Rita Segato de 68 años es como una ‘rock star’ cuando de antropología y feminismo hablamos.
Los auditorios se llenan cuando da conferencias, la gente la aclama y, como toda estrella de rock, la persiguen para obtener una foto con ella, o al menos un autógrafo.
Rita es especialmente conocida por sus investigaciones orientadas a las cuestiones de género en los pueblos originarios y comunidades latinoamericanas, la la violencia de género como a las relaciones entre género, racismo y colonialismo.
Entre sus libros destacan Las estructuras elementales de la violencia, publicado en 2003, La nación y sus otros, publicado en 2007 y Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres, publicado en 2014. El primero fue en el que se inspiraron Las Tesis para escribir “Un violador en tu camino”.
Las estructuras elementales de la violencia es un trabajo fruto de una serie de entrevistas a violadores en las cárceles de Brasilia, Brasil, trabajando como perito en los feminicidios en Ciudad Juárez, México y en el caso de un grupo de mujeres maya q’eqchi’, víctimas de torturas sexuales por el Ejército guatemalteco.
Para Segato, la violencia de género tiene una condición estructural que reposa en la jerarquía milenaria del patriarcado. Al tratarse de una estructura milenaria, pero histórica, la autora asegura que esta podría cambiarse, por lo que a lo largo del libro, además de argumentar este componente estructural a través del estudio realizado en las cárceles de Brasilia, así como en sus trabajo en México y Guatemala, expone vías de incidencia social como política que podrían ayudar a cambiar el orden establecido.
- El caso de Bolivia
Llámame al llegar. No vuelvas sola. Camina por donde hay luz. Si sientes que te siguen, corre. Denúncialo. No es tu culpa. Rompe el círculo de la violencia. No es normal. Va en aumento. Denúncialo. Anda a la Fiscalía. Pon una orden de restricción. Saca foto a la placa del taxi. Pedí el botón anti-pánico. Que no te violen. Si va por otro camino, ¡grita! Hay una ley. Busca una abogada. Llega temprano. ¡Llega!
Todas estas son frases del lenguaje cotidiano de las mujeres, fruto de la inseguridad, violencia e impunidad a la que se ven sometidas. Ante la falta de respuesta de los entes gubernamentales, el Estado es tan asesino como el agresor. Feminicidios de Estado.
Según un estudio presentado por Naciones a Principios de 2019, Bolivia ocupa el primer lugar en cuanto a violencia hacia la mujer. Pese a la implementación de diferentes programas e instancias e institucionales, cuyo fin es trabajar en programas contra la violencia y protección a la mujer, como la Secretaría de la Mujer y la Familia, 7 de cada 10 mujeres continúan siendo víctimas de algún tipo de violencia en todo el país.
En 2013 fue promulgada en el país la Ley 348 para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. Esta ley además de permitir la utilización de recursos estatales para la prevención, reconoce al feminicidio como una tipificación del delito, dando la pena máxima al responsable.
La pena por el delito de feminicidio en el país es de 30 años de reclusión sin derecho a indulto.