El 28 de agosto de 1963, el Dr. Martin Luther King Jr brindo uno de los discursos más celebres de la historia contemporánea, para mostrar la indignación y la lucha que tenía en aquel entonces el pueblo afroamericano en los Estados Unidos. “Cien años después el negro aun no es libre, cien años después la vida del negro esta aun tristemente lisiada por los grilletes de la segregación y las cadenas de las discriminación”, decía en su potente discurso. Este fragmento reflejaba una cruda realidad de la desigualdad, opresión y desencanto de toda una comunidad, que desde su llegada a tierras americanas fue lamentablemente acribillada por los dogmas de la superioridad racial.
La muerte de George Floyd, un afroamericano que murió asfixiado en manos de la policía de Estados Unidos en los pasados días, ha conmocionado al mundo entero y ha develado que 53 años después del discurso de King, somos más que nunca una sociedad a nivel global decadente. ¿Cuánto hemos avanzado desde entonces en ese trayecto para ser mejores?; una pregunta que sin duda alguna se responde sola con la muerte de Floyd: no avanzamos nada…
Las cifras son fríamente abrumadoras y a su vez reveladoras. De acuerdo a una encuesta realizada en 2019 por el Centro de Investigación Pew, la mayoría de los estadounidenses blancos y negros concordaron en que la policía trata de manera menos justa a los ciudadanos afroamericanos, donde 63% de personas blancas y 84% de afroamericanos consultados, respaldaron a través de su percepción la crítica y tensa relación de la población negra estadounidense con la policía.
Por otro lado, la Oficina del Censo de Estados Unidos en 2018, arroja datos que muestran la gran brecha existente entre los ingresos de las familias blancas y negras de ese país, donde el margen es significativo, teniendo como promedio anual de ingresos las familias blancas 71000 dólares , frente al de las familias negras que registran una cifra de 41000 dólares anuales. Una diferencia clara y arrolladora que deja entrever implícitamente una gran desigualdad de oportunidades al momento de generar ingresos por parte de la comunidad negra.
La salud es también el talón de Aquiles de la comunidad negra en el país norteamericano, donde 9.7% de personas negras no cuentan con un seguro de salud frente a un 5,7% de personas blancas que se encuentran en la misma situación. Esta diferencia se ha evidenciado con el registro de muertes por COVID-19, donde la comunidad afroamericana tiene mayor número de fallecidos, debido a que las complicaciones del virus en pacientes negros no pudieron ser atendidas.
Como se puede notar, el caso de Floyd es solo la punta del iceberg de una serie de factores y realidades que cada día, a pesar de no ser visibles y palpables por quienes no padecen estas problemáticas, están ahí, conviviendo a nuestro lado y pasando desapercibidas por una clara decadencia de la sociedad, que ha preferido durante un largo tiempo (siglos) hacer la vista hacia otro lado antes que decir algo. Estos sucesos deben llamarnos a la reflexión, a cuestionarnos y sacar lo mejor de nosotros para evitar que cosas así continúen ocurriendo.
Martin Luther King dejo un importante legado para la humanidad y las bases de un nuevo modelo social donde todos podrían ser iguales. Hoy, George Floyd nos recuerda con su muerte que debemos seguir luchando hasta lograr condiciones de igualdad a nivel mundial, estamos a tiempo todavía de cambiar esta realidad y sobre todo de no quedarnos inertes y placidos antes estas circunstancias como simples observadores. El filósofo alemán Friedrich Nietzche decía: “si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado”; y es muy probable que sea así, sin embargo, estoy seguro que habrá valido la pena luchar por lo justo, lo correcto, por mejores días y por romper definitivamente con las cadenas de la esclavitud mental, contra esa decadencia moral y social que hiere, que no es otra que la de nuestros propios prejuicios y nuestra falta de empatía.
Muy buen articulo. Felicidades Horacio