Bolivia se queda sin Ministerio de Cultura y tal suceso en tiempos agitados pierde latencia frenéticamente. El covid-19 infecta a las personas, lo propaga también la televisión con minutos de miedo; en los noticieros no se habla de otra cosa, cómo si nada más ocurriera en nuestro golpeado país. Está bien, la salud es prioridad ahora, pero para cuando esto acabe, no solo que nada va a ser igual, sino que además algunas cosas ya no existirán, ¡y no solo restaurantes! Con excusa de ahorro traspapelaron la cultura entre cientos de cartapacios cóndor del Ministerio de Educación, que a estas alturas se apura por encontrar mejores combos de internet.
Tras el anuncio de la presidente transitoria, cientos de publicaciones inundaron las redes sociales, los artistas indignados mostraron su repudio, otros, en menor cantidad, compartieron lo dictaminado mientras ponían en duda el quehacer del ministerio de cultura. A éstos últimos, por cuestiones de narración los denominaré anti-indignados.
Con el fin contrarrestar la anti-indignación provocada en aquellos que justifican el cierre basándose en la inutilidad del ministerio, me propuse encontrar alguna función especialmente singular de la institución “clausurada”, en sus símiles de otros países del mundo. Esta búsqueda fue la reacción a las palabras escritas por una abogada, que, en sus redes, cuestionó el trabajo y el existir del fenecido ministerio arguyendo al Rally Dakar. Su derecho. Dicho de paso, argumentar con el Dakar desnuda una anterior indignación sujetada de las ramas débiles del anterior gobierno, que cayó, y todos vimos su precipitación, no hay porque explicarlo MAS.
Volviendo al tema. En mi propósito investigativo arribé a un video de YouTube que titula “Los mejores proyectos de industrias culturales en el ministerio de cultura y deporte, 2019”. El país es España y el acto una premiación a un programa, algo parecido a Intervenciones Urbanas del Ministerio de Planificación de nuestro país, del que hubo cientos de beneficiados y miles de críticos. Estos programas los hay y tienen un motivo de ser. Trataré de explicar los porqués, usando como chancho el informe sobre la economía creativa de la UNESCO. Pero lo haré después de contestar a la abogada.
El concepto de industrias culturales empezó a sonar en Bolivia, y es sustancialmente provechoso para el individuo corriente empaparse del concepto, diciéndolo de manera casera, todo bien con que se sepa, pero ¿Por qué me detuve en este video en particular? Uno de los proyectos reconocidos por la institución española era “Fun & Money” de Carrillo Asesores Tributarios – Abogados. Ustedes dirán ¡¿Qué cuernos hacen los abogados ahí?! ¿De qué me perdí? Pues no te perdiste de otra cosa que las vueltas del planeta, y tiempo; tiempo en el cual otros se dieron cuenta de que crear mueve el mundo, y la creación no sólo es para artistas, incluso es para abogados, o para visionarios que no quisieron estudiar como Steve Jobs; o para los que se animan a cambiar el paradigma de la ojota y crean una distinta; o los que están cansados con el maltrato animal y crean una ONG. El crear es la razón vinculadora por la cual los abogados fueron reconocidos en esa palestra.
Con excusa de ahorro traspapelaron la cultura entre cientos de cartapacios Cóndor del Ministerio de Educación….
Los premiados abogados de España se dieron cuenta de que “… el sector audiovisual estaba buscando una herramienta de financiación que consiguiera hacer sostenible y rentable la producción de contenidos en nuestro país. La solución fue contemplar en la norma un sistema de financiación que pasara por ir reduciendo las partidas de subvención directa por parte del Ministerio de Cultura, para crear y aumentar las subvenciones indirectas a través de empresas privadas”. Es decir que los abogados deFun & Money usaron a favor de los artistas la Ley 49/2002 de mecenazgo español para el incentivo fiscal. Esta firma de abogados trabajó en sinergia con el Ministerio de Cultura de su país, y con los cineastas en beneficio de estos últimos, obteniendo remuneración gracias al apoyo ministerial de culturas de España. Una creación privada, que proviene de un sector como la abogacía, considerado comúnmente en países como el nuestro, un rubro ajeno a las atribuciones de un ministerio de cultura. Y cómo no entenderlo mal, si la memoria reciente es la de los catorce años donde se mezcló cultura con Dakar, caporales y algunos artistas usados por su carisma, dando por resultado folklore y no cultura, en la dimensión total de su concepto, aunque si movimiento económico.
