“La Navidad, al estar ligada a un acontecimiento religioso que es el nacimiento del Niño Jesús, significa amor y estar en familia”, cuenta el líder indígena Alex Villca, sobre esta festividad cristiana.
Villca, de 42 años, pasó su infancia en San José de Uchupiamonas, disfrutando de la naturaleza de aquella comunidad enclavada en el Parque Nacional Madidi en el departamento de La Paz.
La Navidad, lejos de ser un acontecimiento comercial, era un tiempo de compartir en familia y con los miembros de la comunidad, traduciéndose en un espacio para una mayor conexión y enriquecimiento espiritual.
Una Navidad sin regalos. Alex recuerda que los regalos eran algo atípico en la San José de Uchupiamonas de su infancia. “Era rara la familia que daba un regalo, tal vez algo a los niños, pero no era común”.
Eso sí, Alex recuerda que en las semanas o días previos a las fiestas, el sacerdote que iba al pueblo llegaba con frazadas y productos de higiene como pasta dental y champú, para obsequiarlos a las familias.
«Hacíamos animalitos en arcilla y otras figuras para el pesebre»
Alex Villca
Para los niños, a veces había trompos y canicas, pero lo que nunca faltaba, era una chocolatada para compartir entre todos. El dulce sabor del chocolate se convertía en el mejor regalo para los más pequeños.
Alex cuenta que en las organizaciones de los pueblos indígenas desde hace “varios años” reúnen dinero de los emprendimiento que se dedican al turismo en la región, para que los niños uchipiamonas disfruten de aquella misma chocolatada, pero no sabe si este año será posible por la falta de recursos a causa de la pandemia.
La Navidad en el Madidi no tenía lujos, pero abundaba la creatividad.
Alex recuerda que había un tipo de árbol llamado “arbolito de Navidad” por su parecido con el típico pino navideño, el cual se convertía en la decoración más deseada por los niños. “Las familias elegían uno, lo arrancaban y lo llevaban a su casa”.
“También hacíamos animalitos de arcilla y otras figuras para el pesebre”, relata. Lejos de las típicas ovejas y vacas, los niños creaban una diversa variedad de fauna, inspirados en los animales de la región. “Cada quien ponía su creatividad”, agrega dejando escapar una risotada por el auricular.
Respecto a la gastronomía, Alex cuenta que aunque no hay un platillo común, como la picana o el pavo en la ciudad, normalmente los indígenas comen ‘dunucuabi’, un pescado envuelto en hojas de heliconia y cocinado a la brasa. Se trata de un plato tradicional en los pueblos de la Amazonía para las ocasiones especiales.
Sin embargo, Alex reconoce que cada vez se está perdiendo más esta costumbre gastronómica, con el ingreso de platos tradicionales de las ciudades o pueblos más grandes.
Fruto de aquello, cada vez se consume más pollo, elaborando platos como el picante; aunque Alex aclara que lo preparan de forma “diferente”, haciendo hervir todo en la misma olla. La yuca y el arroz no faltan en la mesa, sea cual fuera el platillo.
Aunque el aire de fiesta ya se respira en la ciudad, para los pueblos indígenas esta será una Navidad diferente. No hay tiempo para celebrar.
“Lamentablemente este año muchos de nuestros hermanos no podrán disfrutar de esa unidad familiar y de la comunidad, ya que se ven obligados a seguir en su dinámica como cualquier otro día”, dice Alex, quien agrega que esto se debe a las consecuencias económicas que ha tenido para ellos la crisis sanitaria, sumado a un “abandono constante” por parte de las autoridades.