Pero ¿porque un abogado cobra un inusual interés en aplicar un proyecto a un ministerio de cultura? La respuesta está en las industrias creativas, si puedes crear, este sector de la economía te puede interesar. El sensual dinero. Este implacable elemento por el cual nos detenemos a pensar siempre que alguna idea sale a flote ¿será rentable? Aquí dejo a la abogada de la que tomé revancha, para retomar lo anticipado sobre los estudios de la UNESCO que realzan a la cultura como un motor y facilitador de desarrollo humano, e insta a los lideres de las naciones del mundo a garantizarla, porque: “…el desarrollo no siempre se ha centrado en las personas. Para movilizar a la gente, debemos entender y aceptar su cultura…”. Es decir que la UNESCO recomienda a las naciones un viaje interno para fortalecer sus recursos culturales, mediante políticas que los fomenten.
Políticas de fomento
El informe da además cifras apetitosas para enganchar al lector. Recae por ejemplo, en la cinematografía nigeriana, que con cientos de títulos anuales se expande culturalmente en el continente africano, basada en un sistema de producción y distribución informal, algo similar a lo que ocurre en El Alto. El informe expone también como dato que el movimiento económico que generan las obras de Broadway en un año, equivale a la economía de algunos países. Impresionante.
Una industria cultural es un sector económico muy particular, se caracteriza por la transacción en torno a símbolos, vale decir letras, sonidos, imágenes… con el único fin de la recreación simbólica. Lo que posibilita la industria, es la “serialización” de un mismo prototipo, es decir, muchos ejemplares de una idea de película, de una prenda, de una canción, de un libro; que se traduce en muchas personas leyendo, muchas personas mirando, muchas personas vistiendo. A esto se llama el consumo cultural masivo.
Hoy en día no solo son sujeto de transacción los símbolos tradicionales, son comunes los símbolos binarios que nutren una idea tecnológica, la creación de equipos electrónicos, la idea de algún médico para mejorar un marcapaso, los creadores de aplicaciones para celulares, etc. Todo aquel que tuvo una idea y partió desde ese punto.
Por lo tanto, hay que ser poseedor de esa cultura en la cual un gobierno debe o quiere apostar. Citare a Tarija cómo un caso para ejemplo, poseedores de la actividad viticultora, emprendimientos y organizaciones privadas, viticultores, empresarios, y profesionales forman un sistema organizado que mueve ese sector ¿Se imaginan a las gestiones gubernamentales trabajando en el mismo sentido? Sin duda que la industria vinera tarijeña crecería exponencialmente, y arrastraría consigo a industrias relacionadas cómo el turismo.
Todos sabemos a que se refieren cuando escuchamos Silicon Valey, o World Trade Center, o Hollywood. Nombres que nos transportan inmediatamente a lugares donde sus actividades culturales se hicieron el alma viajera de su ciudad. No podemos negar que Hollywood significa cine porque desde niños consumimos sus símbolos, creímos en sus superhéroes, esperamos a papá Noel y Halloween. Compramos sus hamburguesas Mc, sus refrescos de cola, y publicamos nuestros datos en las nubes de sus redes sociales.
Es cierto, el grande está ganando y no necesariamente es enemigo, pero actúa como ese vecino abusivo del que no puedes defenderte porque es más fuerte, te desnaturaliza, te nubla culturalmente y hace que pienses que es el modelo a seguir. Eso además de injusto es triste y está pasando.
La importancia de un Ministerio de Cultura radica entonces, entre otras cosas, en el autodescubrimiento, el saber quiénes somos, en la protección de nuestro patrimonio, en el aprendizaje de nuestros ancestros, de su legado tangible e intangible, de su información, y en la definición de lo que queremos ser, entre varias virtudes más. Es a esto cuando la UNESCO recomienda a los líderes de las naciones del mundo, un viaje interno para la generación de políticas de fomento de cultura, para lo cual se necesita un delegado específico. El ministro de cultura.
Otros anti – indignados
Entre los cuantiosos artistas que manifestaron su repudio, están aquellos que no reconocen al ministerio como benefactor de los artistas. Pude leer a una poetisa que describía que, tras ser seleccionada a un festival internacional de poesía, solicitó una ayuda al ministerio para poder trasladarse a la ciudad sede, no recibió dicha ayuda y la conclusión de la escritora fue “el ministerio no apoya a los artistas”. El Estado no es ni debe ser el padrino del arte, si fuese así, cada persona que tenga un logro y necesite ser trasladado debería acudir al ministerio. No. Esta visión no deja de ser una autopercepción elitista del ser artista – [Hago arte, soy exclusivo, me reconocen como tal, tengo privilegios]. No. Los artistas somos obreros y obreras con un tipo de creación, por ende, tenemos derechos y obligaciones, como todos. Lo otro es la anti indignación actual amarrada a su anterior indignación. La del príncipe azul. Y debemos separar lo que entendemos por Evo, de la pérdida del ministerio, para comprender la dimensión de la derrota.
No por que el profesor no esté capacitado, la educación y su Ministerio van a dejar de ser importantes…
Como artistas deberíamos organizarnos para ejercer acción política no partidista, no militante, porque quien gobierne está de paso, y lo conseguido en materia de avance político permanece. Los cineastas se encuentran conformados en varias asociaciones, todas con el mismo norte, fruto de ello es su nueva ley de cine cuya reglamentación queda en suspenso por decirlo cinematográficamente, debido a la última ocurrencia presidencial. ¿Están los poetas organizados? Los cineastas son solo un ejemplo de tantas organizaciones que, si lograron acceder al estado para plantear sus necesidades, las cuales, en parte, fueron escuchadas y otras no. Aún queda mucho trabajo por realizar, queda pendiente la reglamentación de la ley de cine, queda pendiente la revisión de ley del trabajo para buscar un resquicio de luz que favorezca al sector, queda pendiente la ley de culturas, queda pendiente la ley de industrias creativas o culturales, queda pendiente la ley de contenidos, quedan pendientes los compromisos asumidos cómo el premio Eduardo Abaroa, el fondo de ADECINE, la cuota IBERMEDIA y otras batallas, seguro, quedan.
No olvidar que quienes gobiernan son gente que se dedica a la política y no necesariamente al arte, y que posiblemente no entienda lo que la palabra cultura significa, y menos que las industrias creativas mueven una porción significativa de la torta económica. Si no, no se explica el porque se ofrece la silla de ministro o ministra de cultura a un símbolo de integración como estandarte, por sus rasgos culturales, y no a un gestor o administrador cultural.
Sabemos que el internet abrió la puerta de una nueva conciencia. La información está a un click para que la gente mediante la experimentación convierta el dato en conocimiento. En línea se pueden ver tutoriales para todo público. Voy a rescatar un segmento para explicar el siguiente punto. Desde hace un tiempo a esta parte, los postulados de cultivo casero de alimentos han cobrado mayor fuerza, los jardines en techos, los huertos verticales y el cultivo en balcones ya no son rarezas. Los practicantes alegan a la experiencia, al sabor y a la salud como principales motivadores para practicar la agricultura en el hogar. Durante la pandemia actual circularon en redes artículos que incitan a dicha práctica, por salud y por una armonía medio ambiental. Sea la que sea la razón no suena tendenciosa. Durante la pandemia también vimos circular en redes artículos que notician la aprobación del uso de transgénicos en la macro agricultura nacional.
Otras virtudes descuidadas
Hace unos años atrás tuve la oportunidad de cubrir fotográficamente el simposio MIGA, gracias a esto pude escuchar a muchos gastrónomos de Suramérica e incluso, pude degustar sus platos. Uno de los chefs invitados era un chileno que cocinaba sus recetas, en su restaurante, con una diversidad de hongos endémicos que, en Chile, según él, abundan. Productos endémicos. En el simposio conocí también el restaurante Gustu cuyo éxito se debe, entre varios factores, a la experimentación con alimentos endémicos. El sentido de mirar hacia adentro y acudir a las bases, está adquiriendo valor entre los creadores gastronómicos, cuyo saber es fuente de poder porque revoluciona el tipo de consumo.
¿Cuánto podría crecer nuestra cultura gastronómica, con políticas de fomento al consumo de productos endémicos en nuestros restaurantes? ¿Las hay? Y si las hay ¿Qué rol va a tener una papa lisa, un chuño, un maíz en el escenario transgénico? ¿Quién va a defender el sabor del choclo sin esteroides? ¿Qué papel juega la gastronomía en el turismo? ¿Qué papel juega el turismo en los eventos deportivos o artísticos? ¿Cuánto puede colaborar un privado con el estado por el bien de la industria creativa?
Si acaso no podemos ver que todo está relacionado, no podremos ver jamás la importancia de un Ministerio de Cultura, que si, estaba deslucido y no supo comunicar la importancia de la cultura para el desarrollo y mantuvo a los creadores y artistas en el ostracismo. Hagamos analogía, no por que el educador y el educando estén a la deriva por el abandono, la educación y su ministerio van a dejar de ser importantes hasta desaparecerlos. Esto sería un absurdo, incluso ahora que su ministro (cuando era candidato), instó a la mujer a portar armas para reducir así la violencia doméstica. Digo yo ¿Acaso ese pensar no es un problema de educación y cultura? Sin embargo, ahí va la cultura pobrecita en un cartapacio cóndor a ese despacho, transitorio, dice que.
Lo del Dakar y los Kharkas, se pinta como una reducción de la expresión cultural. No crea, la corrompe.
El artícpulo es aleccionador; cuestiona y propone.Señala caminos.